Antoine, observó a su hija sin parpadear.
¡Se había vuelto loca!
No creía lo que estaba escuchando de labios de su pequeña.
-Cariño... El Príncipe, es un ser humano, no es... algo. Sabes que suelo complacerte en todo, mi amor. No hay nada que hayas pedido que yo haya podido negarte...
-¡Entonces no comiences ahora!- sus ojos llorosos lo miraban desconsolados.
-Mi amor, El Príncipe es libre de tomar sus decisiones, sobretodo una tan importante como lo es el matrimonio, no puedo pedirle que...
-¡Pero yo lo quiero!-gimió.
-Haleine...- la abrazó, estrechándola fuertemente entre sus brazos- no puedo hacer lo que me pides, entiéndelo, mi amor- ella sollozaba temblando.
-Ofrecele lo que quiera- suplico.
-No puedo comprarte un marido, al menos no uno como Nael, ¿Qué puedo ofrecerle que ya no tenga?
-¡No lo sé, papi. No lo sé!
-Tiene todo un Reino, un país entero a sus pies.
-¡Ofrecele a Francia, entonces!- lo miró directamente a sus ojos, a la vez que Odette gemía.
-No puedo hacer eso, ¡Francia no es mía, yo solo la dirijo!
-Ofrecele un respaldo absoluto, es más, si celebramos un matrimonio, ambas naciones serán más que partes de un negocio, se afianzaran las relaciones bilaterales. Norusakistan, tendrá apoyo inconcidicional de nuestra nación al ser su Princesa y futura Reina; una hija de Francia. Y Francia a su vez contará con el respaldo de la creciente nación y con sus riquezas.
-Eso sería un matrimonio por conveniencia- dijo Odette- no estamos en el siglo pasado, Haleine.
-No me interesa, lo quiero a costa de lo que sea. Sugierecelo al Rey.
-Tesoro...
-Hazlo por mi papi, por la felicidad de tu única hija.
-Pero...
-Por favor... por favor, papi. Por favor...
-Tranquila, mi amor, no llores más - le limpió las lágrimas- tu padre lo resolverá.
-Gracias- gimió a la vez que lo abrazaba con fuerza.
-Sólo que te tengo una mala noticia, tesoro.
-No estoy para malas noticias, papi.
-Ivo me paso una llamada, necesitamos volver urgentemente, hay asuntos que reclaman ni atención.
-No podemos volver ahora papi, por favor.
-Tranquila, lo del Príncipe lo solucionaré antes de que nos marchemos.
-Pero no puedo irme- gimio - ustedes pueden irse sin mí.
-¡No te dejaremos aqui y eso no esta en discusión!
-Pero madre, no puedo pretender enamorar al Principe y marcharme.
-Tu padre ha dicho que lo solucionará, y nos iremos mañana por la tarde.
-Pero...
-No hay peros que valgan Haleine LeBlanc Charpentier- su madre la miró firmemente- por primera vez en tu vida no harás lo que quieras, te vas con nosotros y esa es mi última palabra.
Zabdiel, volvia de unas actividades en el centro del país, cuando fue interceptado por El Presidente.
-Majestad- inclinó levemente la cabeza- le estaba esperando.copy right hot novel pub