La compañera de al lado se apresuró a darle unas palmaditas en la espalda al ver que tosía tan fuerte, —Valeri, ¿qué te pasó? Parece que el encanto del presidente Aitor es tan grande que ni siquiera puede escaparse nuestra Valeri.
—Eso —dijo Lola—, no sabéis lo nerviosa que estaba Valeri en la entrevista.
Valeria no supo qué contestar, —¿Cómo voy a ser tan ninfómana?
—No es cosa de ninfómana o no —Lola apoyó la cara en las manos y dijo amorosa—. Es que el presidente Aitor es demasiado perfecto. Excepto por la discapacidad de sus piernas, todo lo demás son características de los jefes de las novelas románticas.
Obviamente, bajo la influencia del encanto de Aitor, no les importaba a estas mujeres lo que dijeron los colegas masculinos.
—Eso —dijeron varias chicas—. ¡Qué envidia a la mujer del presidente Aitor! Seguro que esa mujer hubiera salvado el mundo en su vida anterior para encontrar un marido tan perfecto.
¿Salvar el mundo?
Valeria se preguntó a sí misma sin creer que ella misma tuviera esa capacidad en su vida anterior. Se encogió del cuello al ver las miradas celosas de estas mujeres.
¿La atarían y la pegarían si supieran que ella era la esposa del presidente Aitor?
En los días siguientes, la revista estuvo ocupada con la entrevista de Aitor y los trabajadores nunca habían estado tan entusiasmados.
Cuando por fin llegó el fin de semana, Valeria estaba muerta de cansancio. Pero seguía sin poder descansar. Tenía que empaquetar sus cosas para mudarse a la casa de Aitor, después de visitar a su madre en el hospital
No era que tuviera prisas para mudarse, pero ya lo había pospuesto muchos días. Temía que Aitor la malinterpretarse si seguía abrazándolo.
La noche anterior a la mudanza, Valeria le envió un mensaje diciéndole que se mudaría al día siguiente. Aitor respondió, —¿Necesitas que envíe a alguien para recogerte?
Valeria respondió de inmediato, —No hace falta, he contratado a una empresa de mudanzas.
Aitor tardó mucho tiempo para responder, —Está bien.
Al día siguiente, Valeria llegó a la mansión de Aitor.
La mansión era muy grande con un estilo vintage. No había muchos sirvientes, solo estaba un viejo matrimonio llamado Sebastián Gallo y Estela Varela.copy right hot novel pub