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Mi pretendiente es mi EX-MARIDO

Capítulo 607: Están celosos de mí porque estoy abrazando a una mujer tan hermosa

Cuando Doria se despertó de nuevo, sintió que todo su cuerpo se debilitaba. Se estiró perezosamente con los ojos cerrados. Su cara parecía rozar algo, y se sentía como una chaqueta de traje.

Doria torció el cuello. Al momento siguiente, sintió una fuerte aura a un lado.

Doria abrió entonces los ojos. Cuando estaba a punto de bostezar, vio la mandíbula del hombre.

Doria se quedó aturdida durante varios segundos, ya que no podía entender por qué vería esta escena al despertarse. Recordó que acababa de dormir en el sofá.

Cuando poco a poco recobró el sentido común, Doria se dio cuenta por fin de la postura que tenía en ese momento al ver la manzana de Adán que saltaba.

Doria se incorporó bruscamente y abrió los ojos.

Édgar cerró el documento y cruzó sus largas piernas:

—Oh, te has despertado.

Doria preguntó:

—¿Por qué he dormido sobre tus piernas?

—Deberías preguntarte. He estado sentado aquí, pero ¿por qué de repente te has movido aquí y has puesto tu cabeza sobre mis piernas?

No era la primera vez que Doria presenciaba cómo este hombre cambiaba la culpa. Debió ser Édgar quien puso la cabeza de ella sobre sus piernas cuando estaba durmiendo.

Además, incluso...

¡Qué indecente!

Édgar se inclinó hacia atrás con los brazos estirados en el sofá y miró hacia ella:

—¿Has dormido bien?

—Yo...

—Creo que debes haber tenido un buen sueño. ¿Qué has soñado?

Doria lo negó sin pensarlo dos veces:

—Nada. No he soñado nada.

Édgar curvó los labios, se inclinó hacia ella y preguntó en voz baja y ronca:

—¿De verdad? Pero, ¿por qué te has dejado caer hace un momento?

Doria se apresuró a levantar la mano y se limpió la boca. Sólo entonces se dio cuenta de que estaba bromeando. Cogió una almohada y le golpeó varias veces.

Cuando estuvo satisfecha, Édgar le quitó la almohada mientras la atraía hacia sus brazos y la colocaba sobre sus piernas:

—Bueno. ¿No sabes que te encanta moverte aquí y allá cuando duermes? Estaba muy incómoda.

—Fuiste tú quien...

Antes de que Doria pudiera terminar las palabras, Édgar la agarró por la nuca.

Al segundo siguiente, le dio un beso en los labios.

Doria se golpeó el pecho, pero su mano fue entonces agarrada por Édgar. Envolviendo un brazo alrededor de su cintura, él profundizó el beso.

Cuando el largo beso finalmente terminó, Doria se sintió un poco sin aliento y sus ojos se volvieron un poco llorosos.

Édgar apoyó la barbilla en el hombro de Doria y le dijo con una voz encantadora y tan baja que sólo los dos podían oír:

—Cariño, ¿puedes compensarme?

Doria se recompuso de repente:

—Tú..copy right hot novel pub

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