Admito que sentí bonito cuando Kayler dijo que me iba a cuidar, en otras circunstancias le hubiera agradecido. Éste chico tiene novia y me anda diciendo que él siempre me va a cuidar, no entiendo. Además no lo conozco bien, es la primera vez que nos hablamos, solo se han encontrado nuestras miradas pero no puedo mantenerla en sus ojos por mucho tiempo porque sus ojos son tan profundos, tan... hipnotizantes. Una mirada suya y siento que lo conozco de años, me siento, como él lo dijo... protegida.
Su auto se detuvo frente a mi casa, nos quedamos en silencio un buen rato.
—Bueno... Adiós. —desabroché el cinturón y abrí la puerta. ¿Debería de darle las gracias por traerme? Al final él fue el que me metió en su coche a la fuerza. Pero, alto, yo no soy descortez.
Abrí mi boca para decir algo pero él se me adelantó.
—Un gracias por traerme sería lindo —dijo.
—Iba a decirlo. —admití.
Le di una sonrisa de boca cerrada y cerré la puerta. Mientras caminaba hacia la puerta de mi casa escuché como el motor del auto de Kayler se apaga. Me volteé a verlo. Salió de su coche y se encaminó hacia mí con sus manos metidas en sus bolsillos delanteros.
—¿A dónde vas? —pregunté, con el entrecejo fruncido. Yo no lo he invitado a mi casa.
Se puso delante de mí con una sonrisa burlona que me gustaría quitarsela de un golpe.
—Te acompañaré... —se cruzó de brazos—Yo que tú estaría brincando de la emoción. ¿Sabes cuántas chicas matan por una mirada mía? —dijo arrogante. —Da gracias, Carolina, da gracias. —caminó hacia la puerta y la abrió, entrando como Pedro por su casa.
—¡Pero yo no soy esas chicas, idiota.! —espeté, caminando atrás de él.
Lo encontré fijándose en cada cosa que tenía mi nueva casa. Dejé la mochila en el sofá y me quedé de brazos cruzada observándolo. Se detuvo frente a los cuadros que mamá colgó ayer.
Frunció el ceño como recordándo algo.
Qué estará pensando el idiota irritante. Lo recorrí con mi mirada de pies a cabeza, de perfil se mira mucho mas guapo el estúpido. Sí que está bueno. Lastima que sea un tarado, mujeriego.
—¿Quién es él? —preguntó de pronto.
Sacudí mi cabeza y me acerqué a él. Estaba mirando una foto mía de cuándo era pequeña, estaba sonriendo y el brillo en mis ojos sólo significaba una cosa "felicidad total". Estaba mamá y mi papá.copy right hot novel pub