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Matrimonio de primera

Capítulo 169: ¡Siniestro!

Al escuchar lo que dijo, Yadira le apartó inmediatamente, -No, tengo que ir.-

Sabía que Delfino no quería que volviera a hacer un viaje de negocios.

Delfino no habló, solo la miró con una mirada profunda. No había otra emoción en sus ojos, pero Yadira sintió que su mirada parecía ser un poco triste.

-Volveré en una semana...-

Yadira frunció los labios, pensó en que podría haber malentendido el significado de sus ojos.

Delfino no podría ser alguien tan cursi, solo era un viaje de negocios de una semana.

-Vale.- Respondió Delfino, y le cogió de la mano. -Vámonos a comer.-

...

Tan pronto como habían regresado a la habitación por la noche, Delfino tiró a Yadira sobre la cama.

-Te dejo derecho a elegir, ¿quieres terminar la ración de la próxima semana ahora, o compensarme cuando regreses?-

Yadira, -…-

Ella no quería elegir ninguna.

Yadira resopló, luego se levantó con los brazos aguantados para ir al baño.

Era imposible para ella estar de acuerdo, con él, por algo tan injusto e irrazonable.

Al final, lo hicieron una vez en el baño bajo la presión de Delfino y, otra vez en la cama antes de dejarla ir.

Delfino la despertó a la mañana siguiente.

-Es hora de despertar.-

Abrió los ojos y vio a Delfino bien vestido, había diferencia con el hombre malvado en el baño de anoche.

Yadira tenía mucho sueño, ya estaba despierta, pero su voz aún estaba ronca ya que acababa de despertar.

-¿Qué hora es? -

-Son las seis en punto.-

Delfino ya había terminado de lavarse, y su voz era la de siempre.

A las seis. Comer y lavar en media hora, y más o menos una hora para ir al aeropuerto.

Delfino calculó justo la hora.

Yadira cerró los ojos, planeaba el tiempo somnoliento, y quiso volver a dormir.

Delfino usó una voz profunda y agradable, y le dijo al oído, -Sigues durmiendo si no quieres levantarte.-

Cuando dijo esto, Yadira se despertó inmediatamente.

Delfino la torturó anoche, y la despertó tan temprano, obviamente era porque no quería que se fuera de viaje de negocios.

¡Siniestro!

Yadira apretó los dientes y se sentó, murmurando, -¡Siniestro!-

Los ojos de Delfino brillaron levemente y no dijo nada más.

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