En el coche, Doria reservó dos billetes de avión a la Ciudad A.
Pero aun así, cuando bajaron del avión, ya eran las seis de la mañana del día siguiente.
De pie frente a la casa de Roxana, el corazón de Doria latía más rápido que nunca.
Respiró profundamente hasta que se calmó, y llamó a la puerta.
Dentro de la casa, Roxana, que acababa de levantarse, abrió la puerta y se sorprendió al ver a Doria de pie fuera, pues preguntó, —Doria, ¿por qué…?
Doria frunció los labios y contestó, —Roxana, quiero ver al bebé.
Roxana se quedó atónita y no dijo nada por un momento.
Doria no pudo esperar más y entró corriendo.
Claudia, al ver esto, la siguió.
Pero el pequeño parecía haberse desaparecido, y no quedaba nada en la casa.
Mientras Doria se quedó quieta pensando, Roxana se acercó y le dijo en voz baja, —Lourdes sigue resfriada y no se había recuperado, así que su hijo y su nuera vinieron anoche y se llevaron al bebé.
Doria abrió la boca pero no supo qué decir, y sus ojos se llenaron de lágrimas.
Roxana suspiró en silencio, sabiendo lo que pensaba Doria pero no podía decirle la verdad, y le dio una palmadita en el hombro. —Doria, puedes tener más hijos.
Doria se mordió el labio inferior, conteniendo las lágrimas, y murmuró, —Pensaba que… estaba a punto de confirmarlo…
Pero no resultó como lo había pensado.
Roxana dijo, —Doria, si quieres ver al bebé, le pediré a Lourdes una dirección.
Doria negó con la cabeza, —No hace falta.
—Doria...
—Perdón, Roxana, me voy.
Doria se dio la vuelta y se marchó frustrada.
Claudia sonrió torpemente a Roxana, asintió con la cabeza a modo de saludo y salió siguiendo a Doria.
Acababa de amanecer, las farolas a ambos lados del río brillaban de color naranja, y las luces eran pálidas.
Doria, con la cabeza agachada, caminaba en silencio.
Claudia la siguió y le dijo, —Doria, todo es culpa mía, si no te hubiera dicho todo eso, no habrías..copy right hot novel pub