—Fue… después de dar a luz a mi hermano, tuvo una hemorragia post parto.
Carmelo frunció levemente el ceño.
—¿Tienes un hermano?
Doria asintió.
—¿Cuántos años tiene?
—Diecinueve, este año cumplirá los veinte.
Carmelo estaba pensando alguna cosa mientras se apoyaba en su bastón.
En este momento, Rivera se acercó.
—¿De qué están hablando?
Carmelo volvió de sus pensamientos.
—Nada, estaba dando una vuelta con ella.
Rivera se rio.
—Ahora que va a vivir aquí tendrá muchas oportunidades de dar una vuelta, podrá ir a donde quiera, nadie la detendrá.
Carmelo no habló, simplemente se volvió y caminó en la dirección en la que había venido.
Doria lo ayudó y Rivera los siguió.
Carmelo dijo lentamente,
—Doria, recuerda que ahora eres medio dueña de la familia Collazo. Tienes derecho a vivir en esta casa. Cualquier cosa se lo mandas a los sirvientes. Si alguien no te obedece, busca a Rivera. Si no puede hacer nada por ti, puedes venir a mí. Veré si hay sirvientes que se atrevan a no hacer su trabajo recibiendo el salario. Si hay alguien así, hay que despedirlo lo antes posible.
Carmelo le dijo esto a Doria, pero en realidad iba para Rivera. Sin duda era una advertencia.
Doria susurró,
—Ya veo, gracias, señor Carmelo.
Detrás de ellos, Rivera mantuvo una sonrisa en su rostro sin hablar.
Cuando llegaron a la habitación principal, Carmelo se detuvo y palmeó la mano de Doria.
—Doria, quédate aquí tranquilamente, vendré a visitarte en unos días, adiós.
—Le acompaño a la salida.
—No es necesario.
Carmelo hizo un gesto con la mano y le dijo a Rivera,
—Rivera, acompáñame a la entrada, quiero decirte algunas palabras.
Rivera asintió levemente.
Antes de que Carmelo se fue, le dijo a Doria,
—No te trates mal. Si sufres de algún agravio, ven a buscarme, yo te haré justicia.
Doria sonrió.
—Vale, lo haré.
Por primera vez en su vida, recibió la preocupación de sus mayores.
Y todo esto se debía a sus padres muertos.copy right hot novel pub