¨Fidelio¨ tampoco esperaba encontrarse con Yadira aquí.
¡Ah! Él había seguido a alguien hasta ese lugar, pero no esperaba que lo fueran a atacar.
En este lugar densamente poblado de casas y terreno complicado, él perdió todo sentido de dirección, por lo quería tomar a alguien como rehén y llevárselo, pero nunca se le pasó por la cabeza qué ese alguien sería Yadira.
No sabía por qué, pero cuando vio su pequeño rostro, inexplicablemente su corazón se lleno de una sensación de confianza.
Él guardó el arma, sus profundos ojos se clavaron en ella y con voz grave y fría, dijo, -¿Qué haces aquí?-
-Vivo aquí.- Yadira sentía miedo por la pistola que él había guardado y mansamente dijo la verdad.
Un destello de sorpresa brillo en los ojos de ¨Fidelio¨ y quedo ensimismado en sus pensamientos, “¿una de las señoritas de la familia Jimenez vive en un zona como esta? ”
Pronto volvió a la normalidad y le dijo en voz de orden, -Llévame al lugar donde vives.-
-Imposible.- Respondió sin rodeos Yadira.
Llevar a aquel hombre al lugar donde vive, porque no mejor se da un tiro en la cabeza en ese momento.
-Bien.- Fidelio ya se esperaba esa reacción por parte de ella, así que soltó un risa gélida y con un tono de voz bajo como la de un fantasma, dijo, -¿Quieres que le cuente a mi primo que has tratado de se-du-cir-me?-
¡Volvió a amenazarla!
Yadira apretó sus manos, su rostro estaba enrojecido por la ira, pero no había nada que pudiera hacer contra ese desvergonzado.
Al final, se dio la vuelta y empezó a caminar por el camino donde había venido y dijo, -Sígueme.- Su conversación no duro más que unos cuantos segundos.
Tan pronto como ellos se fueron, dos hombres en ropa negra los empezaron a seguir.
Fidelio oyó unos pasos, por lo que en un estado de alerta tiró de Yadira para ingresar en otro callejón e ingresar a una casa al azar.
Apenas se fueron aquellos dos hombres, Fidelio volvió a tirar de Yadira para salir.
Yadira estaba muerta de miedo, ella no sabía en que se había metido ¨Fidelio¨, pero tenía bien en claro que este no era el momento de hacer preguntas.
...
Los dos apresuradamente llegaron a la pequeña habitación de Yadira.
Yadira se paró en la entrada y como un ladronzuelo miró que no hubiera moros en la costa, para luego ingresar en la habitación.
-¿Después de todo, tú.copy right hot novel pub