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Gea: Por siempre el deseo del alfa Eros.

Capitulo 5.

Sus ojos estaban fijos en la figura a través del espejo, ¿Qué estaba pensando al decir eso? El impulso no es bueno. Sus pensamientos se disiparon al escuchar un toque en la puerta.

—Adelante —Respondió ante el llamado. Era su hermano Jake. Esta sonrió al verlo estar ahí de pie, este entró complemente a la habitación dirigiéndose directo a la cama ella lanzándose.

—¿Me vas a contar lo que pasó? —Este fue directo al punto fijando su vista en ella.

—No quiero hablar de ello, ¿No irás a la fiesta? —Le cambió el tema de inmediato, ignoró su pregunta a la cual le tenía muy buena respuesta.

—Dime ya lo que pasó Gea, ¿Quieres que se lo pregunte yo mismo al alfa o qué? —Los ojos de ella se habían abierto como platos, su hermano se dio cuenta que había dado en el clavo. Su expresión se reflejaba a través del espejo.

—¿Seguirás insistiendo? —Soltó con un bufido. Su hermano era experto en insistir hasta llegar al punto de querer odiarlo, era amante del chisme.

—Sabes que sí pequeña —Habló este. Ella sabía que cuando la palabra "pequeña" salía de sus labios significaba que sí quería saber, que no se rendiría y que haría cualquier cosa por solucionarlo con ella.

—Le dije a Risse la verdad sobre el anillo—Este no cambió su expresión y siguió mirándola fijamente. Esperaba más.

—¿Solo eso? —Preguntó él.

—¿Cómo que solo eso? —Preguntó esta incrédula.

—Llegaste a la casa diciendo que te querías ir, ¿Solo porque le dijiste que el anillo tenía el poder de ocultar lo diferente en ti? —Esta lo miró extraño.

—¿Acaso no sabes que soy...? —Detuvo sus palabras, ¿Él no lo sabía? No lo podía creer, la vida le estaba jugando una muy mala pasada.

—¿Qué eres qué? —Dijo este confundido. Levantó su cuerpo de la cama yendo hasta donde su hermana —¿Qué ibas a decir?—Preguntó este nuevamente pero no recibió respuesta de ninguna.

—Olvídalo, ya tengo suficiente con que la manada me vea como una rebelde —Dijo esta agotada del mismo tema.

Luego de que ella llegase a su casa y dijera aquellas palabras sus padres se alertaron, ¿Acaso estaba loca? Pensó Alice su madre, mientras que su padre no pudo escuchar ni opinar ya que no estaba en casa. Su madre intentó hablar con ella varias veces pero esta se negó. Una hora después de estar encerrada en su habitación llegaron Gray, Darwin y Risse pero esta también se negó a aceptarlos.

—Sabes que siempre estaré aquí para lo que necesites, Gea, eres mi pequeña —Esta sonrió abrazándolo. Ambos se dieron un cálido abrazo.

—Lo sé. —Respondió ella ante sus palabras, él se aferró a su cuerpo con melancolía, quiso poder sentir el olor que ella desprendía, quiso poder aquel olor que pocas veces logró poder oler. Su olor a lavanda, a bosque, a casa. El olor que estaba sobre ella y que lo había vuelto loco cuando ella era pequeña.

—Ahora aléjate de mi —Soltó este con su tono pesado como siempre. Antes de salir de la habitación de ella corrió hasta su cama tomando uno de sus osos de peluche, mismo que él le regaló.

—¡Ey! —Gritó esta con una sonrisa tratando de alcanzar su cuerpo, él era habilidoso, no era de esperar menos. Era un lobo, también un guerrero.copy right hot novel pub

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