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Atrapada en la Venganza de un Millonario

42. Altamar Juntos

Me es imposible olvidar todo lo sucedido entre nosotros la última vez que subimos a un barco juntos. Sé que todo eso ha quedado atrás y que hemos comenzado a reescribir una nueva historia, pero no puedo evitar mirar a mi alrededor y luego volver a verle.

— Quizás no ha sido una buena idea traerte al yate. — dice bajito y apenas puede mirarme a los ojos.

Acorto la distancia entre los dos y quito el vestido de playa que cubría el traje de baño que traía puesto —No, todo lo contrario. Ha sido una buena idea tú y yo necesitamos superar todo lo que sucedió entre nosotros antes y para eso debemos reescribir uno a uno los capítulos de nuestra historia. — le aliento y sin más dejo mi bolso sobre uno de los sillones para luego amarrar mis brazos a su torso y pegarme a él. —quiero pasar un día increíble contigo en altamar. — le pido y sonríe.

Sus dedos se enredan en mi cabello –eres la mujer más increíble que he conocido en mi vida. No sabes cuantas ganas tengo de hacerte feliz — me dice acercándose a mis labios lentamente y no puedo más que acercarme a los suyos también –te amo — me susurra y luego comienza a besarme de la manera más delicada posible.

Sus labios se mueven lentamente sobre los míos dejándome sentir cada detalle de ellos. Su lengua comienza a pedir permiso para entrar en mi boca y se lo accedo sin tener que pensarlo mucho. Son nuestras lenguas enredándose y sus manos paseándose por mi espalda lo que hacen que las altas temperaturas de Miami incrementen aún más. Él se detiene un instante y ríe sobre mis labios —creo que deberíamos zarpar primero, ¿no crees? — me pregunta y río.

— Sí, creo que es mejor. — afirmo y con un poco de dificultad nos separamos –iré por algo de beber mientras salimos de aquí, ¿de acuerdo? — propongo y él asiente.

— En la cocina hay de todo y el minibar, está repleto, trae lo que gustes. — me informa y luego me da un casto beso antes de subir al control del yate.

No hay ninguna duda que verle pasearse sin camiseta bajo el rayo del sol es un paisaje divino. Su escultural espalda y cada uno de sus músculos son una invitación para mis sentidos. Tengo claro que quiero disfrutar de él lo más que pueda el día de hoy, quiero sentirlo pegado a mí y respirar su exquisito aroma, que vivamos todo esto que estamos sintiendo como debimos hacerlo desde el principio.

Sacudo mis pensamientos y voy hacia la cocina del yate para buscar algo de beber. Cada detalle de este yate está cuidado a la perfección; madera, cuero blanco, espejos, y una decoración que invita a quedarse aquí por largas horas. En el minibar ubicado en el interior encuentro una botella del mejor champagne de todas, fría, a la temperatura justa. Agarro la botella, busco dos copas y me apodero de la bandeja de fresas que hay en el refrigerador. Una vez que tengo todo, salgo a la proa y dejo todo sobre la mesa de madera que hay allí.copy right hot novel pub

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