La conversación con Lykar fue lo más emocionante que me pasó en ese entonces, odiaba admitirlo.
Pero necesitaba un descanso, tanto que no mostré resistencia cuando Mells me puso en cuarentena encerrándome en mi habitación. Traía los medicamentos y la comida a una hora puntual y se aseguraba de darme unas horas de compañía no solicitada hasta que tuviera que volver al trabajo.
Este arresto domiciliario nunca se había sentido tan bien, pero tres días probablemente habían acabado con mi cerebro.
Mi cabeza iba a todos lados, y teniendo una Tablet – cortesía de Lykar- - con acceso a toda la red no hacia fácil que dejara de pensar en casa, en buscar por algún indicio de que Vidra o Jack estuviera más cerca, pero no pasaba nada además de llenarme de teorías de todo lo que podría salir mal, ahuyentando el sueño de mis noches.
- Es muy tarde para que estés despierta. – se anunció Mells, por el comunicador de mi puerta, tal vez debí de apagar la luz pero la oscuridad hacia que mis pensamientos corrieran más violentos por mi cabeza.
Un segundo después entró en la pequeña habitación y pude ver el desconcierto en su rostro al ver el desastre de papeles que me rodeaba.
- ¿En qué siglo crees que estamos para que desperdicies tanto papel? ¿estás loca? - dijo pasando por encima de algunos reportes que había conseguido sobre las condiciones de seguridad de la Delief, la información personal de los integrantes de mi nuevo equipo… cualquier cosa que matara la ansiedad y la inseguridad en mi pecho.
Era gracioso que le molestara más que el hecho de que desperdiciara tanto papel en vez de que me haya fugado de este encierro.
- Deberías de estar haciendo tus rondas o durmiendo. No necesito que me pongas un ojo encima todo el tiempo.
- Lo hacía, pero no duermo mucho cuando tengo mucho trabajo en mente. –dijo dando un pesado suspiro antes de sentarse en una esquina de mi cama, apartando algunos pa-peles de su camino.
Levantó uno de ellos, sellados con la insignia de la Delief y me observó con furia.
- Quería averiguar algo sobre las nuevas medidas de seguridad.
- ¿No te cansas de buscar problemas? – preguntó con decepción.
- No puedo quedarme aquí sin hacer nada y dejar que me mimen. Esto es más difícil de lo que crees.
- Lo puedo imaginar, pero aunque tus niveles de exposición son bajos y tu salud se ha estabilizado necesito mantenerte controlada para la prueba clínica. De otra forma todos mis esfuerzos serán en vano, y es algo que te conviene, a ambas.
Me dejé caer sobre la almohada, aun si dejarme vencer por ello. Este encierro era una mierda.
- Solo será un par de días más, lo prometo. Mientras tanto, podrías desahogarte un poco conmigo si es lo que quieres. El contacto humano te haría bien. -Tomó mi mano tratando de hacerme confiar en ella y aunque no era mala opción, pasaba.
- quiero dejar de pensar en eso, no hablarlo. Si quieres ayudarme en algo podrías solo enfocarte en esa vacuna para que pueda salir de aquí y no volverme loca.
Esperó pacientemente por mí, negándose a cualquier replica que le diera. Se veía cansada, podía notarlo en su rostro y eso hacía que el hecho de que mostrara tanta resistencia me hiciera cuestionar porque lo hacía.
- No te iras ¿verdad?
- No tengo nada más que hacer. Además me gustaría conocer lo que piensas. Me debato entre concederte la imagen de una totalitarista arrogante o alguien que apenas si conoce su rumbo. – dijo muy fresca, acomodándose mejor en mi cama y mirándome con esos in-tensos ojos amarillos.
Suspiré pesadamente.
- ¿recuerdas lo que te conté sobre como fui herida? – asintió solemnemente, prestándome toda su atención. – pues no he dejado de ser cazada desde ese entonces. Y necesito salir, y no solo de aquí, de la Delief y poder moverme. Tengo miedo de quedarme y ser cazada, no dejaré que eso pase. No les conviene, si se entera de que leíste mi reporte, me atendiste. No te quedara mucha vida luego de ello.
Guardó silencio y esperé a que fuera suficiente para hacerla desistir de preguntar tanto. Tal vez le podía dar una historia o dos de la clase de cosa que les hacía la SS a los médicos que husmeaban más de la cuenta.
- lo entiendo. Tal vez no estés en tu mejor estado pero puedo asegurar que cualquiera que esté detrás de ti, no la tendrá fácil. Lykar te prometió que no dejaría que nada te pasara, deberías de confiar en eso. Lo conozco más que tú, y sé, que cuando algo se le mete en la cabeza no lo deja ir fácil. – dijo para mi sorpresa. Levanté la miraba para verle pero tenía la miraba enfocaba en el frente, pensativa.
Tal vez fuera cierto, me había dado su palabra y una historia triste para ablandarme, pero no pondría las manos al fuego por ese bastardo. ¿Cómo hacerlo? Se enfrentaba a Jack y era mucho más peligrosa que cualquier promesa que él hiciera.
- te arriesgaste mucho en esa misión. Cuando te vi volver en ese estado… No miento, mis ojos se llenaron de lágrimas. Entendí el que tuvieras miedo de regresar con las manos vacías pero al verte así, en serio lo comprendí. – dijo girándose a verme de una manera tan afligida que tuve que mirar hacia otro lado.
Me encogí de hombros sencillamente, solo de recordar eso me daba dolor de cabeza. Pero Mells se veía bastante interesada ahora y no se sentía como algo malo contarle, o ser un poco menos agresiva con alguien. Ambas estábamos cansadas por algún motivo.
- La excelencia lo es todo, si no soy eso entonces ¿que soy? ¿Qué valgo? Me entrenaron para ser mucho más que eso.
- no iba a ser tu culpa que falláramos, esa misión estaba maldita de todas formas. – se encogió ligeramente de hombros acomodando su postura. – al menos los chicos tienen una mejor opinión de ti, que antes.
- ¿Segura? – enarqué una ceja, mostrándole lo muy incrédula que estaba sobre ello.
Se lo pensó unos segundos antes de desistir.
- ok, pongámoslo de esta manera: ¿Que es la excelencia para ti?
Le di una miraba dejándole en claro que no utilizara su psicología conmigo pero ella solo atacó mis balas con una dulce sonrisa. Pero eso no hizo que le diera respuesta alguna, no la tenía.
Tratar de evocar una, era traer a Jack de regreso a mi cabeza, desde donde nunca se había ido del todo y tal vez nunca lo haría. Seria recordar todas las hazañas monstruosas que había cometido para convertirme en ese ser “Excelente”.
Mells entendió que luego de unos minutos de no darle respuesta, tal vez no tuviera ninguna. Y suspiró pesadamente recostando su cabeza en la pared detrás de ella y relajando sus hombros.
- ¿Quieres saber por qué empecé a estudiar medicina? ¿Por qué no escogí el camino del guerrero?
- Por qué… ¿Eras buena en eso?
- No, en absoluto. – frunció el ceño. Bajó la miraba hacia sus brazos suspirando pesadamente haciendo que se viera muy ligera, casi vacía mientras corría sus mangas descubriendo dos cicatrices en cada una de sus muñecas. Estaban desvanecidas por la curación rápida en su sistema pero todavía podía apreciarse la piel irregular y un tono más claro sobre sus muñecas.
- Yo tenía la suerte de vivir cómodamente, sin miedo a las infecciones o las tragedias de la muerte, hambre o guerras. Abusé tanto de esa suerte, la derroché tanto, que cuando me di cuenta ya no estaba tan alto como pensaba y cuando te quedas en la calle sin nada empiezas a encontrarte con una sola cosa: contigo misma.
Hizo una pausa como si le doliera recordar eso y se rascó inconsciente las cicatrices.
- Yo…Me drogaba, tanto que tenía los brazos tan verdes por los pinchazos de aguja que a veces no los podía levantar, y no fue fácil recuperarme de ello, me llevó tres intentos en rehabilitación y 5 años de pura ansiedad. Era joven aun pero igual, no podía soportarme a mí misma. Te podrás imaginar; cargar con lo que había hecho de mi vida. Solo tenía un camino y no era el que deseaba: Empujarme hacia arriba. La reformación fue dolorosa y nunca pude recuperarme por completo, les deseé el mal a todos a mí alrededor, me odiaba tanto y odiaba tanto todo lo que me rodeaba que nunca dejé de caer.
- vivía en ese entonces en un asilo para personas desamparadas sintiendo el consuelo de que no era la única que buscaba su auto- destrucción pero a la vez sintiéndome asqueada de repetir la misma escena de vómito, ansiedad y dolor que veía en los otros.copy right hot novel pub