Modo oscuro
Idioma arrow_icon

La Llave En El Lago

Capítulo 26:

Cipriano cayó en cuenta que tenía razón, fuese una viajera del futuro o una estafadora, una vez que ella se fuese de la mansión no regresaría más y no entendía el porqué esto le hacía sentir triste:

-Puedo ver por tu rostro que entiendes lo que va a pasar cuando se vaya, ella ira a hacer su vida y trabaja en esas cosas que no entiendo y hará su vida sin pensar en nosotros porque para su futuro distante nosotros estamos muertos y no vale la pena ni acordarse, pero para nosotros ella estará viva y nos preguntaremos diariamente si estará bien, ahora imagínate si estuvieses enamorado de ella...

-no lo estoy

-pero si lo estuvieras ¿no te carcomería por dentro saber si está bien?

-es probable- si la joven desapareciera ahora, probablemente Cipriano no pensaría en ella y si lo hiciera sería una vez cada cierto tiempo, pero cuando eso pasara seguramente si se preguntaría sobre su paradero, si estaba bien o mal o incluso viva o muerta y si estuviera enamorado de ella, él sabía que se lo preguntaría a diario

-Es el peor sentimiento del mundo -Edward se sirvió un vaso de whisky

-hablas como si lo hubieses vivido

-sabes que si, como amigo nunca lo has oído de mí en voz alta, pero sé que tú lo sabes - Cipriano pensó en Olivia, la tímida y llorona Olivia

-Si tanto te duele porque no corres a pedir su mano -Edward tomó su vaso de un solo trago y se sirvió otro whisky

-Ella me debe odiar, estoy seguro de que se fue aquella vez por las cosas que dije y eso lastimo su reputación y orgullo de una manera que no puedo reparar -respondió él- ¿Crees que quiera casarse conmigo después de eso?

Cipriano no estaba de acuerdo, Olivia era una chica dulce que no sabía odiar y él estaba casi seguro que sus sentimientos eran los mismos que Edward, estuvo una hora más haciéndole compañía a su amigo, quien se había tomado casi toda la botella de whisky él solo por lo que Cipriano término arrastrándolo hasta su habitación para que este durmiera, como lo hacían en las noches de parrandas:

-si quieres puedes dormir en la habitación de invitados - le dijo Edward semi inconsciente por el alcohol y el sueño

-no, si hay alguna emergencia médica buscaran en mí… -antes de terminar la frase ya Edward estaba durmiendo…

Amelia había tomado un abrigo muy grueso y salió de la mansión, no sabía a dónde ir, pensó en ir al lago y probar suerte, pero estaba comenzando a nevar así que el lago debía seguir congelado sería una perdida de tiempo ir para allá, así que sin más decidió caminar hasta la ciudad.

En el futuro la ciudad se había expandido tanto que la mansión había quedado dentro de la ciudad, pero en esta época la mansión estaba afuera aproximadamente a unos 20 minutos en carruaje así que caminando sería el doble quizás un poco más y mientras caminaba pensaría en un plan de lo que haría tan pronto llegara a la ciudad.

Llegando a la ciudad Cipriano la vio, temblando de frío y caminando a pasos muy lentos por la nieve, mandó a parar el carruaje en seguida y bajo de él corriendo, casi no la reconoció por el abrigo que la hacía parecer más a un oso que a una mujer:

-Por la sangre de nuestro señor ¿qué haces acá?

-Le dije a Edward que no tendría que verme más, deberías estar feliz

-¿Feliz? -Cipriano se quitó el abrigo para ponérselo encima, a pesar de lo grueso de su abrigo, ella había caminado mientras estaba nevando y su abrigo estaba tan empapado como ella - Cómo me haría feliz que una mujer camine… -cayó en cuenta -¿caminaste hasta acá? -ella no quería aceptar su abrigo y siguió caminando, Cipriano pensaba que la mujer era terca como una mula, mientras ella caminaba, él caminaba detrás de ella

-porque no se va y me deja en paz -gruñó ella

-porque no me deja regresar a la mansión y así los dos vamos a dormir en paz

-No espero que lo entienda, pero no regresaré a la mansión

-¿por qué no?

-Me esfuerzo -ella se giró hacia él y tenía lágrimas en su rostro y la piel de su cara tenía una tonalidad que iba desde un rojo intenso a un azul “se está congelando” pensó Cipriano -pensé que era lo suficientemente buena para que me contrataran y no tuviese que depender de mi familia y ahora trabajo en una oficina para mis padres haciendo cosas que odio, pensé que mi relación era increíble y termine siendo engañada -tomó aire un momento -ahora me esfuerzo por encajar en una época que no conozco porque nunca me apasiono la historia y no sé ni siquiera si estoy comiendo con el tenedor correcto en la mesa, y rechazo a un hombre de la mejor manera posible y de alguna manera terminó peleada con el único amigo que tengo y en un camino lleno de nieve con un hombre que no le caigo nada bien -ambos se miraron fijamente -No sé que haré, pero no pienso regresar, a menos que sea para regresar a mi casa -El silencio se hizo eterno, la nieve caía sobre ellos, había sido un día brillante casi cálido, pero en contraste la noche estaba resultando terriblemente fría, no había mucha luz, solo la que la luna ofrecía y era tan tarde que ya no había nadie en las calles

-Estamos cerca de mi casa -Se sorprendió Cipriano a sí mismo al decir esas palabras -¿Qué le parece si la invito a tomar algo caliente y después de que se relaje vemos si todavía no quiere regresar buscaremos un sitio donde pueda quedarse?

Amelia no entendía por qué había aceptado ir con él, a ella no le agradaba y ahora estaba en su hogar, era un pequeño y acogedor departamento de dos habitaciones y un estudio, todo lleno de libros de medicina e instrumentos médicos anticuados que solo se verían en un museo en el futuro, era completamente distinto a la mansión, no había servidumbres, ni ningún lujo:

-Iré a preparar un té -se ofreció Cipriano al momento que abandonaba la habitación, como no tenía servidumbre tenía que hacer las cosas él mismo, le había pedido a su cochero que regresara a la mansión y le diera una carta de suma urgencia al conde, lo había hecho tan en secreto para que la joven no se diera cuenta de que en el apuro olvido que el Conde estaba pasando por una borrachera y lo más probable era que no despertara hasta mañana pasado el mediodía y en el mejor de los casos lo haría en pocas horas, pero la resaca no lo dejaría comprender la situación, ella seguía parada en la entrada del apartamento rígida, estaba empapada de los pies a la cabeza por la nieve derretida, Cipriano la vio fijamente por un segundo antes de marcharse a la cocina, hizo el té y cuando regresó se sorprendió que esta estuviera parada en el mismo sitio

-¿Por qué no ha tomado asiento?

-Estoy mojada y no quiero arruinar sus muebles -Respondió, tenía los labios casi tan azules como la vez que él la rescato de morir ahogada

-No se preocupe por eso, le buscaré algo para que se seque, pero lamentablemente no tengo ropa para que se cambie -Cipriano busco rápidamente algo para que se secara y encendió el fuego de la chimenea, ella sin ningún tipo de escrúpulos se sentó en el suelo frente a la chimenea, aunque parecía sumamente incómoda por todas las cosas que llevaba encima -tal vez estaría más cómoda si se quitara el abrigo

-estaría más cómoda si me quitara todo este disfraz -él no supo qué debía contestar, ella estaba perfectamente vestida, no tenía nada que pareciera lo más similar a un disfraz, Amelia pensó en lo incómoda que estaba, en el frío que había pasado, en la pelea de Edward y todo siempre la guiaba a encontrar un solo culpable- todo es culpa de Erick -tomó un trago de té

-¿Disculpe?

-mi exnovio ¿recuerda? -Amelia necesitaba a Hannah y mucho helado de chocolate, no sabía si era el extraño ambiente informal de la casa del doctorcito o la chimenea que daba una sensación cálida en el cuerpo, pero se dio cuenta de que en todo ese mes no había tenido la oportunidad de llorar por su relación -sino que me hubiese engañado

-tal vez no debió mudarse con él -respondió Cipriano y luego tomó un sorbo de su té mientras miraba fijamente a la joven y ella lo vio fijamente

-tal vez tenga razón- respondió ella después de un instante, ambos tomaron té -Pero aunque sea así, no puede venir con un discurso machista

-¿discurso machista? -Cipriano se hago con el té y logró hacer la pregunta en medio de un ataque de tos

-en esta época se escandalizan con el sexo y no permiten que las jóvenes ni siquiera besen a su prometido antes de la boda y aun así no hay garantías de que no vayan a engañar a la pobre mujer

copy right hot novel pub

Comentar / Informar problema del sitio