Él solo quería que Amelia se fuera y quedarse solo con su vergüenza “como pude caer tan bajo como para pedirle un beso a esta mujer...” pensó y se ruborizó un poco al recordar que no solo quería un beso, quería mucho más que eso… “Tal vez debería buscar la compañía de una mujer después que se vaya” pensó, él no iba a quedarse siendo el hombre patético que resulta que estaba siendo en ese momento.
Amelia notó el ligero sonrojo de él, ella sabía que algo no estaba del todo bien en él, necesitaba ver el lado más odioso y antipático de él para saber que realmente se encontraba bien, Amelia apartó la mano de su hombro y tragó saliva:
-Antes de irme -dijo ella, mientras se ponía en puntilla y posaba sus labios en su mejilla izquierda debajo justo por donde comenzaba el color amarillento y morado del golpe -Para que mejores pronto -ella había pensado en besarlo en los labios, pero se acobardó en el último momento y dio el beso en ese sitio aunque se arrepintió enseguida, Cipriano sintió que ese beso iba cargado con algo de “deseo” sin embargo, no podía estar del todo seguro, Amelia se volteó ruborizada para abrir la puerta, pero Cipriano cerró la puerta antes de que ella pudiera abrirla del todo -¿Qué haces? -Preguntó ella desconcertada, Cipriano no sabía que responder tampoco sabia que estaba haciendo, solo pensó que por el sonrojo de ella, esa conversación no había terminado
-Pensé que tal vez deberíamos hablar de lo que pasó entre nosotros…-dijo finalmente
-Entre nosotros no paso nada-replicó ella recordando la promesa de aquella noche
-¿Oh entonces soñé que te vi desnuda? -preguntó Cipriano sarcástico, y Amelia se sintió un poco más confiada
-oh, ahora si sé que te encuentras bien -Amelia paso al lado de Cipriano y camino por el pasillo, hasta donde sabía que estaba la sala -¿Quieres hablar de cómo casi te aprovechas de una dulce dama o como casi la acusas de querer hacerte criar a un hijo imaginario que no es tuyo? -preguntó Amelia sarcásticamente, no estaba molesta con Deluca por la acusación de un embarazo falso, de hecho sabía perfectamente quien era la responsable y aunque no planeaba tomar represalias no lo dejaría pasar eso.
-¿Aprovechar?, ¿dulce dama? -bufo el -Tú fuiste la que me besaste, y creo que fue otra persona quien te acuso -Amelia entró en la sala y Cipriano iba detrás pisándole los talones, ambos vieron el sofá y recordaron la noche que habían dormido juntos
-Creo que ese beso fue cosa de ambos -se defendió ella, aunque recordaba lo vulnerable que se sentía esa noche y se le ocurrió que tal vez Cipriano también se encontraba pasando por una situación similar y por lo menos él sí había tenido la decencia de pedirle el beso y no robárselo, Cipriano que llevaba un rato sintiendo que la atmósfera cambió rápidamente, como si todas las preocupaciones de hace un rato se hubiesen desvanecido y no pudo evitar reírse a carcajadas.
-Oh no, eso fue toda obra tuya -Negó él, Amelia también sintió que el ambiente se había relajado y se volteó para verlo en la cara y protestar, pero esta vez sin querer había chocado contra él y su torso desnudo, él rápidamente la tomó en sus brazos en una especie de abrazo mientras ella recuperaba el equilibrio que había perdido en el choque, Cipriano sintió como si con el golpe hubiera alborotado el aroma de ella y como este inundaba la habitación y sus fosas nasales, y como era normal ambos se sonrojaron:
-Deberías… tal vez ponerte una camisa -Sugirió Amelia después de darse cuenta de que Cipriano parecía querer seguir en esa posición
-¿Es lo que quieres? -Preguntó con un tono de voz seductora, aunque no esperaba la siguiente reacción.
Amelia ya no podía reprimir más el beso de hace unos momentos, posó sus labios sobre los de él, pero a diferencia del primer beso de hace unas semanas este fue más intenso, en cuestión de segundos ese simple beso se transformó en un beso francés ardiente y las manos de ambas personas recorrían los cuerpos con desenfrenada pasión.
Cipriano logró quitar la capa y el vestido de Amelia tan rápido que ni siquiera él estaba seguro de como lo había hecho y Amelia por su parte había logrado desabotonar el pantalón de él, ambos detuvieron el beso un segundo, para poder apreciarse mutuamente.
Él la había visto completamente desnuda antes, pero no en una habitación tan iluminada, su piel era tan blanca como la recordaba, pero apreciar los lunares de su cuerpo que con anterioridad no lo había podido ver, ella tenía los senos pequeños y firmes, tenía un cuerpo en forma de pera, lo que quería decir que tenía senos pequeños, pero sus glúteos y caderas eran lo suficientemente anchos, el tipo de cuerpo que se buscaba en esa época, ya que se pensaba que caderas anchas facilitaba el trabajo de parto, sin embargo, para Cipriano esto no era una evaluación para saber si Amelia podía tener hijos o no, esto era algo que iba más de la mano de la lujuria que otra cosa…
Amelia solo había podido quitarle la camisa la vez anterior, pero esta vez podía apreciarlo, su cuerpo era ligeramente musculoso, lo suficiente para que tuviera las marcas del abdomen a penas marcadas, pero no llegaba a tener la suficiente cantidad de masa muscular como la de Erick, pero eso si Cipriano tenía algo más grande y grueso.
Las valoraciones del cuerpo duraron apenas un segundo, ambos siguieron besándose y jugando con sus lenguas, mientras se detenían y caminaban con cierto jugueteo hasta la habitación buscando la cama, Amelia y Cipriano se acostaron en la cama sin saber si podían tocarse mutuamente, todavía no estaban seguros de cuál era el límite. Fue Cipriano el primero en explorar cuáles eran esos límites, después de unas caricias bajo su mano hasta el sexo de Amelia y probo la húmeda entre sus piernas, suspiro al darse cuenta de que ella todavía no se encontraba lo suficientemente lista, pero debido a que ella no parecía ofendida por este acto él decidió que podía usar sus dedos para explorar un poco más, así que lentamente introdujo sus dedos dentro, ella emitió un gemido.
Obviamente, esta no era la primera vez que alguien masturbaba a Amelia, pero ella ya tenía un par de meses de sequía, por lo que sentía increíblemente placentero, Cipriano se sentía como la humedad de ella había aumentado, sin embargo, se sintió muy atrevido y pícaro, con una prostituta nunca tenía la oportunidad de hacer este tipo de cosas, así que siguió jugando con ella hasta que ella cerro sus piernas con un gemido muy fuerte, pero esto le hacía sentir más excitado, Amelia lo miró y sonrió “extrañaba eso” pensó y se levantó:
-¿A dónde vas? -preguntó Cipriano como un cachorro apaleado, Amelia pensó que se veía adorable
-No te preocupes voy a hacer algo que te volverá loco -dijo ella con un tono jocoso. Cipriano vio como ella bajó hasta quedar frente a su miembro y Cipriano se sintió morir, Amelia había bajado su rostro para quedar frente a su pene por dos razones la primera era que ella sabía que en esta época sin preservativos era fácil contagiarse de una enfermedad de transmisión de sexual, sin embargo, no vio ningún signo que delatará alguna enfermedad, esto la hizo sentir más en confianza, así que paso a la siguiente razón.
-No, no hagas... eso -él quiso detenerla, pero ella ya se había metido su miembro en la boca y sus quejas se transformaron rápidamente en ruidos de placer, él había escuchado a algunos hombres indiscretos de hablar de eso, pero nunca en su vida alguna mujer le había hecho eso -debes detenerte- le dijo cuando sintió que estaba a punto de eyacular, pero ella no se detuvo, por lo que él se sintió que moriría de vergüenza cuando eyaculo en su boca, sin embargo, ella no parecía incómoda, simplemente se lo trago, Amelia tenía algo de práctica, a veces el sabor podía ser desagradable, pero en caso como esta ocasión el sabor no lo era, aunque tampoco era algo que le gustara hacerlo
-¿Puedes seguir? -Preguntó Amelia con cierta maldad, pero la respuesta de Cipriano fue muy rápida, su erección volvió a alzarse y ella sonrió mientras se posaba encima de él, él se sorprendió que ella quisiera estar arriba, con la mayoría de las mujeres con quien había estado preferían estar abajo. Ella tomó su pene con las manos y lo introdujo lentamente, él se sintió en el cielo, mientras ella se comenzó a mover rítmicamente, ella gritó de placer cuando él decidió tomar el control y embistió su cadera contra la de ella
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