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AMARTE ES UN SECRETO

Capítulo 53: Olor a perfume de mujer

Eduardo se rio y la miró con cariño.

—Así que eso es lo que te preocupa... No te preocupes, da igual que sea hombre o mujer, le mandaré fuera de mi despacho. No habría ninguna comunicación extra, salvo la necesaria para el trabajo.

Celia miró la puerta cerrada del despacho y le abrazó discretamente.

—¿Crees que estoy siendo irracional?

Eduardo la besó en la frente.

—Tonta, puedes hacer lo que quieras delante de mí.

Los dos coquetearon un rato hasta que sonó el teléfono y Eduardo la soltó para que volviera al trabajo.

Celia se conmovió al ver lo guapo que estaba cuando trabajaba tan seriamente. Él le había dado seguridad, entonces no debería pensar de más.

Fueran cuales fueran las verdaderas intenciones de Mariano, si le había dado la oportunidad para ascender, debería aprovecharla.

Cuando se convirtiera en la mejor versión de sí misma, sería más digna del hombre que amaba.

Volvió al departamento de marketing y sus antiguos compañeros se convirtieron en sus subordinados, sin embargo, Celia no se hizo la jefa arrogante.

Seguía trayendo leche de soja caliente a sus colegas cada mañana y de vez en cuando compraba fruta para compartirla en la merienda.

El aspecto interpersonal era algo que seguía manejando muy bien.

Solo que la carga de trabajo diaria era tan grande que ni tenía tiempo para ver a Eduardo.

Había escuchado que su nueva asistenta era una chica recién graduada de la universidad. Tenía un cuerpazo y participó en el concurso de Miss Mundo. Quedó entre las 100 primeras.

Eduardo no se lo contó, y Celia tenía vergüenza de preguntarle directamente. Si hacía tantas preguntas, le haría quedar mezquina y Eduardo podría pensar que no confiaba en él.

Cuando por fin llegó el viernes, Celia volvió al apartamento temprano.

No se habían ni llamado en los últimos días, sólo algunos mensajes en WhatsApp. «Supongo que él también me echaba mucho de menos, ¿no?»

Cuando escuchó la puerta abrirse, Celia, que estaba en el sofá, miró el reloj. Ya eran las once y media de la noche.

—Qué horas son estas de volver… —Cuando dijo eso, ella misma notó el enfado de su tono.copy right hot novel pub

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