Se dio media vuelta y al hacerlo escucho el crujir de los huesos y el de algunos lobos pelearse por la comida. Se sentía pleno por terminar con la vida de la chica, nadie se burlaba o escabullía de su poder sin que pagara las consecuencias.
La luna estaba en su punto más alto, brillante y plateado… Increíblemente hermosa, podrías admirarla por toda la noche si fuera preciso. Su esplendida luz iluminaba cualquier camino oscuro, para todo aquel que no pudiera ver. Pero ese no era el caso de Daren, caminaba con seguridad, sabía por dónde ir.
Sus pasos eran firmes y decididos. Con su gran sonrisa de satisfacción se adentraba en un oscuro y tenebroso bosque, ningún humano podría atreverse a meterse por esos rumbos, y aquel que lo hiciese, lastimosamente para esa persona no saldría jamás. Pero él no era como cualquiera, el era un Rey.
De sus labios se escapo una malévola sonrisa al recordar con agrado como acabo con la vida de esa chica, era tan tonta. Aun la adrenalina corría por su cuerpo, quería más, ansiaba más. Era una tortura tener que contenerse para no acabar con todos los habitantes del maldito pueblo, pero sus razones tenia.
Le proveían mucho dinero y solo por eso aun continuaban con vida. Insignificantes humanos pensó, las únicas a las que él deseaba estaban lejos de su alcance por ahora. Pobres, ellas creían que podían escapar de sus garras así como así. Sabía muy bien donde estaban y con quién demonios estaban. Shery era astuta, pero no más que él y todos sus años encima.
Era una malagradecida, después de haberle proporcionado un techo donde vivir, ella le pagaba de esa manera. El solo quería su sumisión y su cuerpo, que tan difícil podía ser eso. Bajo su poder no les pasaría nada, al menos que lo retaran. Pero la muy perra prefirió escapar.
La ira lo consumía al pensarla con ese maldito cachorro de lobo, pero ese sería otro que se las pagaría, él y todos los de su miserable clan bueno para nada. Sus amigos se encargaran de destrozar todo el lugar sin dejar a nadie con vida. Total sus pequeños lobos salvajes siempre estaban hambrientos, y cada vez tenía muchos más.
Aparto algunas ramas que cubrían una pequeña entrada, sin pensarlo se adentro en ella. Era una especie de túnel oscuro en donde debía caminar un poco agachado, odiaba ir hasta ese lugar pero era necesario hacerlo por su propio bien.
Le tomo alrededor de cinco minutos llegar al final del apestoso pasillo. Para que al final encontrar con un montón de lobos que lo único que hacían era gruñirle y ladrarle, de sus hocicos salía una especie de baba blanca y sus ojos estaban inyectados de rabia. No le daba miedo ninguno de ellos, no se les acercarían demasiado. Avanzo por el camino que ellos le estaban dejando libre, pero sin quitarle los ojos de encima.copy right hot novel pub