Llego al sótano para montarme en el coche.
¡Mierda! Se me ha olvidado avisar a mis guardaespaldas de que salía y por eso no están aquí esperando. Mientras más prisa tenga uno, más se retrasa todo. Saco el teléfono del bolsillo del pantalón para avisarles.
Alguien me quita el móvil de entre los dedos. Antes de que pueda reaccionar coloca un pañuelo mojado sobra mi boca y mi nariz, huele raro y en cuanto respiro un par de veces, pierdo las fuerzas y un sopor insoportable comienza a adueñarse de mi.
- Te dije que pagarías por entrometerte en mi relación con Alma - Susurra con los labios pegados a mi oído.
Escucho sus palabras lejanas, pero solo un segundos después ya estoy en los brazos de Morfeo sin posibilidad de pelear.
Escucho una voz, apenas un susurro en medio de la neblina que se adueña de mi mente. Me duele la cabeza y la tengo agotarbada.
Poco a poco soy consciente de lo que ha ocurrido. El ex novio de Alma me ha drogado y me ha raptado. Parpadeo varias veces intentando enfocar la vista. Tengo las manos atadas a la espaldas y estoy tumbada en el frío suelo.
La figura de Vincent resalta a contraluz. Habla por teléfono mientras mira por la ventana. Echo un vistazo a mi alrededor. Estamos en una especie de cabaña de madera, hay una enorme chimenea hecha de piedra y varias puertas cerradas.
Tengo que salir de aquí. Retuerzo las manos intentando quitarme la cuerda. No quiero hacer ruido, mientras piense que estoy drogada me dejará en paz. Pero estoy asustada, muy asustada ¿Cómo he podido ser tan estúpida? ¿Cómo he podido tener tan poco cuidado?
- Pero si se ha despertado la invitada - Bromea acercándose cuando hago más ruido del que pretendía.
Me quedo completamente quieta. Respiro acelerada, da igual cuanto lo intente, no entra el suficiente oxígeno en mis pulmones. Mi corazón demanda más y más por la velocidad de los latidos.
- Tienes que soltarme ¿Crees que Alma va a perdonarte si me haces daño?
Intento jugar la baza del perdón, mientras él crea que tiene alguna posibilidad de recuperar a mi amiga, puedo salir sana y salva.
- Me da igual lo que piense esa guarra. La he visto paseando con otro hombre - acerca su rostro al mío, tan pegado que puedo ver las pequeñas motas verdosas de sus ojos - Me habéis humillado - gruñe con rabia.
Me arrastro para separarme un poco de él. Tengo la sensación de que no va a entrar en razón, da igual lo que diga o haga.
- Nadie ha querido humillarte - explico.
Se aleja de mi apretando los dientes y los puños. Camina directo hacia la mesa donde hay una cinta, arranca un trozo, vuelve hacia mi y me la coloca sobre la boca.
- Ahora vas a estar calladita.copy right hot novel pub