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La Llave En El Lago

Capitulo 63:

-Sé que no debo hacer nada, pero debo estar allí para ella -Lo cierto que por más que Amelia sintiera que le estuvieran revolviendo las entrañas con un tenedor cuando pensaba en Samira no sabía que podía hacer, no era como si pudiera tomarla de la mano llevarla a una comisaría y ponerle una orden de restricción al viejo verde que tenía como esposo aunque tampoco iba a dejar de buscar una solución, Cipriano veía en Amelia la cara de preocupación que había visto en algunas de las mujeres de la servidumbre en su casa, todas esas personas que le servían sabían que pasaba, todas querían ayudar, pero ninguna sabía cómo, lo que le pasaba a Samira Fitz era un tema que le tocaba fuertemente a Cipriano debido al historial de violencia con el que se había criado

-Bueno me parece bien que le des un poco de apoyo moral -dijo finalmente Edward -pero no te metas en problemas

-Por supuesto

-Por cierto ¿cómo dormiste anoche? -Preguntó Edward malintencionadamente, Cipriano lo vio molesto, pero luego miro a Amelia que no había cambiado la expresión de su rostro, se encogió de hombros y simplemente le dijo

-Dormí como una rosa -dijo ella mientras veía como una chica le servía una sopa con muchas verduras

Cipriano no sabía si Amelia era una gran mentirosa que sabía jugar perfectamente su papel de inocente o si simplemente las cosas que había hecho la noche anterior eran solo un sueño, ella ni siquiera se había dignado a mirarlo por más de 10 segundos por lo que para él era imposible descubrir así que Cipriano dobló su apuesta con el siguiente comentario:

-Yo debo dejar de seguir a Edward, no recuerdo ni siquiera como llegue a la cama -Amelia tomo un sorbo de su sopa y no pareció interesarle lo más mínimo su comentario ¿Realmente había soñado que tenía sexo con ella? De repente ella abrió su boca y le dijo

-Creo que me siento mucho mejor del hombro ¿debería seguir usando esto?

-Si por lo menos una semana más para estar seguros -gruño Cipriano

Cipriano no sabía que era realmente tarde cuando se había despertado, pero cuando estuvieron todos en el coche, incluyendo a Amelia que no los acompañaría a hacer sus diligencias, pero debía ir a ver a Samira, este se dio cuenta de que eran casi las tres de la tarde:

-Todavía nadie sabe de mi compromiso con Olivia -dijo de repente Edward -seguramente la ciudad debe estar a punto de hacer una pira para quemarte vivo -”oh dios” pensó Cipriano se le había olvidado el tema de los rumores, seguro los rumores habían crecido horriblemente y ahora sería un desgraciado abusador de mujeres -No te preocupes amigo mío, esto se olvidará pronto -pero Cipriano no estaba del todo seguro de eso

Cuando llegaron a su apartamento, Cipriano tuvo que contener la respiración en la calle se encontraba su madre con una joven pelirroja que lucía completamente impresionante, incluso Amelia que había evitado al doctor toda la mañana tuvo que admitir que noto su impresión tan pronto vio a la mujer y “no es para menos comparada con esa joven yo parezco un aguacate” pensó Amelia, cuando el cochero se estacionó frente a las dos mujeres, ella supo exactamente lo que ocurría:

-Al fin apareces -dijo la señora Deluca -Lilibeth este es mi hijo tu prometido…

Edward y Amelia se quedaron con la boca abierta, la pelirroja era una mujer bastante atractiva tenía enormes ojos verdes que parecían un bosque infinito y el cabello espeso rojo lo llevaba con un tejido recogido en alto y algunos rizos sueltos, era alta y con unas buenas curvas, pero nada de su físico se comparaba con el aura que emitía, “parece una femme fatale” pensó Amelia:

-Lo siento Lilibeth, pero no eres mi prometida -dijo Cipriano negándose a aceptar por un solo segundo que esa mujer estuviese comprometida con el

-Tal vez aún no -dijo la mujer extendiendo la mano a Cipriano para que esté la besara Cipriano, sin embargo, se negó a aceptar ese acto -pero seguro si llega a conocerme pronto nos comprometemos -dijo con total confianza la mujer, Cipriano sintió como los ojos de sus vecinos curiosos se asomaban por las ventanas y cómo los transeúntes se detenían para ver al hombre que había generado tantos rumores en los últimos días y que seguramente saldría un rumor más después de semejante visita

-Tal vez deberíamos trasladar esta discusión dentro -Cipriano se volteó para ver a Edward y de reojo a Amelia -¿Te parece si me pasas buscando dentro de una hora? -Edward echó un vistazo a la madre de su amigo y hacia la mujer y supo que una hora no sería suficiente

-dentro de dos horas -Le dijo, mientras cerraba la puerta del coche y daba ligeros golpes para que el cochero supiera que podía arrancar -Fue un gusto ver la señora Deluca -Edward no olvidaría sus modales -Cuando arrancaron su madre se acercó a él y en susurros le dijo

-Es idéntica a la condesa con razón nadie puede negar su parentesco -obviamente ambos sabían que se refería a Amelia

-Subamos por favor -Cipriano le hizo señas a su madre y a la mujer para que entraran en el edificio

-¿Vas a volver a salir? -Preguntó su madre mientras caminaban -Últimamente nunca estás en tu casa

-Es porque trato de evitarte -Cipriano sabía que no era lo correcto hablar así frente a una dama, pero quería que Lilibeth supiese desde el primer momento que la boda era idea de su madre y que él no estaba de acuerdo con esta -Y si voy a salir así que espero que tu visita sea corta -Dijo mientras subían las escaleras

-¿No crees que pasas mucho tiempo con Edward? He escuchado muchos rumores de ustedes dos últimamente

-Y vas a escuchar más -corto Cipriano -espero que el más reciente no te lleve directo a la tumba -el doctor comenzó a buscar sus llaves en el bolsillo

-El de la joven Laurens fue una sorpresa sin duda -dijo su madre -Pero no me lo creí ni por un segundo

-Gracias por la confianza… supongo -Cipriano noto que Lilibeth escuchaba atentamente sin participar

-Aparte conociendo a la Olga Baudin solo fue algo que hizo para posicionar a su engreída hija en el mapa de Edward

-¿Cómo diablos sabes todo eso? -No habían pasado ni 24 horas y por más cercana que estuviesen las ciudades entre sí, esperaba que el rumor no se hubiese extendido tan rápido

-Todo el mundo lo sabe -dijo su madre como si eso lo explicara todo -Aparte tengo mis contactos

-mmm -Cipriano abrió la puerta y decidió que no quería que se quedaran mucho, ambas mujeres entraron a su departamento lleno de libros de medicina y algunos periódicos viejos -Como puede ver señorita Lilibeth no tengo los recursos para casarme con usted -ambas mujeres se vieron con complicidad

-Le seré sincera, doctor Cipriano -Dijo la mujer con un acento extranjero muy marcado -No necesito de sus recursos económicos, solo necesito que se case conmigo -Dijo mientras se ponía la mano sobre su vestido lo que a Cipriano le dejó entrever una barriga un poco crecida que no se lograba ver entre todas las capas de tela que tenía puesta, Cipriano abrió los ojos de par en par -estaba casada con un duque, pero la fiebre se lo llevó repentinamente por lo que mi futuro hijo no es un bastardo, si tengo un varón seré duquesa hasta que crezca y mi vida estará resuelta, si tengo una niña aun así mi vida estará resulta

-¿Para qué me necesita entonces? -Pregunto Edward

-No tengo familia, pero mi exesposo tenía por montones, no tengo seguridad de que no intenten nada contra mí o mi hijo, necesito de un hombre fuerte que pueda protegerme -esa mujer tenía delirios si creía que alguien le haría daño a una mujer embarazada

-Bajo esa lógica cualquiera puede ser su esposo porque yo -Cipriano comenzó a remangarse las mangas de su camisa, tenía algo de calor

-Ninguno tan guapo como usted y tampoco que me debían una cantidad considerable de dinero - la mujer vio con sorpresa a su madre por unos minutos

-Tu padre le debe dinero a la condesa -dijo su madre finalmente -La condesa está dispuesta a perdonar esa deuda si te casas con ella -Cipriano suspiro

-No me voy a casar con usted -dijo firmemente -no es mi responsabilidad pagar las cuentas de mi padre

-de hecho si tu padre muere, como su único heredero, será tu responsabilidad -Corrigió su madre, una vez que su hermano se alistó en la iglesia había renunciado a su herencia y todo lo que con él conlleva, Cipriano hizo una mueca

-No tiene por qué apurarse a tomar la decisión -dijo Lilibeth con su acento muy marcado -Me gustaría una boda antes de que el pequeño llegue al mundo por lo que tiene un par de meses para pensarlo

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