-Edward se sorprendió así mismo diciendo esas palabras, la servidumbre que había estado escuchando la conversación y que ya en ese punto habían pasado de la palidez al color verde, abrieron los ojos como platos, Edward no podía culparlas por su reacción, él había pensado que Beatriz venía en combo con la mansión había estado allí cuando él nació y pensó que se iría solo cuando muriera, pero ella se había extralimitado y no podía dejar que eso pasara o nadie de la servidumbre lo respetaría -te compraré un pasaje para que vayas a donde tus hijos
-no necesito sus limosnas -fue la respuesta de ella que lo miro con la cara endurecida, aunque se notaba que estaba reprimiendo sus lágrimas, pero Beatriz pensaba para sus adentros que no se iba a ir sin antes darle una buena pelea a la mujer que había destruido su vida
Dos horas más tardes Edward se encontró con que Olivia había visitado a Amelia, así que el encuentro tuvo lugar en las escaleras mientras ella subía hacia el piso donde dormía Amelia y él por su parte iba bajando a su despacho ahora que había despedido a su ama de llaves tenía mucho que hacer hasta contratar a otra persona, Olivia llevaba un vestido sencillo de color claro, que indicaba que ya no estaba de luto aunque él ya se había fijado en ese detalle desde hacía un tiempo, la joven tenía las mejillas coloradas, seguramente porque había caminado hasta la mansión en medio del sol:
-Señorita Olivia -Saludo Edward, ella le devolvió un saludo con una inclinación, él observó por el rabillo del ojo que Mary observaba con cierta fascinación a Olivia desde la cima de la escalera por lo que se le ocurrió una grandiosa idea -¿señorita Olivia le importaría si le pido un favor? -Olivia lo observó confundida casi no habían hablado desde aquella vez en su casa, pero ahora él le quería pedir un favor...
Tanto Edward como Olivia se sintieron realmente incómodos entrando a la tienda de la modista de la ciudad y ambos tenían razones muy distintas para sentirse de esa manera, ella no había ido a comprar un vestido nuevo hacía muchos años, la mayoría de los vestidos que ella tenía los había cocido o modificado ella misma, su padre había sido un adicto al juego y los había dejado en una posición económica tan mala que un vestido nuevo así fuese el más sencillo era un lujo, Olivia recordó con cierta vergüenza sus primeros vestidos hechos por ella misma, pero después de muchos años de práctica ella podía hacer cualquier vestido tan bien como cualquier modista.
Edward por su parte nunca había entrado a una tienda especializada en la venta y confección de vestidos para mujeres, esta era una experiencia incómoda que no espero nunca vivir, cuando le había pedido el favor a Olivia no pensó que tendría que acompañarlas, sin embargo, Olivia había sido muy clara que haría el favor solo si él también iba, ¿la razón de dicha condición era un misterio para ambos? La única que parecía estar irradiando felicidad era Mary Ann quien no había dejado de preguntar sobre los vestidos nuevos que tendrían y cuando los tendría:
-Señorita Olivia no la esperaba… -Dijo la modista claramente intrigada por el trío que había entrado en su tienda
-Lo sé, señora Caroline, he venido acompañar al conde y a su protegida -Dijo Olivia mientras la pequeña Mary se acercaba y daba una reverencia perfecta a la modista
-No sabía que el Conde tuviese una protegida -dijo claramente incómoda la Modista
-Sí, llego hace muy poco y quiero que tenga… los mejores vestidos -tanto la modista como Olivia vieron la incomodidad del Conde
-Entiendo y ¿su prima cómo se encuentra? -preguntó la modista como si no fuese la gran cosa, pero a pesar de sus intentos se notaba sus ganas de ser la primera en saber qué había ocurrido, todos sabían que Amelia había tenido algún tipo de accidente, sin embargo, nadie sabía que había pasado realmente
-Mejor -Fue la respuesta del conde
-debo admitir que mi tienda ha estado vacía desde hace unos días, ella usa un color y al día siguiente todas las damas desean usar ese color o modelo de vestido -La mujer trato de engatusarlo con cumplidos de ella, pero Edward quería concentrarse en Mary Ann y no en satisfacer los chismes de la señora Caroline, no era que él quisiera ocultar el accidente porque no era el caso no había nada que ocultar aparte de una caída, pero realmente no estaba en ese sitio para hablar de Amelia y lo cierto era que se sentía incómodo así que mientras más rápido terminaran más rápido podría regresar a su casa
-¿Este color le quedará bien a ella? -tomando una tela de color marrón oscuro, las dos mujeres y la niña arrugaron la cara
-Oh por dios, no -se rio Olivia, la modista había aprendido que su negocio era vender y los clientes tendía a comprar lo que les gustara y si al conde le gustaba ese espantoso color quién era ella para corregirlo… -Es mejor este - Olivia agarro una tela color champán claro -para las niñas de su edad es mejor colores claros
-y los rosados -dijo la niña
-Claro -le sonrió Olivia, el color rosado se había puesto de moda en los últimos años entre las niñas, pero Olivia recordaba que hace unos años era el color favorito entre los niños
-Entiendo -dijo aún más incómodo Edward -¿Puedes hacerle un par de vestidos con los colores que elijan?
-Por supuesto, le tomaré las medidas -dijo Caroline mientras le hacía señas a la niña para que la acompañara
-tal vez… debería retirarme para… ya sabe le tomen las medidas
-Oh cálmese conde no es el primer padre o tutor que está en esta tienda -dijo la modista desplegando una cortina -pueden tomar asiento mientras esperan
-¿Padre? -preguntó sonrojándose
-Pues básicamente como su tutor eres un segundo padre para ella -dijo Olivia, Edward se fijó en que ella ya se había sentado, estaba con la espalda recta, las manos sobre sus rodillas, el cabello lo llevaba recogido aunque algunos mechones de cabello rebeldes se escapaban de su moño y le daban un aspecto más natural, Edward pensó en lo muy hermosa que se veía en ese momento, digna para ser pintada en un cuadro, su visión le robaba el aliento
-Soy su tutor, ella tiene su propio padre
-aun así eres una persona maravillosa verás que te amara como a un segundo padre -ella le dedicó una sonrisa mientras desviaba su mirada a un sombrero de color morado claro, que Edward pensaba que le quedaría bien con el vestido que ella llevaba puesto
-Es un hermoso sombrero ¿no crees? -comentó Edward
-Si lo es -Olivia se sonrojó se sintió como si la hubiesen atrapado haciendo algo malo
-¿le gusta?
-Sí, es hermoso
-¿Podría regalárselo?
-oh… no yo… -Olivia se iba a negar, pero Edward no la dejaría rechazarlo una vez más
-No lo tome como un presente, tómelo como el agradecimiento por el favor que me está haciendo -Olivia iba a abrir la boca para negarse, pero la cortina se abrió y la modista comenzó a alabar a Mary Ann y su porte, después de eso Olivia eligió varios vestidos que estaban acorde a la edad de la niña y al momento de pagar Edward pidió que se añadiera el sombrero que le había ofrecido a Olivia con anterioridad eso hizo que Olivia se sonrojara y tuviera ganas de protestar, pero cuando recibió la caja con el sombrero se sintió halagada por el presente -le pediré al cochero que la deje en su casa -dijo Edward mientras la ayudaba a subir a ella y a Mary Ann en el coche
-¿No nos va a acompañar?
-No, debo comprar un pasaje…
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