Cipriano todavía sentía en su piel el calor que había dejado la joven al abrazarlo y tampoco podía dejar de pensar en la cara puso ella al momento antes de abrazarlo, nunca le había visto esa cara, desde que la había visto en el cuarto tratando de levantarse, no, incluso cuando la había salvado y estaba inconsciente ella emanaba una especie de seguridad, su rostro siempre era el de una mujer que no necesitaba de un hombre para que la rescataran y, sin embargo, cuando la vio llorar y vio su rostro de preocupación él lo sintió como algo íntimo incluso aún más que besarla, más íntimo que verla desnuda, era un paso más allá que todo eso, esa pequeña fragilidad que había visto en ella había despertado algo en él… ¿Tal vez el deseo de protegerla?
Mientras Cipriano trataba de darle una explicación a sus sentimientos se dio cuenta de que la expresión de Edward se estaba endureciendo poco a poco, miro hacia Amelia que se reía tímidamente de algo que decía el vizconde, se preguntó si su amigo estaba celoso o si tal vez comenzaba a verla con los mismos ojos que él.
La cena fue agradable, la cocinera se había esmerado, el vizconde le contó Amelia algunos detalles de sus tierras y deberes y Cipriano había notado que estaba totalmente confundida y aburrida por las responsabilidades del vizconde, sin embargo, cuando el vizconde le habló de sus intereses como la pintura y el ajedrez ella se mostró sumamente interesada:
-me encanta el ajedrez- proclamó Amelia y recordó con cariño las partidas eternas con sus compañeros de clases, primos y hermanos aunque no podía recordar quien le había enseñado, un pequeño recuerdo que le cruzó por la mente le hacía sospechar que la persona que se encargó de enseñarle a jugar a ella y sus hermanos era su abuelo paterno, pero no estaba del todo segura
-¿en serio? -pregunto Edward y Alessandro al mismo tiempo, Cipriano pensó que solo era una estrategia de la joven para ganar el interés del vizconde “así son los estafadores” pensaba él
-oh si lo jugaba todo el tiempo con… -iba a decir hermanos, pero se supone que ella no tenía familia aparte de Edward -mi esposo -dijo en su lugar, todos notaron la expresión de Amelia y todos la interpretaron de forma diferente, Edward veía a una joven que estaba sola en el mundo y que quería regresar a como diera lugar al calor de su familia, el vizconde lo interpreto como la de una joven viuda que no sentía amor por su esposo, pero sí respetó y Cipriano solo vio tristeza y dolor en su rostro, todo estaban equivocados y al mismo tiempo y a su manera todos tenían la razón, sin embargo, ella siguió hablando sobre el ajedrez y las distintas estrategias y ciertas curiosidades que ninguno de los hombres conocía, pero que Amelia conocía perfectamente gracias al poder de su pasión y del internet.
Edward notó que Alessandro e incluso Cipriano veían a su prima con toda su atención, Cipriano parecía tan embobado como el vizconde ¿Era posible que Cipriano se estuviera enamorando sin darse cuenta?
El vizconde se marchó con la promesa de que regresaría después para jugar una partida de ajedrez con Amelia y ella quedó muy emocionada, desde que ella y sus hermanos habían entrado a la universidad no había tenido la oportunidad de jugar nuevamente.
Se quedaron Cipriano, Edward y Amelia en el gran salón, Edward estaba fumando en silencio y Cipriano solo se había quedado porque estaba casi seguro de que Edward había visto el abrazo y este seguro tendrá algo que decir y no más se escuchó el carruaje del vizconde moverse, él habló:
-No me gusta para nada lo que está pasando -Anuncio Edward y Cipriano sintió un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo, nunca había escuchado ese tono de voz en su amigo
-¿De qué hablas? -preguntó Amelia desconcertada
-Ese hombre quiere casarse contigo y tú te irás ¿y sus sentimientos? -Fue la respuesta de él y Cipriano se sintió aliviado, parecía que esta pequeña discusión no tendría nada que ver con él.
-Ya le dije que no me voy a casar con él, de la manera más educada posible -Amelia respondió con un tono similar al que Edward estaba usando -Aparte solo nos hemos visto dos días no puede tener sentimientos por alguien que solo ha visto por dos segundos
-No lo entiendes, porque de donde vienes todo es un libertinaje-respondió casi a gritos Edward
-Edward deberías calmarte -intervino Cipriano sin pensar, ya Amelia y Edward tienen la cara roja de la furia
-¿Qué quieres decir con libertinaje?
-solo mírate, vienes y te vas de la casa sin rendirle cuentas a nadie, te he escuchado decir más groserías que veinte hombres juntos y te mudas con hombres sin estar casados -Amelia trago saliva no sabía qué era lo que pasaba a Edward y su repentina molestia, pero en el poco tiempo que llevaban conociéndose jamás pensó que era un hombre de mente cerrada que esperaba que las mujeres le pidieran permiso para vivir su vida
-No he hecho nada malo, si crees que lo que acabas de decir esta mal es porque esta maldita época te tiene el cerebro dañado y no te preocupes ya no debes preocuparte más por mí-Amelia se abrió paso en el salón, estaba tan molesta que parecía una fuerza de la naturaleza, se fue antes de que alguien pudiera decirle algo, Edward seguía refunfuñando en el sillón con el vaso de whisky vacío, Cipriano no sabía qué hacer, si la joven se iba se cumpliría su cometido de separar a la estafadora de Edward, pero todo estaba oscuro y comenzaba a nevar, no era una buena hora para marcharse
-No te preocupes, seguro se irá a su pieza y ya mañana me estará pidiendo disculpas -El conde se sirvió otro vaso de whisky
-Edward ¿qué fue todo esto?
-Amelia es encantadora -Respondió él como si eso fuese un problema- ningún noble soltero o casado le quitó la vista de encima ayer, pero no pensé que alguien estuviera interesado en su mano
-debo admitir que yo sí conocía las intenciones del vizconde, pero no creía que sería tan directo
-yo tampoco pensé que alguien fuese tan directo, pero aun así cuando vi Amelia contigo abrazados -Cipriano abrió la boca para decir algo, pero Edward alzó la palma de su mano para indicar que se callara -déjame terminar primero, no sé que extraña relación tienen ustedes dos, pero el hecho es que yo sé que si ella desaparece mañana a mucha gente le va a doler, porque es un hecho que ella se irá y lo hará para siempre
-¿En serio crees que es una viajera del tiempo? -Cipriano todavía no sabía de donde era la joven, pero dudaba que fuese alguien que viajo a otra época.
-¿tú no? -fue la respuesta -¿has visto alguna noble o plebeya hablando como lo hace ella? -bueno Cipriano debía admitir ninguna mujer se enfrenta a gritos a un hombre -Amigo mío tú no lo ves porque no quieres verlo - siguió su amigo -ella regresara al futuro y será como si estuviese muerta
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