Al ver que Xulio se iba, Yadira siguió esperando a Raquel en la puerta de la guardería.
Raquel estaba muy emocionada y corrió hacia Yadira cuando vio que ella había venido a a recogerla.
Ésta se abrazó a su pierna. Levantó la mirada, parpadeó y le sonrió a Yadira:
—Me preguntaba si ibas a venir o no.
Yadira le pellizcó la naricita y la cargó:
—¿No te dije esta mañana que vendría a buscarte a la salida?
—¿Pero qué pasa si tienes que trabajar? No vendrías si tuvieras trabajo. —Dijo Raquel con una mirada seria.
Yadira no sabía cómo responderle.
Siempre era por culpa del trabajo que no quedaba con Raquel. Así que Raquel ya se lo había aprendido de memoria.
Yadira la bajó y se agachó frente a ella. La miró a los ojos y le dijo lentamente:
—Si te he dicho que voy a venir, es porque voy a venir. A menos que ocurra algo urgente, nunca faltaré a mi palabra, ¿entendido?
—Entendido. —Raquel asintió.
Después de volver a casa, Yadira se preparó para cocinar.
Raquel trajo un taburete y lo puso delante de la encimera y se puso de pie sobre él. Ésta intentó alcanzar la parte superior y ayudar a Yadira a preparar la comida.
Entonces, Raquel vio la tirita en la mano de Yadira. Se inclinó hacia ella y le agarró la mano:
—¡Mamá, estás herida!
—No es nada. —Yadira sonrió mientras miraba la carita preocupada de Raquel.
—¿Te duele? — Raquel la miró, preocupada.
Yadira se conmovió mucho y le dio un beso en la mejilla de Raquel:
—No te preocupes, querida. No duele en absoluto.
—¡Mamá, espera! —Raquel saltó del taburete y salió corriendo.
—¡¿Adónde vas?! —Yadira levantó la voz y le preguntó.
Sin contestarle, Raquel revolvió las cosas del salón. Cuando Yadira estaba a punto de comprobar que estaba haciendo su hija, Raquel volvió con una cajita rosa en las manos. Era una caja de cartón del tamaño de la palma de la mano, con el dibujo de un osito.
Mientras se subía al taburete, se la entregó a Yadira.
Yadira la ayudó mientras observaba cómo se subía torpemente al taburete. Preguntó:
—¿Qué es esto?
—Son tiritas del señor oso. —Cuando Raquel se acomodó, Yadira le devolvió la cajita a y Raquel le dijo—. Déjame abrirla.copy right hot novel pub