Durante la hora de la cena, había mucha gente en el Club Dorado.
Yadira buscaba una habitación privada, pero no había ninguna disponible.
Podía pedirle a Apolo que le consiguiera una habitación, pero no era necesario, además sería demasiada molestia. Todas las mesas junto a la ventana estaban ocupadas, así que sólo podían sentarse en el vestíbulo. Aparte del ruido, todo lo demás estaba bien.
Cuando Raquel se sentó, miró a su alrededor.
Yadira le preguntó:
—¿Qué buscas?
—Al tío Apolo. —Raquel miró un rato a su alrededor y no lo vio, así que se dio por vencida.
Yadira también había buscado a Apolo cuando entró y no lo vio. Supuso que probablemente no estaba allí.
Miguel se mantuvo jugando con Raquel después de pedir la comida
Cuando la comida estaba casi terminada, Yadira vio a Apolo y a Cerilo saliendo de una sala privada.
Éstos se giraron y vieron a Yadira. Intercambiaron miradas mientras se acercaban lentamente hacia ella.
Los agudos ojos de Raquel vieron a Apolo y lo saludó alegremente:
—¡Tío Apolo!
—¡Hola! —Respondió Apolo, saludándola, para luego correr hacia ella—. Raquel, ¿viniste a cenar con tu madre?
—¡Sí! —Raquel asintió con la cabeza—. No te había visto hace un momento.
—Estaba comiendo en una habitación hace un momento. ¿Por qué no dijiste que tu madre me llamara? —Apolo le pellizcó la nariz y luego miró a Yadira—. ¿Me oyes? Yadira, llámame la próxima vez que Raquel quiera verme.
Yadira respondió con una sonrisa y asintió amablemente a Apolo.
Cerilo miró a Miguel y Apolo vio a Miguel cuando se acercó. Sin embargo, Raquel le estaba llamando, así que no pudo saludar a Miguel.
Cuando Yadira vio que ambos miraban a Miguel, dijo:
—Este es mi... amigo, Miguel.
Yadira dudó en llamar a Miguel como su «amigo». ¿Era Miguel realmente su amigo?
Apolo miró a Miguel con una sonrisa significativa:
—Hola, soy Apolo.
—Hola, mucho gusto. —Miguel respondió con cortesía.
Cuando Cerilo saludó a Miguel, sonrió ligeramente y le tendió la mano:
—Cuánto tiempo sin verte, Miguel.
Las palabras de Cerilo hicieron que todos lo miraran.
Miguel se sorprendió ligeramente:
—Cuando te vi hace un momento, me pareció que me resultabas muy familiar. No esperaba que fueras tú, Cerilo.copy right hot novel pub