Modo oscuro
Idioma arrow_icon

Destino Inevitable

LXXI. Creer.

Dos meses después.

Las semanas pasaban, y era como si el mundo maquinara en contra de Alessandro. Todo era cada vez más confuso y complicado, aún reunía pistas para encontrar a su sobrino, seguía a Aurelio en cada uno de sus pasos, sabía todo lo que hacía, pero realmente parecía ser más lejana la idea de encontrarlo con cada día que transcurría, aunque tuviera a los mejores investigadores trabajando para él, era como si el universo hubiera eliminado a Florentino, estaba empezando a perder la poca paciencia que le quedaba, sentir cómo pasaba el tiempo separado se ese pequeño era como un tormento inaguantable, ya no resistía más lejos de él. Todas las promesas y juramentos que le había hecho a su hermano al morir pasaban por su cabeza en cada segundo torturándolo. Se suponía que no permitiría que nadie se le acerque a su sobrino, y ahora no sabía ni siquiera sobre su recuperación después de la operación, no tenía la menor idea de si ese pequeño y su corazón estaban bien del todo, o si seguía pasaban por esos dolores y necesita ayuda. Estaba a punto de volverse totalmente loco, esa angustia y desasosiego lo matarían en cualquier momento.

Por otra parte, estaban esas malditas pruebas que le había prometido a Aurore, sabía a la perfección que algo debía de seguir vigente para poder mostar la clase de hombre que era ese desgraciado. Sin embargo, todo tipo de evidencia parecía haber sido borrada del mapa, como si alguien hubiera sabido que iría a buscarla, absolutamente todo estaba limpio sobre ese criminal, hasta sus antecedentes se encontraban impecables, jamás había pisado la cárcel, obviamente siempre que tuvo un problema con la ley, lo único que tenía que hacer era comprarla, pues de esa forma se solucionaba el conflicto. Viajó personalmente para encontrarse con ciertos socios que tuvo en el pasado cuando trabajaba en aquel mundo, preguntándoles si sabían sobre papeles antiguos de mercancía que le había vendido Osvaldo, pero afirmaban no poseer nada de eso, incluso dijeron que no habían tenido negocios con ese tipo, dato que le comprobó a Alessandro lo que ya sabía, todo y todos estaban comprados por alguien para no inculpar o ensuciar a Osvaldo Barbieri, impidiendo así que pudiera obtener esas pruebas. Pero, quién era esa persona que se empeñaba tanto en alejarlo de poder comprobar la verdad. ¿Acaso era Aurelio? Imposible, siempre tuvo sus roces con ese hombre, que él sepa jamás tuvieron una amistad, al contrario. ¿Entonces quién podía ser? Las ideas cada vez eran más escasas y Alessandro estaba a punto de perder la cordura.

–¿Alessandro? –La voz de su socio entrando en su oficina lo sacó de sus inmersos pensamientos.

–¿Ya llegaste?

Francesco se sentó en el sillón frente a él dejando varios documentos sobre su escritorio.

–Revísalos, son nuevos movimientos de Aurelio, los últimos viajes que ha realizado y los negocios que posee.

–Lo mismo de siempre, y no encontramos la pista que nos lleve a mi sobrino. –Empezó a leer los papeles resoplando.

–No estás durmiendo bien, hermano. Debes cuidar de tu salud, si sigues así enfermerás gravemente. –Hizo una mueca al ver lo enrojecidos que estaban los ojos de su mejor amigo–. Llevas días sin dormir, ¿no es cierto? Y de seguro que no te alimentas bien.

–¿Piensas que tengo tiempo para eso? Los meses pasan y no logro encontrar a Florentino.

–Alessandro y no deberías...–Carraspeó antes de terminar su frase–. Replantearte la idea de...

Lo interrumpió Alessandro visiblemente irritado.

–Mi sobrino no está muerto, Francesco. Si es eso lo que insinuas.

–¿Cómo lo sabes? –Preguntó su socio confuso–. Llevamos meses sin una señal de vida de su parte pero aún así afirmas que sigue vivo. Me destroza la simple idea de imaginarlo, pero creo que deberíamos pensarlo.

–Aurelio quiere terminar conmigo, no con el niño.

–¿Y por qué no te ha buscado en todo este tiempo? Podría haber utilizado a Florentino de rehén pero aún así no lo ha hecho, hasta este momento ese tipo parece tener una vida de lo más tranquila y lujosa.

–Está probando mi paciencia, Francesco. Quiere ver hasta dónde puedo llegar. Conozco a esa sanguijuela mejor que nadie en este mundo. Sé como piensa, actúa o reacciona. Quiere verme suplicándole porque deje en libertad a Florentino y de esa forma verme derrotado para terminar conmigo.

–Miserable...–Suspiró Francesco con la mirada perdida–. Es como si no quisiera verte feliz jamás.

–No podré serlo con él respirando el mismo aire que nosotros, en esta vida uno de los dos morirá.

–No hables así, me da miedo oírte hablar de esa forma.

Alessandro sonrió ladeado mirando la cara de incertidumbre en su querido amigo.

–No estés aterrado, francisquito.copy right hot novel pub

Comentar / Informar problema del sitio