Edward y Cipriano compartían el mismo gusto en moda se conformaban con un traje negro a diferencia de los trajes de colores, las pelucas y en algunas ocasiones el maquillaje que llevaban con tanto orgullo los demás caballeros y este simple traje negro que usaban, los hacía sobresalir y verse elegantes en cualquier momento.
Para Cipriano que estaba muy lejos el vestido en sí no tenía ningún detalle fuera de lo normal, pero cuando Edward se acercó con ella para tratar de entablar una conversación antes de que les comenzarán a llegar los agradecimientos de cortesía por la invitación, Cipriano lo vio o mejor dicho las vio, sinceramente Cipriano las había visto cuando ella estaba enferma y trataba de levantarse, pero ahora era distinto, en su momento ella era un paciente que estaba a punto de morir y ahora sus senos estaban acentuados de tal manera que volvería loco a cualquier hombre:
-pensé que no vendrías - le dijo Edward aunque Cipriano se siente más atraído al busto de Amelia que a la conversación, sin embargo, era importante mantener el decoro
-soy tu amigo y aunque estés siendo manipulado no voy a dejar de apoyarte
-Para ser alguien que no le agrado no deja de mirarme los senos - Respondió mordazmente Amelia, y los tres se sonrojaron, Cipriano tenía que reconocer que lo había atrapado y al mismo tiempo que ella no era como las demás mujeres, eso estaba claro, ella pensaba y decía lo que quería sin importar si se pedía o no su opinión o si era un insulto o no y eso era bastante extraño en una mujer, Cipriano y Edward torcieron un poco para disimular la indiscreción y fueron salvados por la antigua baronesa de Baudin que se acercó al rescate con un grupo bastante grande de personas.
Y así fue como Edward y Amelia se quedaron atrapados con la antigua Baronesa de Baudin, una viuda de no más de 60 años, con el cabello de un color rubio brillante que comenzaba a mostrar algunas canas, aunque se notaba que la mujer se había esforzado enormemente en ocultarlas también mostraba algunas arrugas en su rostro, para Amelia no cabía duda de que aun en la vejez era una mujer muy hermosa, sin embargo, tampoco se podía poner en duda que era una mujer superficial y desagradable, en los cinco minutos que llevaban hablando Amelia y Edward solo habían hablado cuando se hicieron las presentaciones de rigor, cosa que la señora aprovechó el desconocimiento de Amelia para crear una conversación innecesariamente larga sobre quién era ella, quien había sido su esposo y quienes eran sus hijos, Amelia le tocaba escuchar sobre cómo su hijo de tan solo doce años era el nuevo barón, como pensó que no tendría hijos después de su tercera hija y todas esas cosas que Amelia no le interesaban en nada, sin embargo, estaba agradecida del ego de la Baronesa que estaba tan obsesionada con ella misma y su familia que no había hecho ninguna pregunta sobre ella (aunque claro está Edward y ella habían inventado una historia lo bastante creíble por si alguien le preguntaba).
-oh Conde, que modales los míos ¿Conoce a mi hija, cierto? -Amelia juro que había visto remirar los ojos a Edward, este le había comentado que había un par de madres interesadas en que sus hijas se casen con él y que él no quería hacerlo aun y que este baile solo atraería a un montón de “Buitres” según las propias palabras de Edward, pero el baile era algo que no se podía evitar, Amelia sentía un rechazo completo por esa costumbre, pero qué podía hacer ¿decir que venía del futuro y explicar lo mal que era casar a una mujer tan joven y posiblemente en contra de su voluntad? Había contemplado la idea, pero luego de imaginarse todas las posibilidades habidas y por haber, se dio cuenta de que tal vez eso cambiaría el futuro y pensó en todas las películas que decían lo peligroso que era un viaje en el tiempo y la posibilidad de no nacer aunque eso crearía una paradoja, pero eso era algo muy complicado de entender y ella solo quería volver a su casa tomar una aspirina y ver televisión.
Aunque su casa ya no era su casa cuando regresara no podría seguir viviendo con Erick eso estaba claro, sea lo que sea que pasaría cuando regresara estaba claro que no era momento de ser feminista, no era momento de su lucha, así que lo dejaría a las valientes mujeres que lucharían por sus derechos en los años venideros.
-Buenas noches, ilustrísimo conde y ¿señorita...? -La joven preguntó con malicia sin siquiera dignarse a mirar a Amelia.
-Puedes llamarme Amelia -No habían logrado dar con un apellido o posición decente para Amelia por lo que habían decidido ser los más vagos en esos detalles, ya que siempre había una mujer de la alta sociedad que conocería a equis persona que vive allá y conoce a la familia de ese respetable apellido y eso podría ser un problema. Amelia hizo una leve reverencia en forma de saludo y examinó a la mujer, era hermosa igual que su madre y por su forma de sonreír Amelia sabía que ella exudaba petulancia y vanidad igual que su madre -señorita Baudin -concluyó, Edward había explicado que normalmente se trataban con algún título de cortesía como ilustrísimo, realeza o excelentísimo, pero si había duda con señor o señora y el apellido bastaba.
-ya que insiste en que se le llame por su nombre puede llamarme Úrsula - La joven ni siquiera la miraba a ella, solo veía a Edward como un perro a un… ¿Hueso? Amelia estaba casi segura que en la actualidad casi nadie le daba huesos a los perros de comer, puesto que resultaba peligroso para la mascota, pero no se le ocurría ninguna otra manera que pudiera explicar la situación - seremos grandes amigas -seguía hablando sin mirarla, esto le molestaba aparte Edward estaba tan incómodo con la mirada de la joven por lo que Amelia tenía que hacer algo, ya que la situación le recordaba a una vez en la que estaba en una reunión con Hannah y otros amigos y uno de esos chicos comenzó a observar fijamente y de una manera tan lasciva que aunque él casi no le había dirigido la palabra la hacía sentía sucia y acosada.
Amelia seguía tomada al brazo de Edward de la manera más discreta posible jaló de este para que sus cuerpos estuviesen más cerca, casi tan cerca como un abrazo, lo que a ella sabía que era algo que se malinterpretaron y de seguro que le causaría problemas a Edward, pero ella no quería que él se siguiera sintiendo incómodo, para ella Edward era su mejor amigo, era como ver a Gael y ¿Qué clase de hermana quiere ver a su hermano incómodo? Y si es así ¿Por qué no proteger a su copia idéntica? Aparte le desagrada la actitud de la joven y le desagradan aún más saber que descendería de una persona tan odiosa y antipática si era que en algún momento la joven tenía éxito en su coqueteo
Con esta especie de abrazo la joven al fin la miraba y Edward se veía más incómodo y sonrojado de lo que estaba, pero Amelia se armó de la mejor sonrisa y dijo lo suficientemente alto para que varios chismosos la escucharan:
-por supuesto que seremos grandes amigas, estoy convencida de que mi amado primo cuenta conmigo para encontrar una amistad perfecta ¿si me entiende? -y en un gesto que ella sabía que sería considerado muy grosero le guiño el ojo a la señorita Úrsula Baudin, que la miraba con la boca abierta como si nunca en la vida hubiese visto a dos primos estar tan cercas el uno del otro.
Edward quien sin duda se encontraba contrariado entre lo que él consideraba un comportamiento reprochable y una broma bastante astuta para la baronesa y su hija, por lo que no sabía si más tarde tendría que reprender o felicitar a Amelia, terminó la conversación con una disculpa debido a que ellos tenían que hablar con otros invitados y sería descortés no atenderlos, Amelia seguía firmemente tomada de su brazo así que ambos se marcharon, era obvio que al otro día iban a haber rumores y que esta temporada de cortejos y bodas sería una de las peores, ya que Amelia había sentado las bases para el rumor de que él estaría buscando una esposa, pero tal vez si tenía suerte podía irse de viaje esta temporada para evitar a un sin fin de madres y jovencitas:
-Usted señorita es malvada - le murmuró Edward y ella le regaló su mejor sonrisa
-Pensé que me ibas a regañar
-No esperaba menos -Edward sabía que Amelia era una descarada y eso se lo atribuía en gran parte al futuro extraño en el que ella vivía y aunque se estaba comportando de una manera que se podría decir bastante bien, Edward siempre supo que Amelia causaría bastante de qué hablar aunque esperaba que por lo menos se desmintieran los rumores de un embarazo y una futura boda de parte de ellos
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