Lo de la última vez fue un accidente.
Pero esta broma lo dejó a este hombre tan fastidiado que todos los días estaba pensando en ella.
El hecho de que fuese un accidente significó que ella no le estaba insinuando nada, además en ese momento los dos no tenían ninguna relación, ¿cómo era posible que ella le hubiera dado ese tipo de insinuación?
Pero Simón se lo malinterpretó, empezó a inclinarse, y sus labios le rozaron el cuello como si lo hiciera intencional o involuntariamente, el calor entre los dos parecía haberse vuelto un poco sofocante.
La mano que sostenía su cintura de repente se movió hacia arriba, y luego Xenia se dio cuenta de que Simón respiraba muy rápido.
Xenia parpadeó nerviosamente y abrió la boca inconscientemente.
-No, para, por favor ...
Sin embargo, los labios de Simón seguían acercándose a los suyos.
¡Bang!
-Señor Simón, me olvidé de decirle que ...
Justo cuando Xenia estaba tan nerviosa que le temblaban las piernas, de repente la puerta de la oficina se abrió y Giuliana entró mientras hablaba, pero lo vio todo con la boca abierta.
Ella abrió bien los ojos con incredulidad.
¿Qué vio ella?
¿El Señor Simón que trataba a las mujeres como si todas fueran malas, ahora... estaba besando a una que se encontraba entre sus brazos?
Tan pronto como Xenia escuchó la voz de Giuliana, cambió de expresión drásticamente, e inconscientemente le empujó a Simón con fuerza y se tambaleó hacia atrás unos pasos antes de afirmarse en los pies.
Simón, quien fue empujado por ella mostraba una insatisfacción intensa en sus miradas, por lo que frunció el ceño y miró a la que irrumpió con una expresión impasible y le preguntó,
-¿Por qué no llamas a la puerta?
Giuliana se quedó sin palabras.
Se quedó atónita durante unos segundos, se disculpó y luego se retiró.
Xenia se hizo a un lado muy avergonzada porque no quería que los demás supieran esto, y menos a Giuliana que le estaba pillando con las manos en la masa. De hecho, siendo una pareja, era normal que se besaran, pero si unos conocidos se enteraran, uno se sentiría avergonzado.
Se mordió los labios con las manos cruzadas, ¿cómo se enfrentaría a Giuliana de ahora en adelante?
Cuando estaba enredada, Simón le dijo.
-Venga.
-¿Qué?
Simón no cambió de expresión.
-Continuemos.
Dijo sin pensar mucho,- Giuliana ya lo sabe todo, ¿todavía estás de humor?
Al verla que no se movía, Simón se le acercó con los labios ligeramente cerrados, le pellizcó su barbilla con una mano e iba a besarla, en ese momento un fuego abrasador surgió en el corazón de ella.copy right hot novel pub