Capítulo cuarenta y nueve
—¿Len? —susurro sintiendo como mi corazón empieza a doler poco a poco.
Él retrocede dos pasos chocando conmigo y gira su cabeza hacia un lado de su hombro, sus ojos rojos cambian drásticamente a negros y sus labios se curvan ligeramente hacia arriba.
Te quiero.
Su voz se escucha como un eco en mi cabeza y lentamente veo como cae al suelo con una daga de plata clavada en su pecho.
Mi corazón deja de latir al instante que su cuerpo da un largo suspiro y poco a poco empieza a cerrar los ojos.
No.
No... No...
No, no, no...
Esto no puede estar pasando.
Me tiro a su lado y lo atraigo a mi cuerpo con cuidado, veo la daga y vuelvo a sus ojos negros que lucen apagados. Mis labios empiezan a temblar por la presión que siente mi corazón y las lágrimas empiezan a correr como gotas de lluvia por mis mejillas.
Levanto la mirada aún viendo como la estúpida de Laia sonríe victoriosa con lo que ha hecho y mi rostro se dirige a Yannick expectante a la situación —¡¿QUÉ ESPERAS PARA MATARLA O ES QUÉ TE TENGO QUE ENSEÑAR CÓMO MATAR A ALGUIEN?!
Mi hermano parece reaccionar con mis gritos y de un solo movimiento la aprisiona contra un árbol, sus garras entran como cuchillos en su pecho y jala fuerte hacia afuera trayendo consigo el corazón de la estúpida loca.
Esta cae a la tierra sin vida y Yannick tira a un costado lo que le arrancó —eso es por meterte con los Dhall.
Zuani, Hert ya no me contesta.copy right hot novel pub