Con el corazón desconcertado, Valeria levantó los pies y se dirigió hacia la casa. Pero cuando vio la escena dentro de la casa, su cuerpo se congeló por un momento.
¿Estaba alucinando ante sus ojos? ¿Qué era esto esparcido por el suelo? Medias, pantalones cortos, camisas de mujer ...
Mirando en dirección a la ropa esparcida, Valeria se dio cuenta de que había incluso ropa íntima de mujer tirada en los peldaños de la escalera, no muy lejos del dormitorio.
«¿De quién es este vestido, de Sabela? ¿Qué pasa con Aitor?»
Con estos pensamientos en su mente, Valeria se balanceó, y sintió que su cabeza daba vueltas por el mareo, seguido de una negrura frente a sus ojos.
Con la misma rapidez, se estabilizó y cerró los ojos, Valeria no se atrevió a abrirlos durante mucho tiempo.
Rezaba en su propia mente que lo que acababa de ver era probablemente una ilusión, una alucinación que había confundido su ira y que desaparecería cuando volviera a abrir los ojos.
Después de tranquilizarse mentalmente durante mucho tiempo, Valeria se atrevió a abrir lentamente los ojos. Pero nada había cambiado frente a ella, la ropa seguía desparramada por el suelo y no había desaparecido como ella esperaba.
Al levantar la vista en dirección al dormitorio, Valeria sintió que todo su cuerpo se estremecía; ¿podrían estar Aitor y Sabela allí dentro? No quería suponerlo, pero el pensamiento crecía salvajemente en su mente.
Luchando por conseguir sus piernas, Valeria se dirigió hacia el dormitorio. Un paso, dos pasos ... Valeria nunca se había sentido tan pesada sobre sus pies.
Al acercarse al dormitorio, Valeria ya podía escuchar débiles sonidos procedentes del interior. Sin querer acercarse más, quería apartarse, no podía imaginar qué debía hacer si realmente estaban Aitor y Sabela dentro.
Pero era como si sus pies no fueran controlados por su cerebro y seguía caminando paso a paso hacia el dormitorio.
Al llegar por fin a la puerta del dormitorio, Valeria vio que estaba entreabierta y que los jadeos de la mujer, intercalados con los jadeos desgarrados del hombre, llegaban con más claridad a sus oídos.
—Oh ... Aitor eres tan bueno ... ah ... no..copy right hot novel pub