Modo oscuro
Idioma arrow_icon

AMARTE ES UN SECRETO

Capítulo 56: Las dos mujeres se encuentran

—Llamándote en medio de la noche. Qué asistente más profesional —El buen humor de Celia desapareció.

Aún no había visto a Rosa y ya tenía mala impresión de ella.

—Sigue trabajando horas extras, pondré el altavoz —Eduardo sabía que si no era importante, no le llamaría a su número privado en mitad de la noche.

En cuanto se encendió el altavoz, sonó una voz femenina, joven y sensual.

—Señor Eduardo, perdone que le moleste a estas horas… Cuando terminé los informes y quise salir, no sé qué interruptor del pomo he tocado, pero me he encerrado en el despacho…

La joven tenía un tono lloroso y provocaba pena en quien la escuchaba.

—Hay edredones en el armario. Apáñate en el sofá por una noche. Vendré a abrir la puerta por la mañana —Eduardo ni se inmutó.

—Yo... Tengo miedo… —Rosa empezó a llorar— Señor Eduardo, ¿puede venir ahora a abrirme, por favor? Tengo miedo de la oscuridad…

Celia se irritó, pero no dijo nada por Eduardo.

«¿Qué clase de subordinados lloran así a su jefe? Especialmente sólo llevaba un par de días en el trabajo.»

—¿Por qué te quedaste a hacer horas extras si te da miedo la oscuridad? —Eduardo no tenía intención de consolarla.

—Yo…—Los sollozos de Rosa se detuvieron y tartamudeó

A Celia se le ponía los pelos en punta al escuchar esa voz. Se bajó de la cama y fue a la ventana para tomar el aire.

—Ya basta. Llamaré al departamento de logística, espérate —Eduardo se dio cuenta de su cambio de humor y dijo impacientemente por teléfono.

Dicho eso colgó el teléfono y se acercó a la ventana para abrazar a Celia.

—Estás celosa otra vez.

—Me sentará mal tantos celos… Vete a abrirle la puerta a tu dulce ayudante.

—No te preocupes por ella, tú eres más importante.

Celia no quería ser una santa, pero tampoco quería que otra mujer durmiera en el despacho de Eduardo durante una noche.

—Date prisa, no vayas a asustar a la chica… Iré contigo, ya no tengo sueño de todos modos —Celia empezó a buscar ropa.

Eduardo sabía que hablaba en serio y no insistió más.

Los dos se dirigieron a la oficina.copy right hot novel pub

Comentar / Informar problema del sitio