Modo oscuro
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Destino Inevitable

LXX. Negocios.

Alessandro le arrebató la pistola de las manos para tomarla por la cintura y aunque ella se resistió pudo pegarla a su cuerpo.

–¡Suéltame! –Golpeó su pecho numerosas veces pero él la sujetaba con fuerza.

–Quiero que prestes mucha atención, te vas a quedar tranquila y me dejarás hablar sin interrumpirme.

–Dije que me sueltes. –Repitió mientras lo miraba con enojo.

–Y yo te dije que te quedes quieta, no me obligues a atarte para que así dejes de moverte. –Aurore paró de forcejear, y él se dio cuenta de las lágrimas que intentaba reprimir por la forma tan incontrolable en la cual estaba temblando entre sus brazos. Suspiró antes de comenzar a hablar–. Empezaré diciéndote que te amo como un maldito condenado, antes de hacerte algún tipo de daño me lo haría a mí mismo. ¿Cómo puedes pensar que todo era un plan para matarte?

–Tu amor mata.

Él la tomó por el mentón haciendo que lo mirara tan fijamente que sus labios llegaban a rozarse.

–Si mi amor mata, ¿por qué me amas, eh? ¿Por qué quieres a este pantano oscuro y tenebroso? Dime una cosa...–La apretó más a él, ella soltó un pequeño jadeo en sorpresa–. ¿Por qué te estremeces cada vez que te toco si sólo soy un monstruo incapaz de amar? Alguien que hiere y hace sufrir a quien se le acerque. –Ante su largo silencio atrapó sus labios en un deseoso y ansiado beso, Aurore intentó apartarse de él dando a penas pequeños golpecitos en su pecho pero la tomó por la nuca profundizándolo aún más mientras adentraba su lengua ardientemente. Con pasión y furor los enrojeció mordiéndolos, eran una adicción para Alessandro. La textura y suavidad de sus labios, más el néctar de su sabor lo enloquecían. Un sollozo de parte de ella lo obligó a separarse de sus labios unos escasos centímetros, juntó su frente con la suya mientras Aurore lloraba.

–Suéltame...–Susurró entre el llanto.

–¿Por qué nos hacemos esto, amor mío? –Besó una de sus mejillas mojadas inhalando su aroma–. ¿Por qué nos hacemos daño de esta manera? –Preguntó aún con sus labios tocando su piel–. ¿Es que no hemos sufrido lo suficiente? Te dije que te protegería de todo y todos, ¿te acuerdas? No llores por ese hombre...

Ella lo miró a los ojos con aquella infinita melancolía que lo desquiciaría en cualquier momento, odiaba verla así de triste y frágil.

–¿Quién me protege de ti, Alessandro? –Sonrió afligida–. Es una ironía que prometas protegerme del mundo entero cuando no eres capaz de protegerme de ti mismo. ¿Sabes? Creí en cada una de tus palabras, necesitaba hacerlo porque eras mi única salvación. –Cubrió su rostro estallando en un llanto desolado, reprimió las ganas de desahogarse para seguir hablando–. Después de darme cuenta de la gran mentira en la que vivía sentí que al fin tenía algo real, auténtico...–Se soltó de su agarre–. Pero de nuevo me doy cuenta de que no eres más que otra falsedad. –Empezó a caminar hacia la puerta pero él se lo impidió tomándola de la muñeca.

–¿A dónde crees que vas?

–Me voy a ir de esta casa y de tu lado para siempre, Alessandro Ferrari.

Él arrugó su entrecejo y se podía ver a simple vista lo enojado que se encontraba.

–Te lo quise decir en Italia, pero fuiste tú misma quien devolvió aquella maldita caja a aquel armario, ¿te acuerdas? Le juré a mi hermano no volver a entrar a esa habitación pero lo hice solamente para enseñarte mi pasado, sin embargo, no me dejaste hacerlo. Porque me dijiste que no te importaba lo que hubiera hecho o el hombre que haya sido, sino lo que soy y seré de ahora en adelante.

–¿Piensas que hubiera sido diferente si me enteraba en ese momento? Es mi padre, no estamos hablando de que asesinaste a un insecto. No...–Su dedo índice fue presionado contra su pecho–. Mataste a mi padre, me lo quitaste sin piedad alguna.

–Ese hombre era un desgraciado, fue testigo de cómo asesinaban a los padres de Florentino y disfrutó como nunca de ello, su cara de satisfacción era igual de repugnante que todo lo que hacía. A parte de ser un traficante, era un asesino y un violador.

–Todo lo que dices es mentira.

–¿Cómo sabes que es mentira?

–Él era un buen hombre.

–¿Por qué era un buen hombre? ¿Por mantenerte durante aquel tiempo o por hacerse pasar por un padre perfecto una vez al año?

–No tienes derecho a manchar su nombre, ¿no ha sido una suficiente humillación el que su hija se haya enamorado de su asesino?

–Hablas de que quieres la verdad cuando te estás tapando los oídos para no escucharla.

–Me iré de esta casa ahora, así que suéltame. –Intentó liberar su muñeca pero esta vez la tomó con más fuerza.

–Estás muy equivocada si piensas que te dejaré ir, si tu has olvidado tus promesas, yo no lo he hecho. Sólo la muerte podrá separarnos...–Tuvo la intención de acariciar su mejilla pero ella ladeó su rostro–. Dame un tiempo para reunir las pruebas suficientes y comprobarte que realmente ese hombre al que llamas padre era un malnacido.

–¿Piensas que me quedaré a tu lado esperando a que inventes o compres esas pruebas para creerte? Estás muy equivocado...copy right hot novel pub

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