Modo oscuro
Idioma arrow_icon

(COMPLETO) Las Crónicas de Aralia (1): Gemelos de sangre

LXXII

Hubo más besos aquella noche, aunque no tantos como a mí me hubiera gustado. Cada vez que nuestros labios se juntaban yo sentía que no podía despegarme de él, no quería dejar de probar su boca. Nuestras vidas habían sido una montaña rusa en constante cambio y me había visto demasiadas veces alejada de él, en muchas ocasiones por mi culpa. De modo que no iba a perder la oportunidad de estar con mi vampiro. Lo único “malo” era que él se seguía preocupando por mí.

—Deberías descansar —opinó tras un prolongado beso que hizo que se me encogieran las tripas.

—Me quedaría toda la noche despierta contigo con tal de recuperar el tiempo que hemos perdido —le aseguré, recostándome contra él en uno de los sofás del salón.

—No hace falta —sonrió—. Tenemos todo el tiempo del mundo. Nunca más volveré a separarme de ti, Lidia. Nunca.

—Yo tampoco quiero hacerlo. Jamás.

Solo esperaba que él pudiera cumplir aquella promesa silenciosa. Sabía que su vida no era fácil y la mía tampoco lo había sido demasiado. Muchas cosas podían suceder en un futuro. Lo único que tenía claro era que Tabak nunca me dejaría a propósito. Y eso me hacía feliz.

Tras un par de besos más, accedí a irme a dormir a regañadientes. Tabak me acompañó hasta mi habitación y se quedó pensativo al pasar por los dormitorios de mis amigas.

—Quizás mañana estén mejor y quieran hablar contigo de lo que están pasando, de lo que piensan —aventuró.

—Sí, puede que sí. Pero Teresa... ¿Cuándo será la prueba de Ángel?

—Coincide con el juicio de Jared —suspiró, alborotándose del pelo—. Esa misma noche.

—Es muy pronto —musité—. Ojalá pueda conseguirlo, tiene que hacerlo. Por Teresa, por su padre, por su manada, por sí mismo... No puede dejar que la oscuridad gane. ¿Verdad?

—A veces pasa —Tabak esbozó una triste sonrisa, porque aunque quería darme consuelo también quería darme la verdad—. Es duro, lo sé, pero no todos pueden ser dignos de ser el líder de una manada. El alfa debe ser alguien fuerte que pueda guiar a los lobos. Quizás Ángel no es un buen alfa todavía, o puede que sí. La Luna lo dirá dentro de dos días.

—Es la espera lo que mata, ¿sabes? Es tener que esperar de brazos cruzados sabiendo que no puedes hacer nada. Creo que es eso lo que Teresa lleva peor. Querría estar con su compañero...

—Está claro que Teresa haría cualquier cosa por él y que lo quiere. La verdad es que estoy casi seguro de que ella se quedará aquí, con nosotros, con la manada. Pero tu amiga Kenzye.copy right hot novel pub

Comentar / Informar problema del sitio