Al llegar a la mansión Amelia y Olivia tuvieron que esperar un momento a que Samira que no las esperaba se preparara, Amelia pensaba en lo hermoso que era su casa, había hermosas lámparas de cristales en forma de araña, un hermoso papel tapiz color crema con los muebles de la época a juego con el color de las paredes, había un piano de cola color blanco decoraciones en dorado, todo parecía puro y inocente al contrario que el dueño.
Samira no tardó mucho en bajar, el golpe que había lucido con la misma dignidad que Olivia había demostrado en su caminata seguía viéndose tan mal que la noche anterior, aunque esta vez la joven no fingió estar feliz, su rostro parecía haber envejecido diez años de la noche a la mañana y su expresión era fría, Amelia le parecía que incluso su tono de voz dulce y cariñoso era distinto:
-Lamento que me tuviesen que esperar, sabía que Amelia vendría en cualquier momento, pero en vista de los acontecimientos de anoche pensé que tardaría en verlas ¿Cómo lo llevas? -Pregunto Samira mientras se sentaba en uno de los muebles de la sala
-Yo… -Olivia dudo un poco - me he comprometido
-Oh felicitaciones, Cipriano es un buen hombre, aceptarte como esposa aun sabiendo que los rumores son una total mentira es lo que hace un buen hombre -Amelia notaba que Samira pretende dar largas al tema de Olivia y que no quería hablar del infierno en el que estaba viviendo
-No me casaré con Cipriano -dijo Olivia -Edward me ha pedido matrimonio
-Oh -Samira mostró una enorme sorpresa en su rostro, aunque en realidad no le sorprendió, en los pocos momentos que había estado junto con Olivia y Edward en la misma habitación podía notar entre ellos una especie ambiente y miradas que su “ella” anterior había confundido con desagrado, pero ahora que había tenido que replantearse muchas cosas de la vida y sobre todo pensar en otras cosas cuando tenía que compartir la misma habitación con su marido había llegado a la conclusión de que estaba equivocada y el compromiso solo le daba la razón -es maravilloso
-Sí es increíble -dijo un poco cortante Amelia -Hablemos de lo que me dijiste anoche…
-¿Qué estoy embarazada? -Pregunto Samira como si no fuese nada, Amelia asintió -No he sangrado desde mi boda y siempre he sido muy puntual, creo que es obvio…- Amelia había tenido un retraso después de su primera vez por lo que consideraba que era normal aunque dos meses era mucho a menos de que Samira tuviese ovarios poliquísticos o alguna otra cosa que impidiera su periodo, aunque sin duda lo más probable y razonable era un embarazo “ojalá estuviéramos en el futuro” pensó Amelia en las pruebas de embarazo casera que obviamente esta época ni siquiera estaba cerca de inventarse -Aunque claro tendré que esperar un mes más para confirmarlo
-Si lo está ¿qué quieres hacer? -Pregunto Amelia pensando en un aborto, pero tan prono como el pensamiento le paso por la cabeza y las palabras le salieron de la boca se arrepintió, Samira no parecía el tipo de mujer que pudiera soportar un aborto ni física ni emocionalmente, aparte la simple mención del tema podría provocar repudio de parte de Olivia y Samira inmediatamente, este no era un tema que se hablara abiertamente, ni siquiera en el futuro lo era
-¿A qué te refieres? -Pregunto Samira, sin embargo, no la dejo terminar -Amelia te quiero, pero el día que me case acepte que está seria mi vida -Samira se tocó el morado con una expresión triste -no puedes ayudarme, así que no te involucres en mi vida solo quédate allí siendo mi mejor amiga y ya
Amelia se arrepintió una vez más el haber dejado a Samira casarse con ese hombre, pero lo hecho estaba hecho y no había nada que lo pudiera deshacer, ella tampoco podía pensar en nada que pudiese hacer para mejorar la situación de la joven, por los momentos lo único que le quedaba por hacer era seguir allí sentada siendo la mejor amiga de Samira y nada más
Cipriano se sintió juzgado como el peor criminal del mundo cuando acompañó a Edward hasta la iglesia para pedirle los permisos y la fecha de boda, pero el sacerdote tan pronto lo vio entrar lo fulmino con la mirada, tal vez no había sido la mejor idea que el hombre acusado de ser un libertino fuese a la iglesia, era obvio que la iglesia reprochaba enormemente estos escándalos aunque todos sabían que era la más beneficiada, cuando surgen este tipo de cosas se requería una boda rápida, por lo tanto, se requiere permisos especiales y para nadie era un secreto que para obtenerlos los sacerdotes se aseguraban de obtener una buena recompensa, incluso se decía que la cadena de oro con un dije de una cruz de oro que llevaba el sacerdote a todas partes era el soborno de una joven duquesa embarazada que necesitaba de una boda discreta y rápida:
-Padre necesito hablar con usted -Edward hablo sin importarle mucho que su amigo estaba siendo asesinado con la mirada
-¿A qué ha venido Conde? -El sacerdote posó la mirada en Edward y como su mirada asesina tampoco cambio Cipriano supuso que se debía a que Edward tampoco tenía buena fama y este faltaba a la iglesia incluso más que él
-Necesito un permiso de bodas y a su vez poner una fecha para la misma -los ojos del sacerdote volvieron a posarse en Cipriano
-¿y por qué no lo pide el novio? -preguntó con desdén
-Yo soy el novio -Eso hizo que el sacerdote posara sus ojos otra vez en Edward esta vez con sorpresa -Anoche le he pedido matrimonio a la joven Olivia Laurens y esta ha aceptado
-No entiendo -dijo el hombre confundido -Pensé que el responsable de la desgracia de la joven Laurens era el doctor Cipriano
-Un vil rumor -Dijo Edward antes de que Cipriano pudiera defenderse de las acusaciones -Cipriano nunca ha tocado un solo cabello de la señorita Olivia y el rumor no tiene fundamentos y sinceramente creo que se hicieron con algún fin ponzoñoso para obligar a la joven a contraer matrimonio con él
-¿Entonces por qué usted quiere casarse con ella?
-Por qué la amo -dijo en voz tan alta que la última palabra pareció retumbar en los cimientos de la iglesia
-No grites, hijo -Gruñó el sacerdote
-Padre quería pedirle matrimonio a Olivia desde hace mucho tiempo -admitió Edward un poco más cansado -Quería esperar a la temporada cortejarla y luego pedirle matrimonio
-Como debe ser -dijo el sacerdote
-pero en vista de ese envenenado rumor solo pude apurar mis planes
-¿Puede jurarme que este matrimonio no se está haciendo con fines de ocultar cosas más turbias?-Preguntó el sacerdote después de reflexionar largamente
-Padre le juro que no le pedí matrimonio a Olivia por algún otro motivo que no fuese el amor, ella no lo sabe, pero me tiene encantado y si me lo permite seré solo de ella y nada más de ella por el resto de la eternidad
-¿y dónde dejas a dios? -gruño el padre con recelo, Edward le hubiese querido decir que para él, Olivia y dios eran lo mismo, pero entendía que el sacerdote no le agradaba en nada eso
-Padre mi alma es de dios, pero mi vida terrenal quiero que pertenezca por el resto de mi vida a Olivia
Cipriano vio con vergüenza a Edward cuando el sacerdote aceptó, este fue directo al sacerdote lo abrazo y casi daba saltos de felicidad, el comportamiento de Edward era demasiado vergonzoso
copy right hot novel pub