Cuando las puertas del ascensor se abrieron, Celia aún no había vuelto en sí.

El hombre al no escucharla, la llamó por su nombre una y otra vez.

—Volveré pasado mañana al país. ¿Tienes tiempo para verme? —dijo el hombre expectante.

Una brisa fresca golpeó a Celia y la despertó bastante.

—Ya hablaremos pasado mañana —Colgó el teléfono y caminó un poco aturdida hasta la acera.

Sentada en la parada del autobús, la multitud iba y venía, pero nadie se fijó en ella.

Celia buscó el número de Milagros, con mil pensamientos en la mente.

Desde que tenía recuerdos, su madre le había dicho que su padre había muerto hacía tiempo y la crio sola. Celia conocía esa sensación y por eso, aunque sabía que había muchas cosas que no le gustaba de Milagros, la amaba, a la vez que la odiaba. Al fin y al cabo, ella le dio la vida y la oportunidad de crecer.

«Pero, ¿y este padre que apareció de la nada?»

Celia no podía encontrar una respuesta. Sus dedos se resbalaron y marcó el número de Milagros. Cuando lo notó y quiso colgar, sonó la voz de Milagros.

—Celia, ¿cómo es que tienes tiempo hoy de llamarme? —Milagros dijo sonriente.

Era la primera vez que Celia oía a su madre hablarle con una voz tan amable, y no había sonido del casino al fondo.

—Mamá, ¿qué estás haciendo? —Celia no sabía cómo sacar el tema de su padre, así que tuvo que empezar hablando de otra cosa.

—Voy a salir del trabajo. Eduardo me ha dado un trabajo muy fácil, tengo que agradecérselo más tarde —Milagros respondió sonriente.

Escuchó un ruido de frenado de un autobús, Celia frunció el ceño.

Ahora estaba muy irritada y no sabía qué podía hacer para calmarse.

—Quiero hablarte de mi padre —Celia ya había perdido la paciencia.

—¿Por qué se te ocurrió ese hombre que murió hace tanto tiempo? Nunca te crio ni te vio, probablemente ya se haya reencarnado —Milagros levantó la voz.

Las palabras de Milagros carecían de sentimeintos.

—¿Cómo murió…? —Celia apretó los dedos.copy right hot novel pub