Doria se asomó a sus brazos, con ojos tiernos y brillantes, algo acuosos, pues las lágrimas ya se reusaban a abandonar su hogar.
Cuando ella pregunto con voz baja, ésta era más nasal, ya que su nariz estaba congestionada por haber llorado hace un momento:
—¿Qué ocurre?
Édgar al verla así, sintió que su corazón se derrumbaba por un instante, despertando algo en su interior.
Se humedeció los labios con calma, extendió la mano para limpiar las lágrimas que se negaban a abandonar sus pestañas y profirió una frase diferente a la que tenía en mente:
—Si tanto quieres tener un hijo, estaría bien adoptar uno.
Éste no era el mejor momento para contarle la verdad. A Doria le ha costado mucho poder perdonarlo, y Édgar está dispuesto a regresar a la Mansión Estrellada.
Si estando aquí le decía que su bebé no había muerto y que se lo había estado ocultando de todas las maneras posibles durante todo este tiempo. Probalemente ella podría coger el bebé y marcharse de inmediato, irse a un lugar donde él no pudiera encontrarlo, ya que no se lo perdonaría jamás el resto de su vida.
Al escuchar eso, Doria no dijo nada.
Édgar le pellizcó la oreja y continuó hablando:
—Bueno, solo por esta insignificante situación, creo que no es necesario. Además, ¿no ha dicho el médico que es solo una posibilidad, es decir que nada está asegurado, así que... voy a esforzarme más.
Doria susurró:
—No es que vaya a funcionar solo porque te esfuerces más.
—Ya veo. Entonces ¿tú tambien... te esforzarás más junto conmigo?
Doria se quedo sin palabras.
Édgar se rió entredientes y volvió a estrecharla entre sus brazos:
—No pienses tanto, deja que la naturaleza siga su curso. Si puedes concebir uno, está bien, y si no, no hay ningún problema.
Doria permaneció en sus brazos un momento antes de decir con anhelo:
—Édgar.
—¿Humm?
—Olvídalo, no es nada.
Édgar se rasco la cabeza.
Doria le empujó un poco y dijo:
—Bueno, se hace tarde. Regresemos y muda tus cosas para a quí cuando tengas tiempo.
Dicho esto, se dirigió a la planta baja.copy right hot novel pub