Celia quería consolar a sí misma que el hombre sólo se había equivocado. Pero dijo su nombre con exactitud. Entonces definitivamente la conocía.

Pero, ¿quién era realmente?

Celia estaba desconcertada.

En ese momento, Eduardo también entró con los ingredientes, y con gran entusiasmo se dirigió a la cocina.

Celia pensó en cómo decirle esto, pero temía que se pusiera celoso o lo malinterpretara.

—Edu, ¿a los hombres les gusta referirse a sí mismos como papá delante de las mujeres? —Celia entró en la cocina y abrazó a Eduardo por detrás.

—No sé los demás hombres, pero a mí me gusta usarlo solo contigo, para coquetear —Eduardo contestó mientras cortaba las verduras.

—¿Y qué pasa si otros hombres se llaman papá delante de mí? —preguntó Celia con cautela.

Cuando dijo eso, notó claramente que el sonido del cuchillo sobre en la tabla de cortar fue más grave.

—¿Quién? —La expresión de Eduardo se volvió seria.

Celia le enseñó el mensaje.

—No lo sé —murmuró en voz baja.

—¡Alguien se atreve a desafiarme! ¡Voy a encontrarle hoy mismo! —La sonrisa en los labios de Eduardo se disipó.

—Por su voz, parece bastante mayor. No sé si es un pervertido o un estafador —Celia le contó sus sospechas.

—Lo investigaré —Eduardo guardó su teléfono en el bolsillo, y su expresión se suavizó inmediatamente al ver su mirada de cautela.

Por la tarde.

Eduardo envió a alguien a la oficina comercial a investigar el titular del número de teléfono: Nieves Alcalde.

Era un nombre de mujer.

Eduardo siguió investigando usando sus contactos de la policía y encontró que había en total veintitrés «Nieves Alcalde» en la Ciudad Sur, y todas mujeres.

—¿Podría haber utilizado un cambiador de voz? —continuó Celia pensando.

—No estoy seguro. El número está siendo rastreado por la policía y pronto determinarán su ubicación —Eduardo respondió.

Celia se puso nerviosa al escuchar que la policía estaba involucrada. Al fin y al cabo, para ella, todos los policías iban armados y luchaban contra los malos.copy right hot novel pub