Rosaría y Lidia cumplieron los trámites de alta rápidamente. Debido a que estaban preocupadas por Eduardo, regresaron a su casa inmediatamente. En ese momento, Eduardo ya se había levantado, vestido y preparado el desayuno.
-Mamá, ¿ya volviste? ¿Te sientes mejor? ¿Por qué te dieron el alta tan temprano? -
Eduardo estaba bastante feliz cuando vio a Rosaría.
Viendo la sopa de arroz y los bollos humeantes preparados por Eduardo, Lidia se emocionó y dijo -Eduardo, ¿cocinaste la sopa tú mismo? -
Eduardo sacudió la cabeza y dijo -No, salí a comprarlo, pero puedo aprender a cocinar desde ahora. En el futuro, estaré a cargo de la comida de mi mamá -
-Querido, eres tan bueno -
La expresión de la cara de Rosaría se suavizó mucho, y ella acarició la cabeza de Eduardo, sintiendo que era el ángel de su vida y el mejor regalo que Dios le había dado.
-Hoy es sábado y no hay clase. Estoy bien ahora, así que come algo y sale a jugar -
Rosaría quería que su hijo tuviera su propia vida, por eso lo trajo de vuelta y se sintió segura al dejar a Eduardo a Lidia.
Eduardo sonrió y agarró la mano de Rosaría para llevarla al comedor, y se sentaron juntos. Dijo con voz baja -Mamá, te acompaño a comer ahora. Sin embargo, tengo que salir hoy, ya que he hecho una cita con mis compañeros de clase. ¿Estás de acuerdo? -
Al ver los ojos finos de Eduardo y su expresión de pedir permiso, Rosaría no podía decir una sola palabra de rechazo.
-Sí, pero ten cuidado. Llámame si te pasa algo -
-Vale -
Eduardo sonrió como un ángel.
Lidia estaba un poco envidiosa, pero sabía que no podía preocupar a Eduardo, especialmente cuando Rosaría no estaba bien de salud. Le dio lástima a Lidia haber visto lo asustado que había estado él ayer.
Después de que los tres desayunaron, Eduardo salió temprano.
Lidia se ofreció a despedirlo, pero fue rechazada por Eduardo.
-Déjalo. Puede ir solo -
Rosaría tenía mucha confianza en su hijo.copy right hot novel pub