Modo oscuro
Idioma arrow_icon

La Gran Sultana

Miedo

Que bien se siente despertar así, aquella maldita ropa negra de lencería (Porque estoy segurísima que esa maldita tentación llamada ropa es lencería) estaba tirada por algún lugar de la habitación hecha pedazos, porque literalmente me había lanzado a comerme a Mera, intente negarme, lo juro por mis hijos que lo intente pero mi mujer puede ser fuego puro cuando lo desea y yo caí redondito en su tentadora trampa, dioses del Olimpo

Acariciaba la espalda de Mera con cariño mientras pensaba en lo de anoche, quería seguir enojada, de verdad lo deseaba porque no es normal que tu esposa de casi 3 años de la nada te ignore sin decirte la maldita razón por 3 semanas en las que sale cada bendito día a encontrarse con un maldito húngaro que la secuestró con anterioridad y la pasan todo el día juntitos caminando por el mercado dejando de lado a su familia…. Ya volví a enojarme, uff, que bien. Suspire profundo intentando que el enojo espontáneo que nació en mí al recordarlo no me llenara o me cegara, ya que si me dejaba llevar seguramente intentaría beber o hacer ejercicio, apenas va a amanecer y no eh dormido nada así que no sería bueno que bebiera a esta hora ya que no puedo hacer ejercicio sin despertar a Mera

Volví a respirar hondo y me levanté, tomando ropa del armario para bañarme, pase por los restos destruidos de la lencería y mi ropa que mande a volar o que Mera quito desesperada. Cada paso que daba en aquella habitación era un recordatorio de lo que habíamos hecho anoche y sé que como la esposa de Mera tengo todo el derecho del mundo a acostarme con ella, más aún si ella es la que me seduce y está de acuerdo pero no podía evitar sentirme… Mal

Al llegar al baño entré de inmediato a la tina que parece piscina y me relaje, intentando saber porque me sentía tan sucia por lo que había hecho en la noche. Había hecho el amor una y mil veces con Mera, muchas más cuando intentábamos tener a Nasra, conocía su cuerpo al revés y al derecho, había tocado cada centímetro de aquella tersa piel blanca, conozco a la perfección los lugares secretos que la hacen gritar de placer y poner los ojos en blanco sin poder reaccionar. Se perfectamente que decir en su oído para llevar al éxtasis sin ni siquiera tocarla. Le había enseñado a hacer el amor, pues ella no tenía ni idea en un principio y la había visto aprender con el prueba y error conmigo, averiguando que me gustaba y que no. Era algo que solo nosotras dos sabíamos de la otra

Ese pensamiento me hizo darme cuenta de lo que pasaba y porque sentía un nudo tan grande en mi garganta a pesar de la fantástica noche que había pasado

¿Y si ya no era la única?

¿Y si alguien más había tocado aquel hermoso cuerpo de ángel además de mí?

Trague saliva pero mi garganta estaba cerrada por el miedo, no miedo a la muerte, lo deje de tener hace años, tampoco miedo a la guerra, la disfrutaba más de lo que me gustaría admitir. Por primera vez tendré que admitir que tengo miedo a que me deje, a estar sola sin Mera, sin Nasra, sin Badir y sin Daniela cuando ya me había hecho tan dependiente de su amor y compañía, no podía imaginarme una vida sin ver la sonrisas de mis hijos o no tener los besos de las mujeres que amo. No podría soportarlo, no podría soportar escuchar como Nasra o Badir le dicen “Papá” a alguna persona que no sea yo, Ver a Daniela con otro hombre. No aguantaría ver a Mera besar a otro cuando yo estoy sola y suplicando por su amor, me moriría al verlo

¿Y qué pasa si ya lo hizo? ¿Y si esos labios que me dieron placer en la noche, ya le dieron placer a otro? ¿Y si esos dedos que acariciaban mi rostro con ternura ya han acariciado a alguien más? ¿Y si ya no soy dueña de su corazón cuando ella aún es la propietaria del mío?

Sentí húmeda mis mejillas, estaba llorando de nuevo, cada maldita vez que he llorado en este tiempo ha sido por Mera o relacionado con ella y ahora ya de verdad no sé qué hacer, cada segundo que paso me la paso pensando si de verdad somos 3 en esta relación y yo no estaba ni enterada. La confianza que le tenía a Mera era inquebrantable, no me importaba lo que decían de ella yo siempre le defendería pero ¿Y ahora? ¿Y si solo trataron de advertirme y yo cegada por mi amor no presté atención? No sé qué creer, no sé en quien confiar y tengo tanto miedo de perder al amor de mi vida que la incertidumbre me destroza el corazón de una manera que había olvidado

La última vez que llore por un amor, fue cuando murió Ángela, porque ella era mi todo, la persona con quien quería tener hijos, con quien quería casarme y tener una familia, con quien compartiría sueños e ilusiones, era la persona con quien estaba destinada y me la arrancaron cuando al fin era feliz. Al menos los destinos me dejaron ser feliz mucho tiempo al lado de Mera, pero como siempre jamás puedo tener a la chica para mí, siempre habrá algo que me impida tener ese feliz para siempre que he soñado toda la vida, cada paso que dé, habrá alguien listo para empujarme y hacerme retroceder otros 4

¿No puedo ser feliz acaso?

¿Qué hice mal esta vez?

Le di mi más absoluta atención, nada en mi vida era más importante que ella y no importaba si estaba muerta de cansancio o con todos los problemas del imperio encima, siempre le daba mi atención. Le di todo lo que desease, cada gema y cada vestido que su corazón quiso, cada instrumento en que posó sus ojos con deseo, Me case con una completa desconocida porque ella me rogó que lo hiciera a pesar de que yo no quería hacerlo, le di una hija cuando ella me lo pidió, le di incluso trabajo a ese maldito húngaro cuando yo lo único que quería era matarlo por haber secuestrado a mi mujer. Según la ley otomana, el que ataca a un guardia real merece la pena de muerte, pero ese bastardo sigue respirando gracia s a que Mera me convenció de mantenerlo vivo

¿Qué quiere que haga? Se lo dije aquel día en que discutimos, se lo pedí de rodillas en el suelo que me dijera que deseaba, que yo haría todo lo que ella me pidiera ¿Por qué no me pidió ahí su libertad? ¿Por qué engañarme?

Si me hubiese pedido el divorcio, con todo el dolor del mundo lo habría hecho, aunque me estuviese matando por dentro cada segundo que pasara desde aquel día, yo lo habría hecho, porque la amo y su felicidad es lo más importante para mí. Le habría dado su libertad para que amara a quien quisiera y los recursos para no depender de nadie más que de ella misma, sin dudarlo ni un segundo. ¿Por qué ahora me llego a enterar que no me quieres en tu vida, Mera?

Dime la verdad joder, dime a la cara que no me amas, que ya no sientes nada por mi más que lujuria, que o deseas tener otro hijo conmigo y que quieres el divorcio pero dímelo, no te quedes callada dejándome morir en mis malditas inseguridades porque eso me duele más. Dime que ya no me amas y yo juro por mi honor que no te pondré peros en el divorcio, que haré lo que este en mi mano para que seas feliz aunque no sea a mi lado, pero dímelo por favor, porque no aguanto dormir a tu lado sospechando que alguien más también lo está haciendo, me vuelvo loca de solo imaginarmelo

Me duele, me duele pensar que solo soy una diversión, que las palabras de Mera estén vacías, que ya no sea la dueña de su corazón y que cada vez que me diga te amo sea completamente falso, que me diga que sus labios son míos cuando alguien más la está besando. Me duele porque parece que de nuevo soy quien sobra en la habitación, la que se interpone en el maravilloso amor de otras personas, la novia molesta de la protagonista del cuento que todos esperan que desaparezca para que la pareja principal se haga realidad. La mala de la historia que evita el amor

Siento rabia, siento dolor, siento miedo pero, por sobre todas las cosas, siento tristeza

Porque temo soltarme de Mera, temo que si la dejo libre ella salga corriendo a ser feliz con otro y yo quede aquí en este inmenso castillo sola y con el corazón roto rezándole a todos los dioses para que ella sea feliz

¿Por qué nunca la que es feliz soy yo? ¿Por qué siempre soy la villana? El personaje que todos odian, la antagonista de la hermosa historia de amor ¿No puedo pedir ahora ser feliz? Cada vez que me engañaron o me reemplazaron, sentí que la mala del cuento era yo, que todos esperaban que termináramos para que ellos sean felices, como si ellos ya supieran de un principio que no íbamos a ser felices. Y cuando al fin fui feliz, cuando encontré al amor de mi vida, resulta que yo no lo soy en la suya. Estoy tan acostumbrada a tener el corazón roto que pensé que no podría romperse más, pero me equivocaba, como siemprecopy right hot novel pub

Comentar / Informar problema del sitio