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La Gran Sultana

Viktor

¿Qué son esos?- Murmuro señalando los chupetones que Mera tenía en su cuello bastante notables, habían sido hechos justo donde el cuello se juntaba con el hombro y la clavícula. Era obvio que Jesin lo había hecho a propósito para que todos pudiesen ver los chupetones incluso si Mera intentase ocultarlos, aunque ella ni lo intento

- Oh, son chupetones que me dejó Jesin hoy día en la mañana- Dijo ella tranquila soltándose del agarre del húngaro y frotando ligeramente su cuello, el recuerdo de Jesin dejándole esas marcas porque estaba celosa le encantaba, el sentir el fuerte cuerpo de su esposa atrayéndola hacia sí mientras dejaba besos húmedos y chupones en su cuello hacía que deseara subir lo más rápido posible a esa carroza para ir a sus brazos

- Dios, es una bestia- Dijo Viktor enfadado por las marcas de Mera, a lo que ella de inmediato achino los ojos en advertencia ¿Bestia su Jesin? ¿Podría una bestia hablar con tanta pasión sobre las estrellas? ¿Podría una bestia llorar de felicidad cuando nació su hija o de preocupación cuando su vida se puso en riesgo? ¿Podría una bestia amarla con la misma intensidad que lo hacia su esposa? ¿Podría una bestia enamorarla con solo mirarla a los ojos? No, su Jesin no era una bestia, aunque en la cama a veces podría ser algo bruta- Mira que hacerte semejante barbaridad, es una idiota ¿Cómo se le ocurre hacerte algo así?

- No le hables así a mi esposa y tu Sultana- Dijo seria, no aguantaría ni una clase de insulto hacia su mujer, y menos sus guardias que tomaron a Viktor de los hombros y lo lanzaron hacia atrás haciendo que callera. Mera quiso acercarse para ayudarlo, parecía que el golpe había sido fuerte y Viktor no se levantaba pero la mano de Daniela le detuvo

- Si tan bueno se cree para ser guardia se levantara solo- Le dijo su amiga soltándola- Y si lo noquea ese empujón, no merece ser un guardia ni ahora ni nunca- Dijo como ultimátum. Mera se quedó ahí, mirando como Viktor poco a poco se levantaba con esfuerzo- Si eso llego a dolerte, no comprendo cómo te haces llamar soldado- Dijo esta vez en voz alta para que Viktor la escuchara. Tajmen de inmediato se puso en posición de defensa en caso de que al húngaro le diera por atacar

- Estoy bien- Bufo el húngaro levantándose mucho más rápido, como si nunca lo hubiesen empujado- Mera, lamento dirigirme así hacia tu esposa pero esos chupetones son inaceptables para una dama- Intento explicarle, pues en Hungría estaba mal visto que mujeres de altos puestos tuviesen chupetones, se ponía en juego su reputación- Puede que a tu familia no le guste

- Mi única familia es la que está en el palacio Viktor, mi madre hace tiempo se alejó y mi hermano está luchando en tierras extranjeras en nombre de mi esposa- Dijo Mera sabiendo lo que pensaba Viktor pero su reputación nunca se pondría en juego, no cuando salía del palacio así, lo único que haría sería despertar la envidia de mujeres casamenteras que siempre estaban intentando seducir a su mujer

- Entonces tu hermano se enfadara al llegar de la batalla, es su deber como hermano cuidarte…- Mera lo interrumpió riendo, si Kotem estuviese aquí, ya se habría reído hace rato sobre su situación, además de retarle por pasar tiempo con personas que no son de confianza

- Se perfectamente que si él hubiese visto mi cuello, estaría divertido con la situación. Mi honor y mi reputación no están en juego Viktor- Intento explicarle pero ¿Cómo hacerlo a alguien que no está acostumbrado a su Sultana? Aún había personas que seguían esperando que Jesin se parezca a Murad II tomando mil y un esposas y teniendo 20 hijos o más. Jesin había cambiado la forma en que eran los gobernantes- Mi vida es al lado de la Sultana, si ellos me ven con el cuello lleno de chupetones no pensaran mal

- ¿No lo harán? Eres una mujer de la alta sociedad Mera, pensaran que tienes un amante

- No Viktor, lo primero que se le viene a la mente es que puede que haya un heredero nuevo en camino- Mera se sonrojo un poco ante eso, pues es lo que quería, quedar embarazada de nuevo, no había ninguna guerra en el horizonte y nadie molestando internamente, tal vez algunos ataques pero la seguridad estaba ultra reforzada. Era el mejor momento posible para tener un bebe y Jesin podría pasar el embarazo con ella y Daniela esta vez. Rio un poco, de nuevo los embarazos de ella y Daniela estarían sincronizados

- ¿Por qué pensarían aquello…?

- Jesin es algo bruta en la cama- Dijo esta vez Daniela mientras aceptaba la varilla de carne que Tajmen le ofrecía, su bebe estaba pidiendo mucha comida por alguna razón y estaba más que feliz de complacerlo, aunque solo tuviese casi tres semanas, su bebe ya estaba pidiendo alimento- Eso es casi de público conocimiento

- ¿Por las prostitutas con quien se acostó?- Viktor no lo dijo con mala intención pero aun así casi recibe un golpe y sus instintos le hicieron agacharse, al levantarse se dio cuenta que quien le había tirado el golpe había sido nada más y nada menos que Mera- ¿Por qué hiciste eso?- Intento acercarse pero una pared de guardias lo alejaron de nuevo de la primera esposa

- Jesin perdió su virginidad conmigo en nuestra noche de bodas- Dijo Mera luciendo ya algo enojada, odiaba cuando alguien dudaba de la fidelidad de su esposa, cuando ella había rechazado a cientos de mujeres por ella y Daniela- Mi esposa no ha vuelto a acostarse con alguna mujer que no fuese Daniela o yo, así que más te vale que te arrepientas de tus palabras o nos iremos de inmediato

- Lo siento Mera, de verdad lo siento, no lo dije con mala intención- Dijo Viktor arrepentido, no deseaba que Mera se fuera, pasó un día bastante malo cuando ella no fue a verlo al puesto de guardias y ahora que volvía a verla se sentía mal, porque el cuello de Mera era el firme recuerdo que aquello hermosa y buena mujer de buen ver estaba casada, con nada más y nada menos que la Sultana del imperio, además de haber dado a luz a su princesa y futura Sultana

- Es de conocimiento público porque al casarnos, comúnmente tenía problemas al caminar, debido a que era virgen y no estaba acostumbrada- Dijo Mera algo sonrojada, hoy en día ya no tenía esos problemas y caminaba con normalidad después de hacer el amor con su mujer, aunque cuando lo seguían haciendo muy seguido, si le dolerian las pierna un buen rato- Lo mismo pasó con Daniela cuando se casaron

- Al ver los chupetones en el cuello de Mera, la gente piensa que está haciendo un nuevo heredero, nada más. En realidad hasta se pondrán felices ya que solo hay dos herederos en este momento- Dijo Daniela terminando de comer su varilla, ya había comida y había disfrutado de ver los celos ocultos en el semblante de Viktor, oh, el hombre lo escondía muy bien pero ella había vivido toda su vida viendo lo doble cara que eran los hombres que había aprendido a ver entre las murallas que ellos ponían. Podía ver lo que sentían solo observando su rostro y aunque Viktor lo ocultara con toda su alma no podría ocultar aquellos celos de ella

Esa era la razón por la que Jesin le pidió que fuese la última prueba de los guardias, no importaba cuánto intentara ocultar sus intenciones bajo máscaras bien hechas, sus rostros no podían ocultar todo lo que pensaban y los planes malvados eran los más difíciles de ocultar ante sus ojos color ámbar. Daniela veía entre máscaras después de estar rodeada de ellas toda su vida.

- Debemos marcharnos Mera, deseo ver a mi pequeño Badir. Estoy segura que estará jugando con Nasra y que Jesin ya habrá terminado su reunión- Dio Daniela por finalizada la conversación y se sentó bien, sabiendo que la perspectiva de quedarse a solas con Jesin seduciria a Mera para que acabe esa ya molesta conversación, Daniela había visto lo suficiente

- Es cierto, ya es tarde- Dijo Mera subiéndose al carruaje con ayuda de Berk y Tajmen, que traía esta vez una bolsita con dulces para Daniela, su deber como guardia era proteger a Daniela y cuidarla, también incluía al pequeño retoño en su vientre que pedía comida a cada momento. Daniela recibió los dulces como una niña- Adiós Viktor

- Vendrás mañana ¿Verdad?- Preguntó el húngaro esperanzado, tal vez mañana podría arreglar las cosas con ella

- Me temo que no, esta noche partiré a Francia con mi esposa, es la coronación del rey Carlos y como su mayor aliado, mi esposa debe ir a dar sus saludos y yo deseo estar a su lado- Dijo ella ya cuando Berk cerró la puerta del carruaje y dio la orden de partir, dejando a un Viktor con el corazón roto e hirviendo en celos

A pesar de que sabía desde un principio que aquel amor que sentía su corazón hacia la mujer más hermosa que sus ojos se habían posado y de un corazón tan grande como la luna no era correspondido, incluso sabía que no estaba a su alcance aunque estuviese soltera, ella venía de una familia poderosa de Edirne, la antigua capital otomana y él era solo el hijo de un campesino pero su corazón era terco como una mula vieja y latía desenfrenado cada vez que veía a Mera llegar a su puesto de guardias. Pensaba que tal vez la mujer estaba también sintiendo aquello tan hermoso en su corazón por él y que por eso venía tan seguido a verlo

Pensaba que al aceptar cada una de sus salidas, estaría haciendo un espacio para él en su corazón, que tal vez lograría convencerla de huir, de tomar su mano como dos amantes enamorados y salir de aquel imperio de una vez por todas, el trabajada de todo antes de ser guardia, podría ser cualquier cosa con tal de mantener a aquella hermosa mujer y a sus futuros hijos. Eso era con lo que fantaseaba cada noche en su catre, soñaba que estaba en las montañas de su amada tierra, en una cabaña construida por él mismo. Él estaría trabajando la tierra para hacer un buen cultivo y tener para el invierno mientras que su amada Mera estaría en la cabaña cocinando la cena con sus hijos a su lado. Viktor se imaginaba con 3 hijos, dos varones fuertes con los ojos de su madre ayudándole a cavar mientras una pequeña rubia ayudaría a su madre a hacer la cena

Pero esos sueños se los llevaba el viento cuando observaba el amor que transmitía Mera hacia su esposa, cada vez que hablaba de ella o de su hija en común sus ojos relucían como dos diamantes en la oscuridad llenos de un amor infinito, le contaba cómo la conoció cuando ni siquiera era la princesa heredera, sino que solo la primogénita y seria la futura visir de Mehmed, le contó sobre el misterio que la rodeaba pues casi nadie conocía de su apariencia, sino que tanto ella como su hermano fueron más instruidos desde pequeños para ser grandes líderes. Le hablaba con un rostro de amor impresionante cuando le propuso matrimonio y cuando se casaron, relatando todo con un lujo de detalles que hacían que Viktor se lamentara

Al hablar de aquel día Mera parecía brillar, diciendo cuanto había adorado su boda, llena de personas importantes y su familia, caminando con un vestido de color rojo y una tiara en su cabeza, velas por todo el lugar y su esposa esperándola con el sultán, Mera cerraba los ojos y recitaba sus votos matrimoniales de una manera tan profunda que Viktor deseaba con toda su alma que hubiese sido a él quien se los recitara

¿Por qué la Sultana había llegado antes que él?

No podía evitar odiarla, era imposible no hacerlo

Viktor ansiaba tener a la mujer que estaba su lado, la Sultana lo tenía todo, tenía oro, tenía joyas, un ejército de soldados tan leales que no permitían ni el más mínimo insulto o burla contra ella, tan poderoso que hizo que su reino fuese derrotado en tiempo record y por sobre todo, tenía la familia que Viktor soñaba ¿Cómo osaba tener dos mujeres? ¿Cómo pudo casarse con aquella española cuando tenía a Mera y eso era suficiente? ¿Acaso su ego era tan grande que necesitaba a otra mujer cuando Mera era el diamante más hermoso que este mundo haya creado?

No podía evitarlo, el odio que sentía hacia la Sultana era inmenso, porque ella tenía lo que Viktor soñaba y anheladacopy right hot novel pub

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