Una vez su madre y Lilibeth se fueron, Cipriano tomo un baño rápido para quitarse el olor al alcohol, la jaqueca no había cedido incluso creía que ahora le dolía aún más, ahora sabía que estaba muy endeudado por culpa de su padre, ¿tal vez su hermano se había enterado de esta deuda y por eso se alistó tan pronto en la iglesia? Pero aunque esa pregunta se le pasó por la cabeza la desechó rápidamente, Luciano siempre había sido muy protector con él y no dejaría que él tomara tal responsabilidad, de igual manera él se preguntaba si realmente era tan malo la idea de casarse con una mujer tan hermosa, no parecía ser una mala mujer y tenía una buena posición económica, lo único que ella pedía a cambio era protección, no era un mal negocio, pero aun así y sin saber si había un sueño o no podía imaginarse a Amelia encima de él moviéndose rítmicamente encima de él y pensaba que la deuda no era razón para casarse con una mujer.
Cipriano había planeado visitar a todos sus pacientes antes de que Edward pasará buscándolo, pero resultó que por obra y gracia a los rumores todos sus pacientes parecían estar sanos y no verse involucrados con el doctor lujurioso, el único que le abrió las puertas fue el vizconde de Navarra:
-¿Mal día? -preguntó el vizconde, era un tanto irónico que él preguntara eso cuando el que parecía que lo habían arrollado dos coches con sus respectivos caballos era él-¿tiene que ver con cierto rumor?
-¿Cómo sabe eso si ni siquiera sale? -Cipriano trato de ponerle algo de humor, sin embargo, se podía notar un poco de hostilidad
-Tengo servidumbre no necesito salir, no se preocupe sé que es mentira -dijo mientras trataba de contener su tos -Me preocupa que esos rumores destruyan a Olivia
-Pues no hay de qué preocuparse, Olivia se casará con Edward
-oh… enhorabuena por ambos -a pesar de su aparente alegría se veía un tanto resentido
-Lo siento olvidé que usted estaba interesado por ella
-Hace unos días comprendí que mi deseo de tener hijos no estaba destinado a hacer, sin embargo, si muero ahora sería muy feliz
-¿Y eso por qué? -pregunto extrañado Cipriano, nunca había escuchado a un paciente diciendo que sería feliz al momento de morir
-Mi deseo de tener hijos se basaba en el miedo de que nadie se acordara de mí después de mi muerte, sin embargo, Amelia es muy…
-entrometida
-Si -el vizconde se rio -se entrometió tanto en mi vida y he pensado que mientras alguien aunque sea un amigo me recuerde mi memoria perdurará y sin duda alguien como que se entromete tanto se acordara de mi
-Si usted muere y no digo que va a morir yo me acordaré de usted -prometió Cipriano
Más tarde mientras Cipriano esperaba por Edward en el departamento se dio cuenta de que había tenido el tiempo justo para llegar a su cita con su amigo solo porque sus pacientes no se habían dejado atender y por supuesto no pudo evitar pensar en cómo esto le afectaría a largo plazo, sin embargo, no dejó con la preocupación se dejará ver en su rostro, ya que Edward estaba pasando por el momento más feliz de su vida.
Amelia había llegado primero a casa de Olivia quien estaba igual o más feliz de lo que Edward podía estar y eso era decir mucho, sin embargo, los rumores sobre ella no habían cesado:
-Oh Amelia¿debo hacer una gran boda con todo lo que ha pasado últimamente? -Amelia había aprendido que la duración de un compromiso duraba lo que el hombre y la situación familiar quisiera que durara, Samira se había comprometido con el señor Fitz solo una semana antes de que ellas se conocieran y a pesar de sus protestas la joven no tuvo ni voz ni voto a la hora de establecer una fecha, fue su padre y el futuro esposo quienes eligieron que un mes y medio era suficiente para sacar los permisos necesarios de la iglesia que debido al mes en que se realizaba no sería algo que tardara tanto, sin embargo, Olivia se casaría dentro de los meses que era considerado normal realizar una boda por lo cual sin duda alguna un mes y medio no era una cantidad de tiempo razonable para que le otorgaran el permiso, aun así y por lo que Amelia sabía ese rumor pudo haber acabado con Olivia y su familia y este todavía estaba circulando en las calles, sería poco probable que alguien olvidara ese rumor y realmente podría ser considerado poco apropiado
-Mi querida Olivia -Dijo finalmente Amelia -estoy tan feliz por Edward y tú, pero estoy acá por Samira -Amelia se había dejado llevar por las bebidas alcohólicas la noche pasada y no había pensado tanto en Samira, pero sin duda tan pronto se despertó esa mañana fue lo primero que llegó a su mente, a Olivia quien con todo lo que había estado ocurriendo se le olvidó en el claro golpe que tenía marcado en la piel la joven Samira que había tratado de ocultar con un gran cantidad de maquillaje sin ningún éxito, abrió la boca formando una perfecta letra “o” y se sintió mal de haber estado tan feliz
-Me dijo que está embarazada
-¿Cómo? Se fue hace dos meses… -Amelia sabía que solo era necesario hacerlo una vez para quedar embarazada y seguramente ese viejo verde la había obligado a hacerlo más de una vez
-No lo sé, pero me gustaría hablar con ella ¿Crees que es apropiado invitarla?
-Creo que es más apropiado que vayamos a visitarla -Dijo con determinación Olivia, Amelia quería sacar a la pequeña y dulce Samira de aquella casa y de las garras de ese asqueroso hombre, sin embargo, luego de pensarlo no tenía otra opción
Amelia no quería pensar en Cipriano, ya que consideraba que Samira era lo más importante en ese momento, pero él se metía en sus pensamientos cada cinco segundos se preguntaba si a Cipriano le había gustado aquella mujer, si era así, lo más probable era que se dejara casar con ella, “pero a mí que me importa eso” se recriminó a sí misma.
Pronto sus pensamientos fueron interrumpidos, Olivia había insistido ir hasta la casa Fitz caminando y, por lo tanto, muchas personas se la quedaban mirando lo que hacía que Amelia se sintiera incómoda, pero Olivia caminaba muy digna por la calle, por lo que Amelia entendió que era su manera de hacer ver a las malas personas que ella se encontraba bien.
La caminata hasta la casa Fitz fue aproximadamente de treinta minutos, claro que no iban ellas dos solas, iba con ellas una dama de compañía que en realidad era una cocinera de la mansión Laurens, pero la madre de Olivia pensaba que ella no podía seguir por allí sin alguien que la acompañara después de los horribles rumores.
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