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El sexy chico Alpha es mi mate (COMPLETA)

42

Me quedé quieta, escuchando las palabras de Mill ¿iba a venir? ¿Carla y Vanesa también? No puedo creerlo, y justo ahora ¿porqué mamá los llamó? Tendré que hablar muy seriamente con ella, odio que no consulten una decisión como ésta conmigo.

—¿Katalina, estás ahí? —la voz de Mill me sacó de mis pensamientos.

—Sí, —susurré, caminando hacia el auto de Clarie y sentándome en el asiento del copiloto.

Clarie encendió el auto.

—Viajamos casi todo el día, joder, sí que es largo donde vives, pero ya estamos cerca. Creo que llegaremos para el anochecer.

Tragué grueso.

—Claro, aquí los espero.

Corté.

En este preciso momento no estoy para recibir visitas, pero son mis amigos, no les puedo decir que no. Tendré que dejar mis pShanes de lado y recibirlos con la mejor de mis sonrisas.

—¿Era Caleb? —preguntó Clarie. Ya estábamos saliendo del pueblo, buscando el camino a mi casa.

—No, —contesté de inmediato, mirando por la ventanilla. —Era Mill. Mamá los invitó a pasar la semana aquí y están por llegar.

—Wow, eso es increíble —musitó. La miré mal—. Digo, es repentino, justo ahora con todo lo que está pasando —se retractó.

Respiré profundo mirando el camino. Me acordé de Caleb, de esa chica que llegó hoy, ni siquera se molestó en decirme quién era, qué significaba para él, me dejó pensando cualquier cosa, sabiendo cómo soy.

—No me imagino cómo se pondrá Caleb, con lo que pasó hace rato en Jhonson. No le gustará para nada. Y menos si duerme en tu casa. —dijo, y no me está ayudando en nada, en serio.

—Clarie, eso no ayuda. Además, él está con Alexa y no le reclamé ni nada. —me encogí de hombros, restándole importancia.

—Alejandra —corrigió.

Abrí la boca para decirle algo pero luego la cerré, no quería discutir.

***

Al llegar a casa lo primero que hice es dejarme caer en el sofá, Clarie se había ido diciendo que nos veíamos mañana en el colegio y que llevara a los chicos a conocer la preparatoria y la ciudad, que después del colegio podríamos venir aquí y bañarnos en el lago para después, en la noche, hacer una fogata y estar todos juntos platicando de cualquier tontería. Creo que ella ya lo pShaneó todo muy bien. De todas formas no suena tan mal.

Me puse de pié y me dirigí a la cocina, abrí la nevera y saqué un jugo de caja, bebí dos sorbos y cerré la puerta. Pegué un grito ahogado al ver a Caleb de brazos cruzados arrecostado en la pared. Siempre me asusta.

—¡Me asustaste! —chillé. Ocultó una sonrisa—. ¿No sabes que no hay que asustar a una chica que acaba de ingerir algo? —repliqué.

—Ahora sí. —respondió y se acercó a mí. De inmediato me puse nerviosa. Llevaba unos vaqueros negros y su típica chaqueta negra. ¿Es que no puede usar otro color que no sea blanco o negro?.

—¿Cómo entraste? —cuestioné, dando un paso hacia atrás.

—La puerta estaba abierta —respondió—. Y tú y yo tenemos que hablar.

Me tensé de inmediato.

—Sí, me parece bien... Empezando por Alejandra, por ejemplo —me arrepentí al segundo de haber dicho eso. Va a pensar que estoy celosa y no quiero que piense eso.

—Como quieras —sonrió juguetón y satisfecho, como que sabía que iba a preguntar eso—. Quiero a Alejandra. Es muy importante para mí.

Sentí algo dentro de mí, como algo apunto de romperse. Parpadeé varias veces y lo miré directo a los ojos. Oculté el nudo en mi estómago y abrí la boca para decirle algo, pero de pronto las palabras no querían salir de mi boca.

—Q-que bien. —tartamudeé.

Su sonrisa se hizo más ancha.

—¿Sabes porqué? —cuestionó.

—No y no me interesa —aparté la cara.

Caleb elevó mi barbilla para que lo mirara.

—Alejandra es mi hermana, Katalina —confesó.

Sentí algo parecido a alivio y a confusión ¿hermana? Entonces ¿dónde ha estado todo este tiempo? Noté como sonreía, entonces di pasos hacia la sala, él me siguió.

—¿No dirás nada? —preguntó.

Me senté en el sofá a pensar.

Su hermana. Y yo me porté tan mal.

—No tengo nada para decir —respondí. La verdad estaba con un poco de mal humor. Éste día ha sido tan pesado y aún no termina.

—Pues yo sí tengo algo para decir. —se sentó a la par mía—. No vuelvas a dejar que el imbécil de Lanor se te acerque, y mucho menos que... —apretó los labios—.copy right hot novel pub

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