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Matrimonio de primera

Capítulo 168: La gente inteligente no haría cosas estúpidas

El conductor asomó la cabeza por la ventanilla del coche y gritó a Celeste en el dialecto, -¡Señora, no has pagado! Y la multa.-

-¡Ya lo sé!- Celeste se giró impaciente y sacó unos cuantos billetes grandes de dinero en su bolso y los echó en el coche.

El conductor dijo descontento, -¡Señora, dijiste que me daría 100.000 si pudiera alcanzar a ese coche!.-

Celeste se burló, -¡Por qué no vas a robar!-

-No cumples tus palabras, ¿verdad?- El conductor abrió la puerta y se bajó, el hombre era alto y tigre con una cara que parecía un poco intimidante.

Y no había mucha gente aquí, Celeste estaba un poco asustada a pesar de que estaba arrogante.

Al final, por supuesto, no le dio al conductor cien mil, sólo le dio todo el dinero en efectivo que tenía.

Aunque no tenía ningún remedio para darle el dinero, no pudo contener su emoción al pensar que pronto podría ligar con el hijo de la familia Dominguez.

Cuando volvió a casa, Sandra salió.

-Señora, has vuelto.- Sandra sonrió con los ojos ligeramente entrecerrados, con un aspecto amable y cariñoso.

A Yadira le apreciaba mucho Sandra, le devolvió la sonrisa y dijo, -Pero mañana tengo un viaje de negocios, primero subiré a arreglar mis cosas.-

-Vaya, cuando el señor regrese, la cena estará lista.-

-Bien.-

Yadira volvió a su habitación y sacó su maleta, recordó que no sabía realmente cuánto tiempo iba a estar en este viaje de negocios.

Se estimó que sería sólo una semana.

Con este pensamiento, Yadira se levantó y fue a preparar la maleta.

Era sólo una semana, iba a llevar una chaqueta extra y una ropa interior más.

Ella puso las ropas sobre la cama, y se estaba doblándola cuando escuchó el sonido de la puerta siendo empujada.

Yadira se dio la vuelta y vio a Delfino poniéndose de pie en la puerta con su figura larga.

Le sonrió débilmente, -Has vuelto.-

Delfino se acercó hacia ella, levantando su mano y colocándola en su solapa, haciéndole un gesto para que le ayudara a desatar su corbata.

Era como si Delfino no tuviera miedo al frío, en invierno, todavía sólo se ponía una camisa más un traje, de vez en cuando se ponía un abrigo, y generalmente, no abrigaba más.

Yadira sentía un poco injusta, ¡él podía vestirse tan elegantemente, pero ella tenía que envolverse como una bola de masa!

Deliberadamente tiró de la corbata de Delfino más fuerte, estrangulando su cuello.copy right hot novel pub

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