Sábado.
Día de la fiesta en casa de Caleb que, por supuesto, no voy a ir. No iré porque es obvio que estarán todos los chicos populares del colegio, y las populares obviamente. No encajo allí. Prefiero estar sola en mi casa viendo un maratón de algo, comiendo palomitas. Quizá pida una pizza.
El día de hoy la pase organizando las cosas que faltaban por ordenar. Colgué algunos cuadros restantes, limpié la casa, saqué la basura y esperé a mamá. Que hoy vino en la tarde, como a eso de las tres.
Yo ya me siento bien. Me tomé dos pastillas que me dio ayer la enfermera y creo que han hecho efecto. Mas al rato me tomaré dos más. Estaba mirando la televisión en pijama. Eran mas o menos las siete y media. La música se escuchaba algo fuerte, y eso que no estamos tan cerca. Nos separa un gran lago. Desde la ventana de la sala que está a la par del televisor puedo observar la casa. Desde aquí se mira algo pequeña. Las luces de todos colores la iluminan. Puedo observar a varios coches estacionandos y a varias personas afuera tanto como adentro. En el balcón.
Pero en donde ya debe de estar lleno es en la sala de su casa.
Ayer se fue sin decir nada más. ¿Qué es lo que me oculta Caleb? ¿será algo grave?. Él y su manada de patanes—porque son patanes y mujeriegos—de seguro que esconden algo. Tal vez sean unos asesinos en serie, o unos secuestradores de chicas. Hay muchas opciones.
La luna estaba más brillante que nunca, se reflejaba en el agua. Pero no me gustaría salir de noche, otra vez, no vaya a ser que los lobos anden rondando por aquí de nuevo. Me recorrió un escalofrío apenas pensé en eso.
Lobos.
Cómo pude permitir que mamá viniera a esta ciudad tan... Desconocida para nosotras. Y pensar que en esta misma casa vivía el chico a quién mataron en este mismo bosque. Quizá él se sentaba en este mismo sillón a contemplar la luna, sin saber que un día esos animales lo iban a despedazar. Porque estoy segura de que fueron los mismos lobos que me quisieron matar.
El timbre de entrada me saca de mis pensamientos y me hace ponerme en alerta. Me quedo quieta. ¿Y si quieren hacer lo mismo de la vez pasada? No, esta vez no caeré. Pero hay algo que me inqueta, ¿quién tocó a mi puerta el día en que casi me matan? Era una persona obviamente y, además, yo la miré correr en el bosque y esconderse, ¡hasta gritó!.
Otra vez vuelve a sonar el timbre. Mamá se acostó temprano porque estaba cansada. ¿Y si abro? ¿y si es el lobo?. Descarté eso último definitivamente porque el lobo no va a venir a tocar a mi puerta para decirme que me va a matar.... ¿o si?.
Me levanté del sofá y caminé despacio a la puerta.
—¿Quién es? —pregunté, sintiendo mi voz temerosa.
Si esta vez no responden no abriré.
—Soy Lanor.
Pude respirar con tranquilidad al escuchar la voz de Lanor. Me apresuré a abrir la puerta. Allí estaba él, vestido super bien. Admito que Lanor está bueno.
—Vengo por ti. —sonrió de lado.copy right hot novel pub