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CUÁNTO TIEMPO

Capítulo 57: Prepararle el desayuno

—Ayer iba a negociar una cooperación importante con ese cliente. Sabes bien que el propósito de llevarte allí es porque necesito estar sobrio.

Declan puso cara de sombrío.

—Y tú vas y te quedas inconsciente con las copas. El cliente no está nada contento al respecto, y no tuve tiempo para seguir hablando de la cooperación…

Elizabeth apretó los dientes y dijo:

—¿Qué quieres decir con que no tuviste tiempo para seguir hablando de la cooperación? ¿Lo hiciste a propósito? Podrías haberme pedido un taxi de regreso, pero no lo hiciste, ¿así que me tenías esto preparado? ¿Llevarme en persona y luego echarme la culpa?

Ella estaba un poco enojada.

Obviamente Declan lo hizo a propósito, pero él incluso lo decía como si de verdad fuera culpa suya.

«¿En serio? Si él me ha pedido que bebiera… ¿pero ahora me echa la culpa de todo?».

—Te desmayaste directamente en mis brazos delante de todos. Hacías caso omiso de mis gritos y no podía quitarte. ¿Cómo quieres que te llame un taxi en esas condiciones? —Declan estaba más enojado.

Elizabeth se sorprendió.

«¿De verdad que me negaba a abandonar su abrazo? aunque suena a mentira… no es imposible. Si es así ya no me extraña haber olido el olor de Declan por un buen rato. Ya todo tiene sentido…».

El rostro de Elizabeth palideció, y no sabía cómo explicar la situación. Después de un rato dijo:

—Yo… bebí demasiado. Ya viste cómo se lanzaban todos a brindarme las copas. En verdad, si en ese momento hubieras dicho algo, tampoco habríamos acabado así… —Su voz se hacía cada vez más baja.

Declan la miró y dijo:

—Tengo derecho a no decir nada. Ahora el problema es que no hiciste bien tu trabajo. ¿Cómo piensas compensarlo?

—No tengo dinero. —Elizabeth habló directamente, con el rostro sombrío.

Sabía que las cooperaciones de Declan se trataban de millones de ganancias. Era imposible que le pagara las pérdidas.

—Abogada Elizabeth, no me dirás que no vas a hacer nada al respecto, ¿verdad? Si todo el mundo se disculpa con tu actitud, créeme, el número de asesinatos en este mundo se duplicaría.

Apoyó su mano en el marco de la puerta, lo que obligó a Elizabeth a retroceder.

Elizabeth lo miró sin miedo.

—¿Qué quieres? —preguntó.

—Nada, primero discúlpate como es debido y luego hablamos de la compensación.copy right hot novel pub

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