Modo oscuro
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La Llave En El Lago

Capitulo 79:

Amelia estaba lamiendo de arriba abajo el miembro de Cipriano y la simple visión de su movimiento de cabeza lo hacía sentir en pleno éxtasis, pero en vez de gemir se mordió el torso de la mano, Cipriano no estaba seguro de como habían llegado a esto, pero sabía que no debían hacer ruido, así que se mordía con fuerza para no dejar escapar los gemidos "joder se siente muy bien" pensó él, Amelia cambio de posición para cabalgarlo, aunque no en la posición que él consideraba lo normal, es decir ella no está viéndolo a los ojos sino del lado contrario y él podía ver como sus nalgas rebotaban con cada embestida, el cabello largo de ella le bloqueaba la visión de su espalda por lo que lo tomo con la intención de apartarlo y poder como su cuerpo se retorcía de placer, pero ella giró levemente para mirarlo y en susurros dijo "jálalo" esto lo hizo enloquecer más y así lo hizo aunque fue cuidadoso de no causarle dolor o daño a ella.

Algo en Amelia pareció activarse, ya que sus movimientos comenzaron a hacer un poco más pronunciados y parecía que la humedad y el calor que ella irradiaba iban a hacer que Cipriano acabara rápidamente, sin embargo, él ya la había hecho llegar al clímax antes y esta no vez no sería diferente, le indico a Amelia que bajara de el, ella se veía algo confundida parecía estar disfrutando de la posición, sin embargo, Cipriano quería que disfrutara aún más, pero sobre todo quería verle la cara cuando la hiciera llegar al orgasmo, cuando ella se bajó inmediatamente él la acostó en la cama y se introdujo en ella esta vez estando él arriba y mirándola directamente a los ojos, pero otra vez ella se negaba a actuar como él esperaba y de una manera muy elástica elevó sus piernas hasta poder posar sus pies en los hombros de Cipriano, esto hizo que tuviera la oportunidad de embestirla más fuerte y profundo, lo que provocó que ella abriera la boca para gemir Cipriano puso automáticamente su mano sobre la boca de ella y susurrando le dijo "no debemos hacer ruido" ella lo miró con los ojos grises llenos de placer y luego los cerró mientras él seguía moviéndose dentro de ella.

Cuando ella estuvo cerca del orgasmo él no sabía por qué o cómo, pero él lo supo casi al mismo tiempo que ella, "llámenme loco, pero necesito escucharla gemir" se dijo mientras quitaba la mano de su boca, Amelia tenía los ojos cerrados aún y gimió "oh Erick" esto rompió todo el ambiente, Cipriano se salió de ella tan rápido como puedo y ella lo miró confundido "¿qué estás haciendo?", pregunto y Cipriano frunció el ceño "estabas gimiendo el nombre de otro hombre" Amelia abrió los ojos como platos, Cipriano tomó sus cosas y se marchó.

Cipriano se levantó de repente con el suave tambaleo del barco y se frustró al darse cuenta de que el sueño que había tenido con Amelia solo le había dejado una erección del tamaño y la dureza de una montaña, el sueño había sido tan real que Cipriano juraría que eso era lo que había ocurrido la noche del compromiso de Edward, Cipriano se llevó las manos a la cara para cubrirse los ojos, aún no se había dado cuenta de que no estaba solo:

-¿entonces Amelia es tu prometida?- la pregunta lo tomó por sorpresa, el capitán un hombre de alrededor de cuarenta años y con un aspecto tosco y con la voz ronca lo veía desde su lado del camarote, el capitán era un buen tipo que accedió a llevarlo en su barco gratis solo porque era médico diciendo "nunca esta demás tener un médico abordó" aunque Cipriano no entendía por qué compartían el camarote

-No -negó Cipriano apoyándose de sus codos para levantarse -es solo una conocida ¿cómo sabe su nombre? -el capitán silbó sorprendido Cipriano en los días que llevaba viajando había descubierto que el capitán daba órdenes con los silbidos, nunca le había escuchado dar una orden, pero si silbar y ver cómo toda su tripulación corría a hacer algo, sin embargo, este silbido parecía ser diferente

-Estás en problemas entonces -dijo finalmente el capitán con su voz ronca

-¿por qué? -preguntó Cipriano algo irritado por el silbido, le parecía un mal hábito de parte del hombre

-Porque hablas dormido y eso -dijo el capitán señalando la entrepierna de Cipriano - no es por una simple conocida ¿quieres mi consejo?

-¿qué duerma en una habitación separada de mi futura esposa? -preguntó con sarcasmo Cipriano

-No, mi consejo es que huyas de esa boda y busques a esa tal Amelia y te cases con ella

-¿por qué haría eso?

-Por qué el amor no aparece tan seguido como crees -respondió

-¿Qué le hace pensar que estoy enamorado? Tal vez solo me gustaría tener sexo con ella-El capitán se pasó la mano por su cabello negro que pintaba algunas canas

-Solo un hombre enamorado es capaz de reconocer a otro -fue la respuesta que dio el capitán mientras se paraba y buscaba algo entre los cajones de un closet enorme que tenía de su lado del camarote

-Pensé que los marinos solo amaban el mar -Cipriano comenzó a sentirse incómodo con la conversación

-la mar es solo una amante caprichosa que nos muestra sus maravillas cuando quiere y lo terrible que puede llegar hacer cuando se encuentra de malas, representa la libertad, pero la mujer indicada representa el amor -sacó dos vasos y una botella con una botella que parecía contener raíces, ramas, hierbas y otras cosas, Cipriano palideció al ver la botella

-¿Eso es una cola de escorpión? -Pregunto mientras veía como el hombre servía el contenido de la botella en los dos vasos

-Es mejor que no preguntes qué tiene -dijo el capitán mientras le extendía el vaso, Cipriano dudo en tomarlo, pero finalmente lo hizo -Una anciana indígena de América del sur me lo dio como regalo por un trabajo hace mucho tiempo, arde como el mismísimo infierno en la garganta, pero cuando recuerdo a mi amada es lo que más me reconforta en el corazón -El hombre tomó un trago y se sirvió otro, Cipriano todavía dudaba en tomárselo, pero finalmente lo hizo, sintió como el líquido bajaba por su garganta dejando un ardo, cuando el líquido llegó a su estómago sintió como si este mismo le subiera nuevamente ahogándolo y haciéndolo toser, incluso pensó que parte del líquido le había salido por la nariz

-¿Su amada? -preguntó Cipriano tosiendo

-Una mujer indígena de América del sur, era una incivilizada que no sabía hablar nuestro idioma, se la pasaba desnuda en la selva y se comunicaba silbando -”eso explica los silbidos” pensó Cipriano -Una belleza de piel oscura y ojos color chocolate… Oh mi amada Urimare cada vez que la recuerdo hace que me estremezca

-¿y qué paso? -Preguntó Cipriano tapando su vaso con la mano para evitar que el capitán le sirviera otro trago

-Estaba comprometida con otro hombre un líder de una tribu rival por lo que entendí, fui yo quien la llevó hasta la tribu navegando por el serpenteante río que atravesaba la selva y a cambio de llevarla me gane unas cuantas pepas de oro y esta botella -el capitán veía la botella con desprecio

-¿oro?

-Es increíble la cantidad de oro y piedras preciosas que hay allí, finalmente gaste ese oro en un barco y ahora solo tengo esta botella y mi recuerdo

-No entiendo por qué me cuenta esta historia -dijo por un momento Cipriano

-Para que antes de casarte deberías pensar si quieres vivir con el fantasma de una mujer por el resto de tu vida

La conversación con el capitán había hecho a Cipriano pensar durante el resto de su viaje, pero cuando se encontró frente a la mansión de Lilibeth supo que nunca tuvo oportunidad de arrepentimiento, él no tenía nada que ofrecerle a Amelia, en su ciudad de origen ya no era un hombre “respetable” y su trabajo ella nunca sería el mismo por lo que sin dudar entró en la mansión para su sorpresa los primeros en encontrarse fue a su familia y una vez vio a Lilibeth supo que esa mujer no aguantaría mucho en estado, tenía una enorme barriga que se había triplicado la última vez que la había visto, para más sorpresa su prometida le dijo que no había podido agilizar los trámites de la boda sin él, por lo que tendrían que esperar unos 10 días aproximadamente para casarse, Cipriano solo esperaba no arrepentirse en esos días de espera

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