Cuando Edward se enteró por Cipriano que Amelia se había caído y dislocado el hombro izquierdo no sabía si reír o enojarse, por un lado, aparentemente los dos tontos se habían podido dar consejos bastante útiles que a él no se le había ocurrido, por otro lado, el hecho que tuviesen que llegar a que uno de los dos terminara lastimado para que se apoyaran no era para nada bueno.
Edward y Mary fueron a visitar Amelia el mismo día que se lastimó, estaba profundamente dormida y no pudieron hablar, Cipriano se atribuyó el hecho de que estuviese inconsciente, le habían dado láudano, una medicina muy fuerte, pero como al principio pareció no hacerle efecto Cipriano le dio un poco más por lo que cuando la medicina le hizo efecto término como durmiendo como un muerto:
-¿Crees que va a despertar? -Preguntó Mary al verla en ese estado
-Es solo un efecto de la medicina seguro mañana estará tan despierta como siempre -Cipriano los tranquilizó
Sin embargo, al día siguiente Amelia se despertó un par de veces, pero siguió paso casi todo el día durmiendo profundamente, pero Edward comenzó a temer que Amelia se muriera a causa del remedio cuando la joven se quedó dormida en medio de una conversación. Cipriano le tomó horas asegurarle que ella estaba bien, aunque él tampoco estaba seguro el láudano era una medicina muy fuerte y era difícil saber con exactitud la cantidad apropiada para cada persona.
Dos días después del accidente Amelia parecía más despierta, sin embargo, decía que se sentía atontada y que preferiría seguir en cama y también se quejaba del dolor, pero esto hizo que Edward pudiera relajarse finalmente y pensar otras cosas.
Después del fracaso de sus disculpas, el rechazo de Olivia hacía a él y el cortejo del vizconde hacia ella, Edward había perdido todas esperanzas y se sintió un idiota al tratar de generarle celos a ella con Úrsula Baudin en vez de ir directamente hacia ella y tratar de racionar con ella, pero como siempre Amelia que parecía meterse donde no la llamaban lo había hecho recapacitar el día en que trato de regresar a su hogar:
“-Debes decirle todo lo que sientes a Olivia yo sé que están destinados a estar juntos”
Fue lo que ella le había dicho y desde entonces se preguntó si realmente era cierto que estaban destinados ¿Podría hacer algo para recuperar su confianza o su amor? No lo sabía bien, pero después de analizarlo por unos días pensó que debía actuar como todo un hombre y comenzar a cortejarla abiertamente, su plan comenzaría en la fiesta de apertura de la temporada, la sacaría a bailar todas las piezas musicales que pudiera y no dejaría que nadie ni siquiera el vizconde se le acercara, hablarían, él la haría reír hasta que Olivia no le quedará más remedio que volver a pensar en él como un candidato y cuando eso ocurriera le pediría matrimonio, Amelia le parecía que era un plan bastante largo y que podría hacer que otro hombre se adelantara, pero Amelia no era de esa época y no sabía lo importante que era el cortejo:
-¿Cuándo Amelia estará bien? -Preguntó Mary, la niña no había causado ningún problema en sus asuntos diarios, pero si estaba completamente apegada a Amelia
-¿la extrañas? -preguntó Edward, la niña iba a la hora de la merienda a hacer una pequeña fiesta de té y a contarle hasta el último detalle de su día, Edward pensó que a ser la niña tan pequeña no se ajustaría a la vida en la mansión y sus padres, pero pronto descubrió que a la niña le encantaba vivir en la mansión y sobre todo le encantaba fingir tener fiestas de té y hablar de todo lo que pasaba ante sus inocentes ojos
-Si, pero extraño que me dé clases -Edward seguía buscando una institutriz para Mary, pero Amelia estaba haciendo un excelente trabajo por lo que había relajado un poco su búsqueda por lo que ahora Amelia estaba con la cabeza en las nubes debido al láudano, la señora Beatriz tuvo que desempolvar sus conocimientos como institutriz y darle clases -No me agrada como me ve la señora Beatriz -Edward suspiro a él tampoco le agradaba para nada la señora Beatriz cuando era niño, no le gustaba que ella le diera clases, pero al crecer la vio como a una segunda madre, así que esperaba que le ocurriera lo mismo a Mary.
-No te preocupes Amelia se recuperara pronto, aunque ella no es una institutriz por lo que tendremos que buscarte alguien adecuado para tus clases -La niña suspiró como si cargara el peso del mundo sobre sus hombros, Amelia decía que Mary era una abuela atrapada en el cuerpo de una niña y cuando la niña hacia ese tipo de cosas era difícil no pensar en ella como una pequeña abuela, al verla Edward se fijó que la niña usaba ropa hecha de algodón y poco un poco anticuado, ella necesitaría ropa más acorde a su nueva posición como protegida, se acercaba la temporada y aunque Mary no podía asistir a la mayoría de los eventos por su edad aun así podía asistir a los pícnics y a los musicales.
Su primer pensamiento había sido decirle a Amelia que se encargará de la ropa de la niña, a pesar de su condición de viajera en el tiempo Amelia se había apegado muy bien a la moda, de hecho parecía que la moda, tan bien que Edward no sabía si Amelia seguía la tendencia o si las tendencias seguían a Amelia, ella aparecía con un vestido azul en una fiesta y al día siguiente todas las damas utilizaban el color azul, Amelia utilizaba trenzas en el cabello y se negaba a utilizar maquillaje y a la semana las mujeres dejaban el maquillaje y se hacían trenzas, era completamente una situación extraña, pero Edward pensaba que para el asunto de la ropa nadie mejor que ella.
Edward suspiro, pero Amelia tan intoxicada y los eventos de la temporada se acercaban con tanta rapidez que pensó que no le quedaría más remedio que acudir a Beatriz, ya que él no tenía ni idea de que ropa comprarle a una niña.
Así que no fue hasta el día siguiente durante el almuerzo, donde solo estaba Beatriz y un par de empleadas que le servían su comida que aprovechó para sacar el tema, sin embargo, lo que vio en los ojos de Beatriz no le gusto, al escuchar que Edward pedía que llevara esa misma tarde a la niña a comprar ropa la mujer agrieto la cara como si hubiese comido un limón muy amargo y para sorpresa de las chicas de la servidumbre y sobre todo del mismísimo Edward dijo:
-No -fue un “no” rotundo
-¿A qué te refieres con no? -Edward trató de mantener la calma y no se dejó llevar por el hecho de que últimamente Beatriz no había sido la mejor de las empleadas, no olvidaba que ella acusó a Amelia de ocultar un embarazo secreto en navidad, tampoco que repentinamente en la ciudad se dudaba de la fertilidad de Amelia después de que él le preguntara a Amelia si era estéril y su repentino desagrado hacia las visitas que ella había recibido mientras él estaba afuera
-No voy a hacer partícipe de esto -dijo seriamente
-¿A qué te refieres con esto?
-Tiene a una mujer desconocida en su casa y ahora trae a su hija haciéndola pasar como su protegida -¿Es que Beatriz pensaba que Mary era hija de Amelia? La idea lo hacía reír, Mary era el polo opuesto a Amelia tanto en la personalidad como en la apariencia -Yo lo quiero como un hijo por lo que no puedo tolerar esta situación un momento más
-Mary Ann es la hija de la familia Acosta, los encargados de mi casa vacacional ¿Recuerdas? -dijo Edward bastante irritado -no tiene nada que ver con Amelia -Beatriz palideció un poco, ya que Edward tendía a usar su “voz de Conde” cuando se enojaba -Creo que deberías preocuparte más por tus propios hijos que por mí -La amargura de Edward se hacía cada vez más evidente, él había sido muy paciente con Beatriz porque la quería como una segunda madre, pero no dejaría que esta se metiera en sus decisiones ni mucho menos con Mary Ann
-¿Me culpa por preocuparme por usted cuando esa mujer lo único que ha hecho es causarle problemas?
-¿Qué tienes en contra de Amelia?
-Es una mujer indecente que se la pasa coqueteando con el vizconde, con el doctor y con usted solo va a traer vergüenza a este hogar -Edward sentía que la sangre le hervía, había tenido la oportunidad de conocer a Amelia mejor que nadie, si era cierto que su comportamiento no era el mejor, pero no era una mala mujer, de hecho sabía que sus intenciones siempre fue no incomodar en nada y ahora ella estaba siendo juzgada por una empleada como si se tratara de una cualquiera
-Estás sobrepasando los límites de mi paciencia -fue lo que dijo Edward, pero Beatriz que seguía cegada por los muchos problemas que parecía causar Amelia no se limitó con su siguiente comentario
-¿Dígame cómo defiende esa mujer porque usted y el doctor se divierten con ella? -Eso fue cruzar la línea
-Estás despedida
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