—¡Señor Aitor, no puede firmarlo! —dijo Jacobo con ansiedad, sabiendo en su corazón que debía ser obra de Sabela a partir de esto. De lo contrario, teniendo en cuenta sus sentimientos por la señora, ¿cómo podría haber accedido a firmar los papeles del divorcio?
Jacobo ahora sólo odia no haber podido contar a Aitor todo lo que hizo Sabela.
—Señor Aitor, Valeria debe estar esperando que vaya a verla, no puede... Jacobo intentó seguir aconsejando a Aitor, pero las palabras fueron cortadas por éste.
—Tengo planes en mi mente y he pensado en ellos, ve y tráelos.
Viendo que Aitor se había decidido, no había nada más que Jacobo pudiera decir:
—Sí, volveré a la oficina a buscarlo ahora —Después de decir eso Jacobo salió del hospital.
En el camino de vuelta a la oficina, el corazón de Jacobo se llenó de culpa; él también era responsable de que Aitor y Valeria hubieran llegado a este punto.
Aunque había sido coaccionado por Sabela, el hecho de haber traicionado a Aitor y de haber hecho aquellas cosas imperdonables era un hecho que no se podía negar.
Por no hablar de Aitor y Valeria, ni siquiera él podía perdonarse a sí mismo, así que parecía que tendría que encontrar otra oportunidad para enmendar los errores que había cometido.
Tras conseguir los papeles del divorcio, Jacobo no tardó en volver al hospital.
Mirando los papeles del divorcio que tenía delante, Aitor cogió el bolígrafo que le entregó Jacobo, pero dudó en firmar con su nombre.
El corazón de Aitor se llenó de amargura al pensar en los días que había pasado con Valeria. En cuanto firmó su nombre en este papel, significó que Valeria no volvería a tener nada que ver con él.
Pensando en ello, Aitor esbozó una amarga sonrisa. Él y Valeria tenían tantos buenos recuerdos el uno del otro, ¿era esta la forma en que iba a terminar ahora? ¿Sólo se necesitan unos pocos trazos para decidir la relación entre ambos?
—Señor Aitor, ¿quiere pensarlo de nuevo, no es demasiado tarde para ir a por la Señorita Valeria —Al ver la expresión de dolor en el rostro de Aitor, Jacobo, sin inmutarse, volvió a persuadir a Aitor.
Al escuchar las palabras de Jacobo, Aitor volvió a prestar atención y miró en dirección a la sala de Sabela. Pensando en los llorosos gritos de Sabela para sí misma hace un momento, Aitor retiró los ojos sin miramientos y firmó rápidamente su nombre en los papeles del divorcio.
Tras firmarlo, Aitor ni siquiera lo miró y le entregó los papeles del divorcio directamente a Jacobo:
—Mándaselo a Liam alguna vez.
—Sí —Jacobo también cogió los papeles del divorcio con cara de circunstancias, ya que al final no consiguió convencer al propio Aitor.
—¿Por qué no te quedas aquí un rato y cuidas a Sabela por mí, no puede estar lejos de nadie ahora? Quiero salir por mi cuenta durante un tiempo —Aitor instruyó a Jacobo. Realmente no estaba de humor y no sabía cómo tratar con Sabela ahora. Necesitaba espacio y tiempo para pensar qué debía hacer exactamente a continuación.
—Bien —Jacobo respondió.
Aitor se dio la vuelta y salió al exterior del hospital, con la espalda desolada.
Al ver a Aitor alejarse, Jacobo suspiró suavemente y miró los papeles del divorcio en sus manos, ¿era este el fin del señor Aitor y la señorita Valeria?
Pensar en la persona que empezó todo hizo que los dientes de Jacobo se apretaran y que los papeles en sus manos cambiaran de forma mientras levantaba los pasos y entraba en la habitación del hospital de Sabela.
Sabela estaba sentada en su cama de hospital, con aspecto ocioso y presumido, ¿dónde estaba el atisbo de tristeza y dolor que sentía la persona media cuando se sabía discapacitada de ambas piernas?
Al ver entrar a Jacobo, Sabela le indicó condescendientemente:
—Resulta que quiero una manzana, así que pela una por mí.copy right hot novel pub