Amelia salió de la casa del doctor Cipriano más tarde lo que había planeado, sin embargo, se las arregló para no ser vista y llegar a la mansión, cuando llegó se sentía como toda una criminal, siempre había sido fiel a la creencia de que “si no estás haciendo nada malo ¿por qué ocultarlo?”Ella sabía que no se estaba comportando como usualmente lo haría, pero esto lo atribuyó a no estar en su época y se supone que si estás en roma debes actuar como los romanos.
Se sentía aliviada de no ser la responsable de la escandalosa pelea de la ciudad, aunque sabía que si se descubre lo que Cipriano y ella habían estado haciendo eso ameritaría más que una simple pelea a puños.
El resto del día lo paso sonrojada y con el corazón acelerado, cada vez que cerraba los ojos recordaba cada una de las cosas pervertidas que habían hecho, resultó que el doctor no era nada mojigato y que sabía exactamente lo que hacía, al principio le costó llegar al clímax, pero cuando finalmente lo había logrado, había sido asombroso… “Cálmate ni que fuese tu primera vez” se recriminó así misma mientras caminaba de un lado a otro, tratando de mantener la espalda recta y la cabeza bien en alto como Edward le había indicado que debía caminar toda dama respetable, era una tarea difícil de lograr, le dolía la espalda todas las noches y le hacía ser más consciente del encorvamiento que hacía inconscientemente al caminar.
A medida que pasaban las horas del día el placer causado se iba desvaneciendo para dejar un sentimiento de culpa, Amelia tenía aproximadamente tres semanas que no había pensado en Erick, pero una vez que su mente lo recordó pareció que esta la acusaba a ella de infiel, era ridículo el pensamiento, él había traicionado su relación por esa joven, pero este sentimiento la torturó el resto del día y parte de la noche.
A la mañana siguiente cuando se paró muy temprano y se dirigió a la cocina como hacía todas las mañanas, escucho a las chicas de servidumbre hablar y reír cuando las interrogó, las jóvenes se miraron sonrojadas:
-Mi tía abuela vive justo debajo del doctor DeLuca ¿sabe? -comenzó una de ella y Amelia sintió que el corazón se le encogía dos tallas del miedo -ayer durante la misa, ella no pudo asistir porque no se sentía muy bien, ella es una mujer mayor ¿sabe? -explicó -Pues dice que ayer en la mañana pudo sentir como el doctor recibe la visita de una mujer misteriosa -Una de las jóvenes se sonrojó -Mi abuela nunca se queja del doctor ¿Sabe? -Amelia le comenzaba a molestar la pregunta de la chica, le provocaba decirle “no, no lo sé” sin embargo, se asintió y se llevaba una taza de café a la boca -Dice que ayer fue tan ruidoso e indecente que se preguntó si realmente era el doctor… no podía imaginarse que el doctor… ya sabe… -la chica parecía dudar en decir -haciendo esas cosas -La joven se sonrojó, pero Amelia decidió indagar más
-Él es un hombre al fin y al cabo -le respondió -pero la mujer es la que debería preocuparse por su imagen -Amelia trato de parecer que juzgaba de mala manera el comportamiento de dicha mujer, pero al mismo tiempo quería parecer curiosa -¿tu tía abuela vio a la misteriosa dama?
-Oh no -dijo -Mi abuela dijo que trato de ver por la ventana, pero ella no tiene buena vista, a pesar de que el rumor corrió rápido nadie sabe quien es…
-tal vez una prostituta -intervino la otra joven, las chicas comenzaron a especular abiertamente de quien podría haber sido la joven escandalosa
-Como sea… -suspiro Amelia, tratando de poner un aire de superioridad -Mi primo en estos momentos no se encuentra en buenos términos con el doctor, y no creo que quiera escuchar nada de él por los momentos y eso debe incluir estos tipos de escándalos -Edward sabía que Amelia había salido el domingo a “misa” pero ella estaba segura de que no le iba a tomar mucho tiempo cruzar la información y darse cuenta de que uno más uno eran dos -de igual manera jovencitas -Amelia decidió sonar un poco severa -Si tu tía abuela no tiene cómo probar el asunto… es un rumor muy grave, puede afectar el trabajo del doctor o incluso la reputación de una joven…
-Oh tiene razón -La chica pareció caer en cuenta que lo que se decía era bastante grave
Amelia meditó el resto de la mañana si este rumor era un problema o no y concluyó que no lo era, primero nadie parecía haberla reconocido, segundo se había dado cuenta de que los rumores de la alta sociedad podían estar en boca de todos, clase baja, media y alta por igual, pero cuando el rumor era de la clase baja o media estos rumores no llegaban a esparcirse en la clase alta, por lo que era muy difícil que este rumor llegara a una persona de clase alta, aunque de igual manera tenía sus dudas, ya que Cipriano parecía ser muy popular en todas las clases y el rumor era algo lo suficientemente jugoso para cualquier chismoso, así que Amelia pensaba “es poco probable pero no imposible”.
Los días pasaron y el rumor parecía haber desaparecido, Samira iba todos los días a verla y a pedirle apoyo con la boda, pero esta nunca le dijo nada de ningún rumor, Samira no era la mejor fuente de información, ya que era ignorada por la mayoría de las mujeres de alta sociedad, pero desde que se había hecho amiga de Amelia que era bastante popular entre la alta sociedad ella había sido un poco más aceptada socialmente, pero de todas formas no era la mejor fuente para consultar un rumor.
Sin embargo, Amelia había podido aprovechar las excusas de salir para ayudar con los preparativos de la boda de Samira para saber de los rumores, sin embargo, ni siquiera la modista que era la mejor fuente de información de la ciudad “Es un Google de chisme” pensaba Amelia cuando hablaba con la modista, ella tampoco parecía saber nada.
Por lo que al final de la semana, sin hablar con Cipriano, sin casi hablar con Edward que había estado superocupado con su trabajo y sin escuchar ningún tipo de chisme, pudo relajarse, “solo dos semanas” pensaba, había ido a visitar el lago y pudo notar que la capa de hielo que hacía un par de semanas era tan gruesa que se podía patinar sobre hielo en ella ahora era tan solo una película de hielo, si ponía ella ponía la mano encima del hielo, este se partía o se sumergía, pero faltaba muy poco para regresar a su hogar…
Ella hizo una lista mentalmente de cosas que debía hacer antes de irse la primera cosa sin duda era apoyar a Samira en su boda, la joven no estaba para nada ansiosa porque llegara ese día y Amelia odiaba la idea que su amiga se casara con ese hombre, sin embargo, Edward le había explicado lo difícil de la situación de los Cecil y tratar de impedir la boda podría causar que el novio ofendido tenga un duelo con el conde y eso sería una tragedia, ya que la joven Samira quedaría muy mal parada, así que lo único que Amelia podía hacer era darle su apoyo incondicional, lo segundo era descubrir qué le ocurre a Olivia que se había encontrado inusualmente indiferente a todo lo que ocurría con Amelia o Samira, lo tercero era agradecerle a Edward por todo lo que había hecho y sobre todo por creerle y por último tenía que ver a Cipriano una vez más, no sabía lo que había pasado entre ellos era una cosa solo de una o si había sido una conexión real:
-¿En qué piensas? -Pregunto Edward sacándola de sus pensamientos
-Oh en lo que debo hacer antes de irme -ella evitó la pregunta, no podía decirle a Edward que se había acostado con Cipriano y no sabía si solo había sido para matar las ganas o si realmente hubo algo allí
-¿Planeas irte ya? -Edward pareció triste
-Dentro de dos o tres semanas -el lago todavía estaba muy frío para entrar nadando como si nada
-Entiendo -Edward suspiro, últimamente él hacía mucho eso
-Edward tú creíste en mí y te aseguraste que estuviera bien -Comenzó Amelia -Ojalá pudiera hacer algo para ayudarte -Le tomo la mano
-Lo hice porque eres mi familia -Edward forzó una sonrisa
-Edward ¿qué te pasa? -Preguntó Amelia y Edward sabía exactamente qué le pasaba, pero no quería decirle -Si es por el doctor deberías ir a hablar con él, es tu amigo y…
-Nada - se negó a hablar -¿Sabes cabalgar? -Preguntó de pronto, Edward le encantaba cabalgar, pero no le gustaba hacerlo solo, le gustaba la competencia que podía representar hacerlo con otra persona, Amelia negó con la cabeza
-ya que te dije que en el futuro no hay coches ni caballos -Dijo ella
-¿te interesaría aprender? -ella sonrió y Edward sabía que si, ella nunca se negaba a aprender cualquier cosa y eso era algo que le agradaba muchísimo de ella
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