Dicho esto, Doria preguntó de nuevo,
—Pues, ¿qué estás haciendo?
Al otro lado del teléfono, el hombre respondió lentamente con una voz baja,
—Reunión.
Doria no sabía qué decir.
Al otro lado de la línea, el despacho estaba tan silencioso que se podía oír la caída de un alfiler.
Los altos funcionarios casi ni siquiera se atrevieron a respirar mientras se miraban unos a otros.
Con la experiencia previa en la que Édgar usó la cuenta oficial de Facebook del Grupo Santángel para replicar a los haters de internet, esta escena no era nada en comparación.
Era la primera vez que le veían así. No recordaban que tuviera tanto miedo de su mujer.
Al terminar la llamada, Édgar bajó el móvil y los miró con frialdad,
—¿Dónde estábamos?
Vicente Laguna recordó,
—Estábamos hablando del proyecto del año pasado.
Édgar asintió y se pellizcó el puente de la nariz.
—Seguid.
Era como si el invierno hubiera retrocedido y hubiera un poco más de calor en la oficina.
Después de la reunión, Vicente siguió al señor Édgar y le susurró,
—Señor Édgar, Daniel se ha ido al Grupo Daria de Tecnología, y por parte de William... Todavía no hay movimiento.
Édgar dijo,
—Por supuesto que no hará nada. Rivera lo está vigilando.
Ante eso, Vicente preguntó confuso,
—Si la señora es realmente... entonces no sería más seguro para él abandonar el proyecto del Grupo Collazo ahora.
—Ya no hay vuelta atrás. Han estado planeando durante mucho tiempo para este paso, no iban a renunciar tan fácilmente.
—Pero si insisten en continuar, es muy probable que pongan a la señora Doria en peligro.
Hubo una pausa antes de que Édgar dijera,
—Aun así, es demasiado tarde para arrepentirse.
Vicente entendió lo que quería decir. William Gilabert ya había aparecido frente a Rivera Collazo. Si el proyecto se desarrollaba sin problemas, estaría bien. Rivera le estaba vigilando sólo para asegurarse. Pero si de repente renunciaba, sólo profundizaría la sospecha de Rivera y empujaría a Doria a un lugar más peligroso.copy right hot novel pub