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(COMPLETO) Las Crónicas de Aralia (1): Gemelos de sangre

LXX

La noticia nos estremeció de los pies a la cabeza, impidiendo que diéramos un paso más en dirección opuesta. ¿Había oído bien? ¿Embarazada? ¿Pero eso no era imposible? ¿No debería estar contenta? ¿Por qué entonces parecía que estaba a punto de echarse a llorar? Sin saber muy bien qué hacer, miré a Tabak, pero su rostro mostraba la misma confusión que el mío.

—Pero, Karintia, eso es... es... maravilloso —suspiró Tabak con alivio, esbozando una sonrisa—. Al fin…

—No, Tabak —la voz grave de la híbrida detuvo su buen humor—. No lo es…

Teresa y Kenzye decidieron retirarse sin contar conmigo, pues sabían que yo permanecería exactamente donde estaba, aunque puede que aquello no fuera de mi incumbencia. Pero tras haber escuchado aquello… ¿Qué podía hacer?

Pasó una eternidad hasta que Karintia se dignó a mirarnos (a ambos) y en sus ojos podía percibirse su infinito pesar. Pensaba que la híbrida estaba deseando ser madre, pero en aquellos momentos no lo tenía tan claro. Algo estaba sucediendo, algo de lo que ni Tabak ni yo estábamos al corriente.

—No entiendo nada... —Tabak avanzó hacia ella, pero guardó un poco las distancias, creo que porque conocía a su hermana y sabía que necesitaba su espacio.

—Esto es complicado —ella frunció el ceño y volvió la vista de nuevo hacia la ventana—. Realmente no encuentro las palabras correctas… si es que las hay. Tienes que prometerme que pase lo que pase, y diga lo que diga, aceptarás mis decisiones e intentarás comprenderlas.

—Es lo que siempre he intentado hacer, aunque a veces me precipite y mis sentimientos puedan conmigo —con expresión solemne, pronunció sus siguientes palabras—. Lo seguiré intentando, Karintia. Pase lo que pase.

—Creo que debería dejaros solos y… —me estaba comenzando a sentir mal por estar en un momento tan íntimo entre los dos.

No obstante, los ojos de Karintia se posaron sobre los míos.

—No es necesario —me aseguró—. De hecho, prefiero que te quedes. Eres la compañera de Tabak, al fin y al cabo. Además, creo que aquel día tú también te quedaste con algunas preguntas sin responder.

Sus palabras me confundieron aún más. ¿Qué día? ¿Preguntas? Por supuesto que tenía preguntas, siempre las tenía. Incluso en aquellos momentos me moría por zarandearla y obligarla a contar todas sus penas. Pero no podía hacerlo.

—Karintia —Tabak reclamó su atención—. Puedes contar conmigo, sea lo que sea. Estoy aquí y siempre lo estaré. Eres mi familia.

Una lágrima se deslizó por la mejilla derecha de la híbrida. Apenas fue un reflejo iluminado por la luz de la Luna, pero pude verla. Tenía una sensación horrible en el pecho, como si me estrujaran el corazón, y un nudo en el estómago que me hacía sentir náuseas. Yo también me estaba poniendo nerviosa por momentos.

—La última noche que pasé en la Villa Gris yo ya había recuperado mis poderes —empezó a contar y yo fui recordándolo—. Jared sacó a todos de la habitación en la que yo dormía y me dejó sola. Me dormí, pero unas horas más tardes el vampiro regresó. Me había aplicado un hechizo de ilusión. A mis ojos, él parecía ser Lucian y aquella habitación se había convertido en mi dormitorio del castillo… hasta que descubrí el engaño. Intenté que Jared se detuviera, pero no podía dejar que él descubriera que volvía a poseer mi magia, así que... Cuando él me tumbó en la cama yo... No pude hacer nada.

Karintia lloraba silenciosamente, dejando que la tristeza se liberase de su cuerpo a través de lágrimas saladas que recorrían su rostro. Tabak y yo no podíamos creer lo que trataba de decirnos. ¿Jared había...?

—¿Te violó? —Tabak intentaba controlar su ira.

—¿Es eso lo que hizo? —esbozó una amarga sonrisa—. No estoy tan segura… No me defendí, hermano.copy right hot novel pub

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