-Oh es que me caí en aquella fuente -señaló Amelia a la fuente central del jardín- mientras paseaba
-¿Es usted así de torpe siempre?
-Usualmente no -Amelia miró a Edward en busca de ayuda
-¿Mary y no vas a saludar a Cipriano? -Le pregunto Edward a la niña y está dedicó su misma mirada severa al doctor que ya se sentía rechazado por la niña
-Buenos días, señor DeLuca -dijo con una voz más seria -¿Qué le pasa en sus ojos?
-Ah eso no se pregunta -reprendió Edward que sabía que Cipriano era bastante sensible referente a sus ojos, pero Amelia ya sabía que la personalidad de la niña no lo dejaría pasar por alto así que ella misma le respondió
-Se llama heterocromía -Cipriano la miró sorprendido, ni el mismo, sabía como se llamaba a su condición -Es una enfermedad que causa que el color de los ojos, la piel o el cabello sea distinto - le siguió explicando -y eso ocurre porque el cuerpo no produce suficiente melanina o produce demasiado, no te preocupes no es contagiosa ni te hará ningún daño al igual que su estupidez
-No entendí lo que dijiste -dijo la niña después de meditarlo -Por supuesto a Amelia también le había costado entenderlo, pero tuvo que hacer una campaña publicitaria sobre la heterocromía y conoció tanto a mujeres, hombres y animales con esa condición por lo que le había tocado estudiarla, ya que tenía miedo de no poder llenar las expectativas de cada modelo y del cliente en la campaña
-No te preocupes yo tampoco lo entendí muy bien, pero la próxima vez debes preguntar con más delicadeza, puesto que puedes lastimar los sentimientos de alguien
-Entiendo no lo volveré hacer, gracias por explicarlo -Amelia le sonrió y la niña a ella, realmente la niña tenía una gran personalidad -Lo siento no volveré a preguntar -la niña se dirigió a Cipriano
-Es una niña, es normal que tenga dudas, no minimices sus preguntas, es mejor responderle aunque no entienda -explicó Amelia a los dos hombres o al menos eso había visto en alguna publicación de alguna red social -y luego explicarle por qué no debe preguntar frente a la persona
Cipriano no se sintió muy cómodo en la mansión con la nueva integrante al grupo de las locuras que había formado Edward y el sueño lo estaba matando por lo que rápidamente se excusó y se regresó a ver el estado del vizconde.
Amelia vio como Edward quemó las cartas y la regañaba debido a que tener esas cartas a plena vista podían ser malinterpretadas como una huida, también había dicho algo sobre que tenía que practicar el uso de la pluma, pero ella que no había dormido tan bien se quedó en el mundo de su imaginación hasta que finalmente Edward se sentó en el sofá a su lado y suspiro sacándola de sus pensamientos:
-¿Qué piensas sobre Mary?
-Tiene mucha personalidad -le respondió Amelia
-Eso me preocupa será difícil conseguirle un esposo -Amelia sé incómodo
-¡Es una niña! -dijo escandalizada
-no digo ahora -Edward le respondió -Pero ella se ha vuelto mi protegida y mi deber es proveer comida, educación, ropa, techo y las posibilidades de un buen matrimonio
-Entiendo que la estás adoptando, pero es una bebé para pensar en matrimonio
-No la adopte -negó inmediatamente Edward -Si la adoptara le tendría que dar mi apellido y ese no es el caso y por supuesto que no estoy pensando en matrimonio, pero igual es algo a lo que debo preocuparme si quiero lo mejor para ella en el futuro
-lo mejor sería que la dejes ir a la universidad
-No creía que estuvieses loca cuando Cipriano lo mencionó, pero ahora creo que si estás loca -Amelia lo fulmino con la mirada -Relájate -suspiro Edward -tener una niña como protegida no es tan fácil como lo sería con un hombre, hay que preocuparse por cosas como su reputación y se sabe de niñas que son amantes de sus protectores por lo que debo estar 100% en su bienestar si quiero que ella tenga una buena vida ¿lo entiendes? -Amelia asintió con la cabeza -por eso tengo que pensar en cada una de las posibilidades
-Es muy pronto para preocuparte por eso -le dijo ella mientras miraba al techo, esa mañana pensaba que a esa hora estaría viendo una película en alguna página de streaming y se comería la hamburguesa con queso la más grasienta que pudiera conseguir en la calle, sin embargo, ahora se estaba preocupando por el bienestar de una niña pequeña en vez de como regresar a su vida
-En tu carta decías que debía luchar por el amor ¿a qué te referías con eso? -preguntó Edward sacándola de sus pensamientos nuevamente
Lo que restó de enero y el mes de febrero pasaron rápidamente a los ojos de Amelia, Olivia, Oliver y ella iban todas las mañanas a visitar al vizconde quien se había encerrado en su hogar después de su experiencia cercana a la muerte, aunque este todavía no estaba para nada recuperado por lo menos ahora podía formar hablar con la normalidad en la que se le estaba acostumbrando a escuchar.
Aunque Alessandro se negaba a salir y mucho menos ir a cortejar a alguna de las jóvenes con las que había establecido amistad, con mucho gusto las recibía en el gran salón de su hogar, donde Oliver hablaba de negocios con el vizconde, por lo que Amelia entendía el Alessandro era bastante dado con los negocios y ayudó a encaminar a Oliver para salir de sus apuros financieros sin la necesidad de una dote, aunque no se podía decir que ya estuvieran estables económicamente.
Olivia por su parte se sentaba a leer en voz alta novelas de misterio y el Vizconde disfrutaba bastante que Olivia le leyera, ya que con sus repentinos ataques de tos no podía leerlas él mismo.
Amelia seguía jugando ajedrez con él, ella tenía que admitir que el vizconde era un buen rival que a pesar de que a veces se distrae hablando con Oliver u Olivia no le daba tregua en el tablero:
-Eres como un león -dijo finalmente ella cuando se daba por vencida en una partida recordando que cuando lo conoció pensaba que su apariencia sería similar a la de un león, él la miró con sus enormes ojos verdes llenos de satisfacción -Agarras una presa y no tienes piedad de ella -ella tomó su reina que había perdido, realmente el vizconde jugaba con estrategias elaboradas
-tú también eres implacable como una leona-fue su respuesta.
De esa pequeña conversación Amelia comenzó a referirse a Alessandro como el león, lo hizo porque se notaba que de cierta manera esto lo hacía sentir mejor consigo mismo y era así por breves momentos él se sentía como un hombre de 25 años que lleno de energía y vida, sin embargo, pronto le caía en cuenta del reloj que se apresuraba a marcar la hora de su muerte:
-El doctor Cipriano debe estar por llegar -le informó a sus acompañantes, había notado desde hace unas semanas que Amelia abiertamente había ignorado a Cipriano y trataba de no topárselo por nada del mundo, todos, Olivia, Oliver, Alessandro y hasta su mayordomo se habían dado cuenta de eso, pero nadie sabía la razón exacta, hasta donde el vizconde sabía ellos dos le habían salvado la vida haciéndolos aspirar una enorme cantidad de vapor que lo ayudó a expulsar una gran cantidad de porquería que parecía ser la causa de sus malestares recientes
-¿Puedo preguntarle si ha pasado algo entre ustedes dos? -Preguntó abiertamente el vizconde, él sabía lo que toda la ciudad sabía los dos no parecían llevarse bien, ya que siempre que se cruzaban se responden con comentarios sarcásticos y una que otra ofensa, pero aun así se habían tolerado lo suficiente para aparecer en los mismos sitios, hablar con normalidad, compartir algún baile o incluso defenderse mutuamente, algunos lo etiquetaban como una relación de coqueteo que había salido mal, pero algunos minimizan la razón que eran corteses por Edward, pero Alessandro sospechaba que la relación iba más a allá de la simple cortesía o de un simple coqueteo
-Absolutamente, nada -fue la respuesta de ella
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