Había sido casi de inmediato que la señorita Laurens se había resfriado, no era nada grave por lo que no ameritaba llamar a ningún médico, pero su madre le indico que lo mejor era que descansara, la matriarca de la familia Laurens se encontraba bastante enferma, tenía la enfermedad de los temblores, al principio los temblores habían comenzado en su mano derecha, pero había llegado al punto en que no podía ni mantener el equilibrio, se le hacía muy difícil hablar, pero aún se le comprendía lo que decía y tan pronto vio a su hija estornudar le ordenó que permaneciera en la cama.
Ella había tratado de explicarle de la invitación que su hermano y ella habían recibido, pero como buena madre preocupada por su hija le dijo de manera casi ininteligible “tu hermano ira, tú te quedas”, esto le provocaba una enorme frustración, casi desde el momento en que se había levantado supo que el día sería muy frustrante y lo confirmo tan pronto se montó en carruaje contratado por Oliver:
-Liv -Así la llamaba su gemelo
-¿Qué pasa Oli? -Pregunto
-Deberíamos regresar al campo ¿no crees? -Oliver no le gustaba la ciudad y prefería el campo y ella lo sabía bien, pero desde que había heredado el título y las deudas de su padre, todos en la familia coincidieron que lo mejor era regresar a la ciudad para tratar de encontrar un buen matrimonio en un una buena familia para qué los ayudará a aliviar las deudas que había dejado su padre, Olivia había recibido algunas propuestas, pero Oliver y ella se habían negado en rotundo, las propuestas provienen de hombres casi tan desagradables como el señor Fitz, Oliver se negaba a casar a su hermanita con un hombre así solo porque su padre era un irresponsable que lo único bueno que había hecho en su vida era morirse y Olivia que al principio solo quería ayudar comenzó a negarse de lleno cuando se enteró lo que conllevaba la noche de bodas
-No podemos hacer eso ¿Cómo pagaremos las deudas de nuestro padre si nos vamos?
-Siendo realistas ninguna mujer se casará con alguien con deudas -Respondió su hermano con frustración -y me niego a casarte con alguien que te triplica la edad
-Oliver no me voy a ir -Dijo con firmeza -Me casaré con quien deba casarme por el bienestar de la familia -Gruño
Eso provocó una discusión bastante grande entre los hermanos y la discusión solo se detuvo cuando llegaron a la iglesia, Oliver daba sus razones de por qué debían irse y por su lado ella defendía su opinión de quedarse.
Mientras Olivia pensaba en esa discusión su hermano entró en la habitación, iba bien vestido aunque su ropa era bastante vieja, desde hace tiempo ellos no tenían dinero suficiente para comprar ropa nueva:
-Hermana -Comenzó Oliver -Voy a salir a casa de Edward ¿Hay algo que quieras decirle a él o a la señorita?
-Solo que tengan una feliz nochebuena - respondió ella
-Entiendo -Su hermano se la quedó viendo -¿Qué te quería decir él?
-La verdad es que no era nada importante -Olivia sabía que su hermano le preguntaría en cualquier momento, pero aun así no tenía idea de que decirle, su hermano suspiro
-Esperaba que pidiera tu mano -respondió su hermano cabizbajo
-¿Por qué me pediría que me case con él? -Bufó Olivia -Ya sabemos lo que él piensa de casarse conmigo
-Olivia eso fue hace mucho tiempo -protesto su hermano - y aparte siempre pensé que el tenía sentimientos hacia ti y tú hacia él -Su hermana se sonrojó, Claro que sí tenía sentimientos por él y por eso estaba a punto de convertirse en una solterona
-Sabes que no es así -respondió ella enojada, jamás le admitiría a su hermano sus sentimientos hacia Edward
-Bueno igual Edward hubiese sido mil veces mejor que cualquiera de esos pretendientes que han llegado -Olivia tenía que admitir que eso era cierto, dejando fuera sus sentimientos Edward era un excelente candidato -Bueno me retiraré, que tengas una feliz nochebuena
-Igualmente hermano…
“Oh Edward, Edward, Edward” se quedó pensando Olivia, para ella Edward era un príncipe azul con su rubio y sus enormes ojos color avellana, ella había sufrido mucho cuando su hermano le había contado años atrás lo que Edward le había dicho, tanto que le rogó a su madre que por favor la dejara regresar a su casa de campo, su madre quien sabía de los sentimientos de su hija no dudo ni en un momento dejarla ir y aunque mantuvo la mayor discreción posible por su partida ambas lamentaron casi de inmediato las consecuencias de su partida en medio de una temporada de cortejo, los rumores habían sido muy malos en especial porque el Barón de Juras estaba a un paso de pedirle matrimonio y esto había provocado tal irá al Barón que este mostraba su disgusto a cualquiera que se le acercara, aunque nunca puso en duda que la señorita se había comportado con la mayor de las descendidas con él tampoco colaboró para acallar los rumores.
Sin duda Olivia había sufrido enormemente las consecuencias de un desamor no correspondido, pero ahora lo ocurrido hace años regresaba para golpearle en la cara nuevamente, esta vez por más que el gemelo de Olivia insistiera y proteste ella no volvería a cometer el mismo error de huir de la ciudad, esta vez se iría de ciudad casada o, sino no se iría nunca.
Edward le había pedido disculpas y aunque ella no sabía por qué, sin embargo, lo había hecho y parecía querer una respuesta concreta a esas disculpa, pero ¿Qué debería responder ella? Su primer instinto había sido disculparlo era lo que se hacía cuando una persona pedía disculpas aparte si él lo recordaba después de todo estos años quería decir que llevaba años arrepintiéndose de lo sucedido, pero después de haber pasado casi todo el día en cama y haber meditado sobre lo que había pasado a partir de las cosas que dijo ¿Realmente se merecía que lo disculpara? Esas palabras habían sido la razón por la que ella había arruinado su vida “era muy joven y estúpida por eso sus palabras me afectaron tanto” se dijo así misma mientras trataba de descubrir que se supone que debería hacer en esta situación.
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