Modo oscuro
Idioma arrow_icon

La Llave En El Lago

Capítulo 37:

Edward encontró a Amelia conjunto a Cipriano y el vizconde Navarra este último veía con mala cara al primero, pero cuando vio a Edward su expresión cambió radicalmente:

-¡Su excelencia! -Le sonrió el conde -Me alegra saber que ya está de vuelta -A Edward no le sorprendió que el vizconde supiera de su partida, puesto a que el ama de llaves ya le había informado que Amelia había recibido varias visitas del vizconde cuando este no estaba, al que sí le sorprendió saber que el Conde había viajado fue al doctor quien había mantenido su distancia los últimos tres días y, por lo tanto, no tenía idea de que su amigo se había ido de la ciudad

-¿Saliste de la ciudad? -preguntó Edward frunciendo el ceño

-Es un gusto volver a verlo -Edward se dirigió al vizconde -Estuve en la “la villa” -así era como Edward llamaba a su casa de campo -Estaba pensando tomar a la hija de la familia Acosta como mi protegida -informó, la niña le había dado una buena impresión, tal vez la niña no podría pertenecer a la alta sociedad, pero si Edward la tomaba como su protegida podría asegurarle un buen matrimonio que le diera una buena vida, Cipriano se sorprendió, sabía que los Acosta eran buenas personas, pero no tenía idea de que Edward quisiera un protegido

-¿Una protegida? -Preguntó Amelia confundida porque no entendía que se refería

-Oh si, luego te explico los detalles estoy seguro de que la niña te va a encantar -Edward le quitó importancia -Bueno creo que hora de irnos -Anuncio

-Su… excelencia -El vizconde tosió -Me preguntaba si podría visitar a la joven Amelia antes de la cena de Nochebuena...

-Si desea se puede quedar para la cena -Fue su respuesta

-¿En serio? -los tres casi corearon

-Si, mi cocinera no estará contenta, ya que invite a los Laurens también, pero mientras más mejor -la verdad era que Edward estaba bastante preocupado porque la señorita Laurens no le había contestado y creía que estaba a punto de darle el perdón, pero ahora que se había ido sin otorgárselo, ella podía pensar y negarse ¿Qué pasaría si ella se negaba? Eso sería muy incómodo aunque había posibilidades de que por lo menos no lo hiciera esa noche si estaba rodeada de personas

-En ese caso le enviaré a mi cocinera para que le sea de apoyo

-oh eso sería estupendo, me cae bien mi cocinera, pero le tengo miedo a ella y sus cuchillos cuando se molesta -bromeó Edward mientras le extendía el brazo a su prima -entonces espero ambos esta noche -se despidió y mientras escoltaba a Amelia al carruaje tomados del brazo

Amelia todavía se preguntaba que significaba el término de protegida, el futuro un protegido solo era una persona que se beneficiaba de su jefe y era casi imposible que lo despidieran, pero en este caso entendió que se estaba hablando de una niña, Edward interrumpió sus pensamientos:

-Debo darte las gracias

-¿Qué? -Amelia lo miró confundido -¿Por qué?

-No lo sabes, pero el padre de Cipriano es un hombre bastante abusivo

-¿Abusivo?

-Si, él golpeaba a Cipriano hasta por respirar -Edward sabía que Cipriano había suprimido sus recuerdos, su amigo nunca negaba que su padre lo golpeaba, pero él tendía a disminuir las situaciones de violencia que había vivido, Amelia se sorprendió nunca pensó que Cipriano había sido víctima de maltrato infantil -Hubo una vez que fui testigo -Edward recordó con tristeza, había sido uno de esos escasos días en lo que su madre lo había permitido ir a jugar a casa de Cipriano y no al revés, al llegar el ama de llaves le informó del paradero de su amigo, él decidió ir solo, pero cuando se acercó a la habitación donde se suponía que estaba Cipriano pudo escuchar los llantos y gritos del niño diciendo “por favor padre para” y “no lo volveré a hacer padre por favor no me pegues más” y varios golpes secos, Luciano el hermano mayor de Cipriano se encontró a Edward en el pasillo y se lo llevó a la cocina de la casa y le hizo prometer que no diría nada “Cipriano se avergonzaría si supiera lo que escuchaste por favor no le digas nada” y así había hecho, pero desde entonces se había encargado de que su amigo supiera que podía contar con él para cualquier cosa -no es algo de lo que me gustaría que le comentaras ¿Entiendes?

-No le voy a decir que sé que su padre lo golpeaba

-Está bien, en fin ese hombre… es un desgraciado y, por lo tanto, cada vez que se le deja en su lugar me alegro bastante… pero con cualquier otro noble evita hacerlo -lo cierto era que le agrado que Amelia defendiera a Edward, pero lo que había pasado no era bien visto y podría haber ocasionado un problema mucho mayor si hubiese sido cualquier otro hombre.

Amelia tenía una nueva perspectiva sobre Cipriano, hasta el momento le parecía que era un hombre antipático que la había juzgado sin ni siquiera conocerla, pero ¿cómo reprochádselo? Si su padre quien era el hombre que se supone que era la persona que debía protegerlo y cuidarlo cuando era niño había hecho todo lo contrario, era obvio que tendría dificultades para relacionarse con desconocidos.

Edward observaba como el rostro de Amelia había cambiado, “seguramente está pensando en él” se dijo así mismo y no la culpa era una información sensible de una persona, pero al mismo tiempo Edward debía preguntar algo que quería preguntar desde la mañana que los consiguió durmiendo juntos:

-Lía puedo preguntarte algo

-Si dime -Amelia que había estado distraída con sus pensamientos sobre Cipriano le respondió de manera casi automática

-¿Te gusta? -Amelia lo miró entre confundida y sorprendida -me refiero a Priano ¿Te gusta?

-¿Qué? No -Amelia pregunto y lo negó al mismo tiempo mientras se sonrojaba, Edward lo medito por un momento ¿tal vez era muy pronto para ella saber lo que sentía?

-Pues si te gusta que no digo que sea así, y decidieras quedarte yo podría arreglar los detalles para su boda

-Oh Edward no seas ridículo -Gruño Amelia avergonzada -no me gusta Cipriano y si así fuera ¿crees que dejaría a mi familia por un hombre? -Edward había escuchado tantas historias de la familia de Amelia que sentía que casi les conocía verdaderamente, incluso se lamentaba no poder realmente conocerlos nunca y claramente Amelia nunca podría dejarlos de por vida, aun así Edward quería mucho a Amelia en cuestión de días ella se había ganado su corazón y la quería tanto como a una hermana, por lo tanto, tampoco quería que ella se fuera

-Solo quería que existía esa opción

Amelia lo miró fijamente, ella no había pensado en la posibilidad de quedarse en esa época, ella tenía todas sus esperanzas en que cuando el lago se descongelara ella podría regresar, pero ¿qué ocurrirá si no funciona? No lo quería pensar por supuesto ella debía poder viajar ¿sus padres pensarían que ella fue secuestrada? ¿Desaparecida? ¿Qué había sido asesinada y estaría enterrada en el patio trasero de algún desconocido? Y en dado caso si no podía regresar ella no se casaría con Cipriano ¿o si?

copy right hot novel pub

Comentar / Informar problema del sitio